Después, la vida le depararía 4 o 5 momentos importantes.
Dejadme que os los cuente.
Con 23 años ganó el prestigioso premio Akutagawa, por su relato "La presa".
En 1963 esperaban su primer hijo. Kenzaburō tenía entonces 28 años.
El bebé nace con una hidrocefalia severa. Hay que extirparle un bulto enorme adherido a su cráneo.
La operación es a vida o muerte.
Es la gente de allí la que acaba animándole a él, y no al revés.
Es una especie de flor preciosa (en palabras de sus padres)
Un día descubren que el niño reacciona levemente al escuchar cantar a los pájaros.
En ellos, se escucha el sonido de un ave y una locutora dice el nombre a continuación.
El niño se entusiasma.
- Rascón - dice Hikari.
Lo es. Un rallus aquaticus
Su padre no da crédito.
Es la primera vez que se comunica de forma verbal con su padre.
Cuando descubre la música clásica vuelve a apasionarse.
Carece de coordinación física, toca con gran dificultad, sin embargo se concentra al máximo.
Le pide que apunte en una partitura lo que vaya tocando por su cuenta.
La maestra lo toca, sonríe e imagina que es una transcripción de Mozart o Chopin.
Pero no. Es suyo. Es una composición propia.
Empieza a ser un adulto capaz de expresarse y de aprender otros conceptos relacionándolos con la música.
Salió al mercado en 1992 y vendió 80.000 copias
2. Nomina a 6...
Este es el segundo disco. Si no me equivoco, vendió más todavía.
En el que también brillan las acuarelas de su mujer, Yukari.
Su canto es el recuerdo de aquel enorme descubrimiento.
Lejos un trino.
El ruiseñor no sabe
que te consuela.
FIN
Conozco la historia porque se la escuché hace poco a @sbernues
Su pasión al contarla fue muy inspiradora.
El efecto de una buena historia suele ser ese, salir corriendo a contarla.)