Como podemos esperar, en la sociedad romana tradicional la mujer normalmente estaba sometida a su padre o a su marido y carecía de derechos políticos. No solía recibir educación superior y estaba destinada a ocupar su lugar en el hogar, al cuidado de los hijos.
La discriminación llegaba hasta el punto de que no solía tener más que un nombre. No necesitaba "apellidos" puesto que al no salir de su círculo familiar no tenía el problema de que se la confundiera con otra persona, como sí ocurría en el caso de los hombres y sus tria nomina.
Para los romanos, sin embargo, la mujer tenía un papel fundamental, por lo que las matronas romanas eran muy respetadas e incluso veneradas con fiestas en su honor como las matronalia.
Las matronalia, celebradas el 1 de marzo, estaban dedicadas a Juno Lucina -la que da luz-, diosa de los partos, la maternidad y las mujeres en general. De ahí extrapolamos qué dotaba a las mujeres romanas de importancia: eran las encargadas de traer nuevos romanos al mundo.
El matrimonio era fundamental en tiempos arcaicos, aunque con el paso de los siglos, la norma se fue relajando hasta convertirse en algo poco importante durante el Imperio. Entonces solo una de cada tres parejas llegaba a casarse. La mayoría eran parejas de hecho.
La edad mínima legal de las niñas para casarse era de doce años, cuando solían tener su primera regla y ya eran viripotens -capaces de "recibir" a un hombre-, y de catorce para los niños. Aun así, la mayoría de las mujeres se casaban entre los quince y los dieciocho años.
Legalmente una mujer podía divorciarse con tan solo comunicarlo al marido a través de un documento de repudium. Pero, de no existir acuerdo, los hijos de la pareja siempre quedaban con el padre, lo que hacía que muchas mujeres decidieran no divorciarse para no perder a sus hijos.
A pesar de todo, la mujer desde época imperial llegó a tener un alto grado de libertad y gran consideración dentro de la familia gracias a ciertos avances en la sociedad propiciados por algunas mujeres fundamentales como la emperatriz Livia.
Livia formó con su marido, el emperador Augusto, una de las parejas de poder más importantes de la historia. Se casaron no solo por conveniencia, sino por verdadero amor -algo poco común en la época- y llegaron a gobernar juntos el mundo romano.
Aun así, esto era algo demasiado avanzado para su época y muchos hombres de poder no podían soportar la idea de que una mujer llegara a compartir tal cantidad del poder de su marido. Fueron autores misóginos como Tácito los que dejaron por escrito su odio hacia ella.
Fue así como surgió, a posteriori, la mala fama de malvada e incluso envenenadora que ha perseguido a Livia a lo largo de la historia. Por suerte, la investigación actual la ha liberado de haber asesinado a los herederos de Augusto e incluso al propio emperador.
Livia fue una de las mujeres que tuvo el privilegio de liberarse de la tutela muliebris, por lo que tenía la capacidad de disponer de su propio patrimonio sin que su marido tuviera ningún control sobre él. Ella llegó a ser una gran terrateniente y benefactora del pueblo romano.
Desde entonces cada vez más mujeres de clase alta consiguieron ese mismo estatus por el que podían disponer de su dinero, salir sin su marido y compartir la autoridad con el Pater Familias.
Desde la óptica actual diríamos que se redujo el machismo a costa de mantener el clasismo
A pesar de todo, a historia ha vilipendiado a muchas mujeres romanas de clase alta, las únicas que desgraciadamente han conseguido llegar a los anales -en gran parte "gracias" a sus maridos-.
Casos como los de Agripina, Mesalina o Popea nos muestran cómo la misoginia de los autores clásicos ha podido más que la realidad, relacionándolas siempre con la conspiración o la licenciosidad sexual. La realidad -muy distinta-, había quedado enterrada hasta hace muy poco.
Con el avance del Imperio y con el modelo de Livia y Augusto en mente, surgieron otros ejemplos de parejas de poder compartido como fue el caso de Julia Domna y Septimio Severo. Ella fue apodada incluso Mater Castrorum, por su papel en la administración militar y política.
