A poco de que el PSOE cree una "Comisión de la Verdad" que establezca una "versión oficial" de la Historia (palabras suyas), creo conveniente contar lo que pasó en Paracuellos en el otoño de 1936 (Hilo va ↓)
El 4 de septiembre de aquel año, Largo Caballero asume el gobierno de España. Comunista y estalinista, conviene recordar el discurso que tan sólo tres años antes había dado cuando perpetró el golpe de Estado contra la república en el 34 para conocer al personaje en cuestión. 
Eso sí, tan sólo dos días después ordena trasladar el gobierno de Madrid a Valencia por temor a ser capturado. Así pues, el día 6 de noviembre el gobierno abandona la capital, que queda en manos de la llamada Junta de Defensa de Madrid. Antes había armado "al pueblo", o lo que
es lo mismo, a las Juventudes Socialistas Unificadas; (una organización juvenil formada por las juventudes comunistas y del PSOE (que, a esas alturas, era un partido totalmente bolchevizado).
Era estos jóvenes armados los que, en la práctica, detentaban el poder fáctico en las calles de Madrid. En sus filas se encuentra un joven de veintiún años, militante del PSOE hasta el mismo día 6 de noviembre, que se pasa al partido comunista; Santiago Carrillo.
Ese mismo día es nombrado Consejero de Orden Público. Un reportero soviético del PRAVDA, llamado Mijaíl Koltsov, que se suponía que estaba cubriendo la guerra, pero que en realidad era un agente del NKVD (precursor del KGB) y tenía línea directa con Stalin, le
propone a Carrillo no aplazar más la "revolución". España debía ser, al finalizar la guerra, una república socialista. Para ello había que eliminar a los "elementos hostiles"; militares, abogados, escritores, intelectuales o cualquiera sospechoso de oponerse
a la dictadura del proletariado. Se comienza, por tanto, con los presos de las cárceles de Porlier, Modelo, San Antón... Las primeras "sacas" de fusilados se producen el 7 de noviembre, tan sólo un día después de que se constituyera la Junta de Defensa, lo cuál denota las
prisas y ansias con que operaron. Pronto, no sólo fueron presos (la mayoría encerrados por cuestiones políticas, como el caso del dramaturgo Pedro Múñoz Seca) sino que pronto se sumaron a esas sacas gente retenida en las numerosas checas que poblaban Madrid.
Es por ello que 276 de los fusilados identificados fueron menores (el más joven, Samuel Ruiz Navarro, sólo tenía 13 años). Eran trasladados en autobuses municipales como los de la imagen, y pasaban controles en al menos tres poblaciones, antes de llegar al siniestro destino.
Esto hace imposible creer que el gobierno no era, como mínimo, conocedor del genocidio "revolucionario" que estaba teniendo lugar en Madrid (y que tuvo ecos en otras ciudades controladas por el Frente Popular). Y más cuando el anarquista Melchor Rodríguez, delegado de prisiones,
intentó detener las sacas, y fue obligado a dimitir el día 14 de noviembre. Volvió a asumir el cargo el día 4 de diciembre y, esta vez sí, consigue detener las sacas "con gran riesgo de su vida", como consignan algunos testigos.
El balance fue terrible; al menos 2.500 fusilados (aunque pudieron ser muchos más). Las cifras totales del Terror Rojo sólo en Madrid ascendieron a 20.000 (según estimaciones de Paul Preston).
Error en el hilo: el 4 de septiembre, Largo Caballero asume el gobierno de España, y abandona la capital el 6 de noviembre, por lo que no fue dos días después, sino dos meses.
