Thread by @Paseante44

Buenos días. Cuando se nos va un artista de la talla de Montserrat Caballé, el duelo general se extiende mucho más que el conocimiento de su obra. Es normal. Como yo sí que la conozco un poco, voy a poneros algunos momentos que ayudan a entender su legado.

La historia de su irrupción se ha contado mucho estos días. 1965, Lucrezia Borgia en el Carnegie Hall. La gran Horne, embarazada, cancela y llaman a una poco conocida Caballé. Delirio en el estreno. Al día siguiente el NYT titula "Callas+Tebaldi=Caballé".

¿Qué fue lo que volvió locos a esos neoyorquinos? Una técnica de repiración estupefeciente, una manera sobrenatural de flotar las notas, agudos emitidos con un hilo finísimo de voz que no se quiebra jamás.
En esta "Maja y el ruiseñor" está todo.

Pero esta cantante excepcional no había salido de la nada. Desde 1954 había estado haciendo repertorio en plan estajanovista en teatros de compañía estable.
Gracias a ello estaba en condiciones de cantar Strauss como en este prodigioso trío de 1966.

Aunque su repertorio es amplísimo, en seguida se establece como reina del bel canto. Nadie ha cantado a Donizetti, Bellini y Rossini como ella. Sus reinas de Inglaterra quedan para la historia.
Este "Vivi ingrato" es de arañarse la cara de belleza

Como el video anterior se detiene antes de la cabaletta, os la pongo en esta versión brutal en directo en el Liceo, donde emerge la fiera salvaje que llevaba también dentro.
En los créditos aparece un tal Bernabé Martí.

La ópera es lo que tiene. Si un tenor buen mozo te hace tilín y todas las tardes te canta al oído "Bimba dagli occhi pieni di malia", al final pasa lo que pasa.
Escuchadlos: no será el mejor tenor del mundo pero la electricidad compensa.

Una diva que se precie tiene que dar miedo en ocasiones, en la vida real y en escena. Esta Maria Stuarda revolviéndose de orgullo ante su enemiga está fabricada, sin duda, con material de entre bastidores.

El rol de Liù, delicada, sufriente, capaz de amor infinito, parece escrito para su voz. Liù es la robaescenas por excelencia, y Montse le ha levantado el éxito limpiamente a más de una Turandot musitando "Principessa, l'amore"
Escuchen la ovación

Qué envidia inmensa, por cierto (septiembre 1965), de estos bonaerenses que habían contratado a una desconocida para su temporada de 1965 y se encuentran con esta Montse triunfante recién llegada de Nueva York.

Grandísima en los roles verdianos que cuentan de verdad, aquí la vemos levantando un prodigioso monumento al canto en un lugar propicio a la magia, el teatro romano de Orange.
Leonora requiere tres sopranos en una, es decir, Caballé.

El tercer acto de Traviata lo cantamos bien todas, dijo una vez, estupendamente diva. Es cierto que las agilidades del primero no están al alcance de las voces grandes, dramáticas que requiere, por otra parte, el papel.

Seguimos en el Liceo, 1973. Este Amami, Alfredo que revienta todas las costuras pudo ser el de la historia que le contó ella misma a Terenci Moix: "te vi allí, acurrucadito en la butaca, llorando como una magdalena, y no me podía aguantar la risa"

Y el tercer acto, que lo cantarán bien todas, sí, pero ella cincela una pieza de dramatismo descarnado como muy pocas. Se ha sido muy cicatero con la gran actriz de la voz que fue Caballé.

Dicho todo esto, hacia el final del Sempre Libera, justo antes de que entre Carreras desde fuera, se come una escala porque sí.
Y el Amami Alfredo es más bien Aaaaaaaami.
Nunca fue muy rigurosa, ella, y si tenía que cantarlo todo con la a para redondear el agudo, allá que iba.

Actriz, decimos, soberbia, siempre que el director de escena no le pidiera revolcarse por el suelo o trepar por las paredes. Véanla en este fragmento hablado, una diva interpretando a otra. La voz. La voz.