Sin embargo, hay una gran mayoría de mujeres, que acompaña a otra similar de hombres, que siempre han quedado olvidadas. Todas aquellas que no fueron "importantes" para las crónicas pero que con su esfuerzo y su trabajo levantaron día a día el peso de la sociedad romana.
Por ellas hay que seguir investigando y divulgando cada día la historia de la antigua Roma, para que quienes heredamos el mundo que ellas nos legaron sigamos adelante siendo conscientes de lo que hicieron por nosotras y nosotros.
No tengo palabras para describir el impresionante hallazgo que se acaba de producir junto a la ciudad de Pompeya.
Se trata de un carro ceremonial romano de cuatro ruedas en perfecto estado de conservación.
Creo que voy a llorar de la emoción de poder ver algo así. #HiloRomano
El hallazgo se produjo el pasado 7 de enero en una zona conocida como Civita Giuliana, al norte de Pompeya, que lleva unos años en excavación después de que las autoridades detectaran túneles realizados por expoliadores que estaban destruyendo y robando el patrimonio.
Los restos forman parte de un conjunto arqueológico en el que en 2018 ya aparecieron los cuerpos de unos caballos todavía con sus herrajes puestos.
Es increíble pensar que esos mismos caballos pudieron ser los que condujeron el carro que se ha hallado ahora.
Aunque no lo creas, recientes estudios arqueológicos han demostrado científicamente que existe la posibilidad de que algunos dinosaurios convivieran con los roma...
No, para el carro, no va por ahí (aunque la ucronía sería graciosa).
Sigue leyendo, te prometo que merece la pena
Aunque no convivieron (lógicamente), en este hilo sí vamos a hablar de dinosaurios, otros animales prehistóricos extintos y romanos.
En concreto de Tiberio, el primer emperador paleontólogo (que no paleólogo😉) del mundo.
Como sois varios los que me habéis enviado este hilo de @alcachofit4, voy a matizar algunos aspectos técnicos que contiene y de paso aprovechamos para hablar de peinados femeninos en la antigua Roma.
Lo primero y realmente casi lo único que debo criticar de este hilo es que hay que tener más cuidado con las afirmaciones rotundas que no están basadas siquiera en lo que dice la propia investigadora en cuestión.
Es cierto que son pocos estudios sobre el tema, algo que tiene que ver con las tendencias de la academia que, por suerte, poco a poco van cambiando según acceden a ella personas con mentalidades más abiertas.
Fuego griego es una denominación genérica y ciertamente ambigua de un arma que los propios romanos de oriente (los mal llamados bizantinos) conocían como fuego líquido (ὑγρὸν πῦρ) pero también como fuego marino o fuego romano (recordemos que ellos seguían siendo romanos).
Incluso recibe en algunas fuentes el nombre de fuego medo, porque para elaborarlo se usaba aceite persa.
Este fuego, que parece que ardía incluso en el agua, era un arma muy poderosa que en su forma más canónica apareció a finales siglo VII, atribuida a un tal Kalinikos.
Hoy en el 49 a. C. Julio César dio el paso más importante de su vida cruzando el río Rubicón al volver de la Galia, declarando en la práctica una guerra civil.
Y lo hizo con una famosa frase que la tradición no ha transmitido todo lo bien que debería... #HiloRomano #IactaAleaEst
El río Rubicón, situado al norte de la actual Italia, a mediados del siglo I a. C. era la frontera natural que separaba la provincia romana de Italia de la Galia Cisalpina.
Ninguna legión romana podía cruzar esa frontera simbólica sin antes desarmarse.
El Senado romano, especialmente influido por Catón el joven, trató de eliminar el poder político y militar de César. Así se convertiría en un privatus, un ciudadano corriente al que podrían juzgar.
El honor de ser el primer romano inmortalizado en vida en una moneda, concretamente en una serie de denarios de plata, la tiene Julio César y lo consiguió en el año 44 a. C., poco antes de que fuera asesinado en las idus de marzo.
Pero, ¿por qué hasta entonces nadie lo hizo? 👇
Colocar la cara de César en una moneda era algo que estaba totalmente prohibido en la antigua Roma.
Hasta el 44 a. C. las monedas romanas solo habían representado personajes divinos o antepasados ya fallecidos de los magistrados que se encargaban de las acuñaciones de cada año.