Thread by @JFitzEdwards

Ha muerto #Zefirelli. DEP. Pero ha sido leerlo en el periódico y recordar a tía Adelita y al Hermano Gabriel, FMS. Para mí, sus dos mayores fans. Así que me voy a marcar un hilo, como se dice por aquí. Y con su manita y todo. 👇

A mí, la verdad, es que Zefirelli siempre me pareció muy pasteloso. Uno de esos directores cuyas películas se pueden recetar a los diabéticos porque se sienten igual que si hubieran merendado media docena de bollos pero no se les dispara el nivel de glucemia.

Bueno, el Hermano Gabriel nos puso infinidad de veces «Hermano Sol, Hermana Luna» y no les digo ya «Jesús de Nazaret». Si no nos hicimos ateos fue por la fortaleza de la fe, como decía Pancho Perales. Bueno, y porque íbamos a verlo a las francesas y las chicas eran monísimas.

En fin, estaba feo. Lo sé. En vez de mirar a la pantalla se nos iban los ojos a la otra parte de la sala. Si es que la adolescencia es así. Entre ver a san Francisco con sus pajarillos y sus cosas y cruzar la mirada con los ojos azules de Marita de las Heras no hay elección.

Bueno, a lo que iba. Que Marita es una dolorosa historia adolescente y bastante pena tenemos con enterrar al bueno de Franco Zefirelli. Que también con ese nombre, a ver si lo sacan en La Sexta esta tarde. Aunque no creo.

En fin. Que estábamos en casa de los abuelos un Jueves Santo –no recuerdo si relucía más que el sol- viendo «Jesús de Nazaret» por la tele. Una forma piadosa de ocupar toda la tarde hasta que salieran las procesiones.

Como ya saben, la película es de larga como Ben-Hur pero sin carrera de cuadrigas, con romanos y judíos pero sin trirreme aunque con barcas de pesca y toda ella muy pastelosa.
Muy de estampita antigua de las asociaciones piadosas que presidía tía Adelita.

Mi abuelo era un intelectual y hombre de profunda fe. Siempre le recordaba a su cuñada que esos Jesucristos rubios de ojos azules y pelo largo y cuidado como de anuncio de champú eran muy poco creíbles. Y ella refunfuñaba y le decía a mi abuela, para mí que es un poquito ateo.

Vamos, que a eso de las siete y cuando Jesús está en el Sermón de la montaña, mi abuela, tía Adelita y mi madre, después de que las llamen las amigas para merendar torrijas con chocolate, deciden bajar a los Oficios de la parroquia y acompañar a don Antonio que está muy mayor.

Cuando vuelven a los horas, ahítas de oración y recogimiento, tía Adelita se apresura escaleras arriba y antes de llegar al salón, viene por el pasillo gritando: «Luis Alfonso, Luis Alfonso, ¿cómo ha acabado la película? Estoy ansiosa por saberlo. Ansiosa, febril y expectante.»

Es que tía Adelita era muy barroca en su forma de expresarse. Y mucho más en cuestiones de fe y religión. Era como compartir la tarde con el padre Ripalda o con San Juan de la Cruz. Pura mística tamizada con el seseo cordobés de toda la vida.

Ante tal pregunta, yo pego un bote en el sofá. Mi padre ni deja de leer, ni mueve un músculo –sigue siendo un crack- y mi abuelo, se retira la pipa de la boca y le contesta: «Se casa con María Magdalena y se asocia con Pedro para construir barcos en la carpintería de su padre».

Tía Adelita, presa del pánico, llora, hipa y grita desolada: «No puede ser, no puede ser, Suárez es comunista y ha secuestrado al rey. Si ya lo decía don Indalecio que fue capellán de la Legión». Y se encerró en su habitación a llorar.

Mi abuelo reía entre dientes mientras mi abuela le reprendía recordándole que tía Adelita ayunaba toda la Semana Santa y estaba muy débil. Y creo recordar que mi padre esbozó una media sonrisa. Dos o tres veces le he visto hacerlo en la vida.

Hasta bien entrado el Sábado de Gloria no lograron convencerla de que la película terminaba siguiendo la historia sagrada que relatan los Santos Evangelios. Un año estuvo sin hablarle a mi abuelo y otro más hablandole de usted y llamándole señor Ximénez-Portocarrero.

Desde entonces, cuando alguien se enfada en la familia se dice que ha montado una carpintería con Pedro para botar barcas de pesca.
Cosillas de los Fitz-Edwards and maternal family.
Les deseo un felicísimo domingo junto a los suyos.