Cuando los periodistas se preguntan qué tratamiento mediático han de dar a VOX para frustrar su crecimiento electoral, están manifestando saltarse la sacrosanta barrera entre información y opinión. Es decir, están planteándose cómo manipular al lector sin que éste sea consciente
Evidentemente, el lector va siendo cada vez más consciente de esa cada vez más indisimulada manipulación y por eso pasa a buscar “medios alternativos” que les cuenten aquello que los tradicionales les ocultan o les distorsionan.
Curiosamente, se suele culpar a las redes sociales de manipular a parte del electorado, cuando las redes sociales han sido la vía de escape que algunos han encontrado para evitar ser descaradamente manipulados por los medios tradicionales.
La queja contra las redes sociales es, en el fondo, una queja contra la imposibilidad de controlar el flujo de información que recibe el ciudadano a través de medios tradicionales en manos, conscientes o inconscientes, de un statu quo socialdemócrata.
Con esto no quiero decir ni que: a) las redes sociales no transmitan visiones sesgadas del mundo (lo hacen, pero los meidos tradicionales también); b)que el colectivismo de derechas a lo VOX no me parezca, como el colectivismo de izquierdas, un peligro a combatir intelectualmente
Lo que sí digo es que las fórmulas tradicionales para arrinconar y hacer fracasar a una opción política (excluirla o denostarla en los medios tradicionales) ya no sirven y cuanto más traten los medios tradicionales de perseverar en esa estrategia, más se desacreditarán.
Los problemas hay que combatirlos de frente: si hay buenas razones contra VOX (y las hay), expónganse y denúnciense abiertamente y no subrepticiamente en la planificación informativa (y si se hace lo último, sépase que se estará evolucionando a medio-trinchera).
