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“La depresión es cuestión de actitud”

“El que se siente mal es por falta de carácter”

Fav y hablamos sobre los mitos en la depresión 😊
Hablemos sobre los mitos en la depresión.

Para hacerlo, un par de claridades que no están de más:

1) la depresión es un tema inagotable, por distintas razones. Una de ellas, por su recurrencia. La depresión puede presentarse como un episodio, una comoborilidad, un síntoma.
2) en psicología, como bien lo indica el Dr. Joaquin, no existen “verdades irrefutables” (). La revisión que vamos a realizar sobre mitos, se fundamentará desde la evidencia.

Esto quiere decir, vamos a revisar los efectos que tiene decir “se positivo”.
Una vez aclarados esos dos puntos, empecemos por algo que se ha discutido en esta cuenta antes: la depresión no es cuestión de actitud. Nadie decide estar deprimido.

Esta premisa es clave, porque mucha gente se abstiene de buscar ayuda al encontrarse con estos obstáculos.
Hace un tiempo, hice una pequeña recopilación de lo que NO se le debe decir a una persona que refiere sentirse mal y quiere buscar o está buscando ayuda.

Estos mensajes desestimulan cualquier pedido de ayuda que una persona quiera hacer.

¿Por qué? miremos razones. Si nos centramos en los síntomas, quizás lo más importante a considerar es que la depresión NO es sinónimo de estar tristes.

Es decir, hay personas que pueden procurar continuar con su rutina y estar pasando por una depresión

Revisemos la evidencia. De acuerdo a la @WHO, actualmente el 4.4% de la población mundial sufre de depresión. Esto quiere decir aproximadamente 300 millones de personas la padecen. Adicionalmente, está catalogada como un trastorno altamente recurrente junto a la ansiedad.
@WHO Ahora bien, ¿cuántas personas han recibido ayuda y están siendo tratadas actualmente?

No existe una respuesta clara al respecto. La evidencia nos enseña que muchas personas no reciben ningún tipo de ayuda. También sugiere que en los casos más graves, puede derivar en suicidio.
Un artículo de enero/2019 de la revista @PsychToday es claro al afirmar que si no se padece de depresión es muy posible que conozcamos a alguien que si. Esta afirmación nos permite dilucidar la magnitud de una enfermedad que, de acuerdo a la OMS, es un problema de salud pública.
Adicionalmente, la evidencia nos muestra que la depresión no discrimina edad. Esto quiere decir que puede presentarse en cualquier momento de la vida. Un niño puede sufrir de depresión tanto como un adulto o un adulto mayor.

¿Qué puede ocasionar la depresión?
No hay forma de dar una respuesta concreta a esa pregunta. Las investigaciones realizadas arrojan tantas causas como personas. Esto no es fortuito, como referí previamente, puede presentarse como un episodio derivado de una experiencia traumática (twitter.com/DrJoaquinMateu…).
También puede ser una comorbilidad (es decir, la posibilidad de presentar dos enfermedades al mismo tiempo) o un síntoma.

La OMS realiza una desambiguación importante al momento de hablar sobre la depresión, refiriéndose siempre a “trastornos depresivos” (deppresive disorders).
Esto permite diferenciar, por ejemplo, un episodio depresivo de un trastorno depresivo mayor o un síntoma derivado de un trastorno afectivo bipolar o un trastorno esquizoafectivo.

En casos comunes, permite reconocer síntomas que puede presentar una persona.
Es aquí donde los mitos empiezan a aparecer (el tema de hoy).

Los síntomas más recurrentes de la depresión son sentimientos de tristeza y minusvalía, pérdida de interés, sentimientos de culpa, alteración del sueño y el apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.
El tema es que una persona no presenta todos los síntomas y aquellos que llegue a tener, no se darán al mismo tiempo.

De hecho, una de las dificultades para identificar si se está atravesando por un episodio depresivo es, precisamente, identificar los síntomas.
Cuando una persona se siente desmotivada, que no le rinde el tiempo, que siempre está cansada… empieza a buscar mil razones que puedan dar sentido a lo que está experimentando.

En este punto, empieza a hacer uso de su red de apoyo.
¿Cómo? Una de las formas más comunes es diciendo cosas como “últimamente me siento sin ganas de…" o "siento que me falta algo…”

La respuesta que reciba de su entorno es clave. Puede determinar cuál es el paso a seguir.

“¿Está bien contar lo que estoy viviendo?"
Acá me quiero detener para hacer una precisión: no todas las personas con depresión requieren el mismo tipo de tratamiento.

Por eso, no se puede hablar de una “receta” para atenderla. Como tampoco de un mecanismo único para identificarla.

La OMS va más allá al decir que no todas las personas con depresión requieren de tratamiento (refiriéndose, por supuesto, a atención por psiquiatría o psicología).

Aquí está en juegos los mecanismos con los que cuenta una persona para afrontar una situación adversa o dolorosa.
Pero esto no debe confundirse con inhibirse de pedir ayuda si así lo sentimos o lo queremos hacer.

En este punto, voy a referirme una vez más a la empatía. No existe algo más valioso que sentirse escuchado, especialmente en momentos díficiles.

Por eso, lo peor que podemos hacer es invalidar la experiencia del otro. Más aún, desde la evocación de espacios comunes. Esto resulta doloroso para quien está buscando entender qué esta ocurriendo con él.

Cuando decimos que la depresión NO es una cuestión de actitud, ni de falta de “dios”, ni es debilidad de carácter, es precisamente porque estas expresiones refieren a esos espacios comunes que la persona afectada YA conoce. Bien sea que los acepta o no.

¿Para qué recordárselos?
Tengamos presente: pedir ayuda es uno de los actos que más nos cuesta, pues está en juego todas nuestras inseguridades. De ahí que, cuando alguie solicita nuestra ayuda, es válido mirar cómo y qué podemos hacer, recordando que NO debemos tener siempre “la respuesta".
Lo importante es no emitir juicios de valor. Los espacios comunes están llenos de prejuicios, de los “deberían ser” que una persona con depresión NO necesita recordar.

La invitación es a dejar de pensar la depresión como una cuestión de actitud. No es falta de positivismo.
Esto implica reconocer que cada experiencia es única, que las comparaciones son odiosas y sobre todo, entender que la depresión no es sinónimo de “echarse a la pena”. Por tanto, hay que eliminar todo prejuicio frente a lo que creemos que es y cómo funciona.

Gracias por leer :)
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