Volvemos al lugar de la magia. Teatro romano de Orange, 1974. Sopla un mistral imposible que hace pensar en suspender. Montserrat sale, velos al viento, y se para el tiempo.
Basta este momento de absoluta belleza para entender lo irrepetible que ha sido.

En este dúo el foco de los comentarios recae, con justicia, en un apabullante Carreras (atentos al sobreagudo de ambos al final). Su emparejamiento al final de los 70 dio lugar a tardes gloriosas.

Y sí, amics, conozco las miserias del Clan Caballé en esa época, pero no es el día, así que agradeceré que se ahorren los comentarios al respecto.

Nos habíamos dejado a la tercera reina, Anna Bolena. Este concierto de París es una joya todo entero, benditos quienes lo vieron.

Y cómo olvidarnos de su Pirata. Esta escena final lo tiene todo.

Aunque las agilidades endiabladas de Rossini no son del todo propicias a una voz grande como la suya, su sentido de la belleza pura del canto habría gustado al maestro. Aquí, un choque de translánticos con la inmensa Marylin Horne.

En pleno Rossini Renaissance, participó en la legendaria gira del Viaggio a Reims con Abbado y una troupe de cantantes estelares de los ochenta. El mítico buen rollo entre ellos puede verse en este bis.

Hay una historia que termina con Montse tirándole una manzana a Abbado en plena representación. Tengo que buscarla.

Es cierto que en los ochenta se va notando cierta decadencia vocal, un recurso exagerado a los viejos trucos y, según los días, algo de dejadez. Pero vaya, os cambio a la Montse de 1986 por diecisiete sopranillos de ahora, sin mirar.

Yo no tuve oportunidad de verla en directo hasta finales de los ochenta, en recitales con piano. Y luego, en la memorable gala lírica del 91, en el Maestranza.
Se me ponen los pelos de punta de recordar este Pleurez mes yeux.
Decadencia tu puta madre.

Quiero pensar que se oyen mis berridos al fondo.

El recorrido acaba aquí, pero esta tarde os pondré algún ejemplo concreto de maestría vocal y, a lo mejor, hablo de Freddie Mercury.

Prometí decir algo de Freddie Mercury. En el documental que enlazo, muy recomendable, hay un momento glorioso. Mike Moran, de Queen, recuerda el día que Freddie llegó agobiado: voy a cantar con una gran señora, tengo que comportarme, no puedo hacer el cafre como siempre.

Eso fue antes de conocerla. Bastó un minuto de ensayo para darse cuenta de lo que es una diva desencadenada: Freddie se volvió a la banda y les dijo: tíos, hay que ir con todo, esta se nos merienda.

A partir del minuto 25:15

Un par de detalles de maestría absoluta para ya despedir el hilo. Hay que agradecérselos a Lohengrin O, seguidlo en youtube.
Esta nota flotada durante 21 segundos eternos, por encima de coro y orquesta, en la plegaria final de Maria Stuarda.
En 2'50''

Y, para terminar, otros 20 segundos sin respirar en los que cabe un universo. Sin subir el volumen, la voz dibuja un arco que pasa con naturalidad por un do sobreagudo hasta depositarse, ingrávida, en un final inmaculado.
De 1'01'' a 1'21''
Sólo ella.

Acabo de verdad. En Viena, en 2007, apareció como Duquesa de Krakentorp, un papel hablado que se reserva a divas retiradas.
El público vienés la adoraba y acudió a despedirse de ella.
Quiero recordarla así, riéndose, feliz en el escenario, con su gente.

FE DE ERRATAS
En el post donde hablo del Trovatore de Orange se ha colado video de la Lucìa que sale luego repetida.
Este es el que tenía que ir:

FE DE ERRORES (que no erratas).
Mike Moran, me indican amablemente, no pertenece a Queen, estaba en el proyecto Barcelona, que Mercury no desarrolló con su banda.