Thread by @GIGANTESVintage

¡Hola! Aquí @bujacocesto de nuevo. Completamos el hilo de ayer sobre el regreso de Sevilla a la @ligaendesa con otro similar: un 'revival' del Cajabilbao, el primer club del 'Botxo' que llevó a la ciudad a la élite (1985-1991). Aquí van 25 de sus jugadores más significativos.

Joe Kopicki (85-88, 91-92). Importantísimo para subir en 1986 y un pilar en los primeros años en ACB, aunque su segunda etapa, en el intento de reconquista de la élite en 1992, terminó en desastre.

Darrell Lockhart (86-88). Pareja perfecta de Kopicki durante dos años. Ambos se entendían a la perfección e intercambiaban posiciones con facilidad. La principal característica en común que tenían era la inteligencia.

Toñín Llorente (86-87). En la primera temporada ACB el club le dio las riendas al menor de los Llorente, que demostró que podía ser también un buen director en la máxima categoría tras años en Primera B.

José Manuel Cabezudo (86-89). Un buen jugador de equipo de la cantera maña que también se ganó la vida decentemente en sitios como Lugo. No necesitaba mucho el balón para sentirse importante.

JJ Davalillo (84-89). Probablemente, el jugador ‘de la casa’ más querido de aquella época. Implicación máxima, por descontado. En el futuro también sería una pieza clave como gestor.

Javier Lafuente (86-89). ‘Chinche’ formó pareja con Toñín la primera temporada y después ya pasó a ser el director de juego principal. Un jugador muy fiable, de los que evitaba los problemas.

Chus Llano (86-88). Prototipo de complemento de la época. Con una gran fama de buen compañero, su papel se redujo a echar una mano en el juego exterior y aportar veteranía.

Román Carbajo (84-87: 88-92). El gran pívot de la cantera local debutó muy joven en Primera B. Tras su cesión en Lugo (87-88), tuvo muchísimos minutos en La Casilla y llegó a asomarse a la selección.

Aitor Zárate (87-88; 89-91). Mejor en su segunda etapa que en su primera. Tras el basket, tuvo fama de ‘gurú’ del mundo financiero, pero hace poco se publicó que era buscado por estafa.

Alex Etxebarria (87-92). Un caso difícil de imaginar hoy en día: pasó de un club pequeño como el Tabirako, de Durango, a jugar en ACB con el Cajabilbao. De una técnica individual exquisita, no llegó a explotar.

Wallace Bryant (88-89). Bastante decepcionante lo suyo después de haber dejado buena impronta en Huesca y Barcelona. Grandísimo (2,14), pero algo blando. Nacido en la base norteamericana de Torrejón.

Juanma Iturriaga (88-90). ‘El Palomero’ escogió acabar su carrera en su ciudad natal, sin sitio en el Real Madrid tras la llegada de Drazen Petrovic. Estuvo en el ojo del huracán, como le gustaba, y se retiró pronto.

Eugene McDowell (88-89). Bastante más duro que Bryant, era un tipo muy cumplidor tanto en la defensa como en el rebote. Fallecido en 1995 en extrañas circunstancias: de un infarto en una discoteca.

Mark Simpson (89-91). Venía con fama de anotador desde Italia y en La Casilla lo confirmó. Fue un adelantado a su tiempo con el uso masivo del tiro de tres puntos. Luego en el Real Madrid fue un pre-Jaycee Carroll.

Granville Waiters (89-90). Suele recordarse con sarcasmo su físico inhabitual, calvo y con barba. Seguramente era un pívot demasiado especialista para un equipo así. No terminó la temporada.

Koldo Mauraza (84-86, 89-94). Dos etapas en el club haciendo de todo. Atesora el dato de ser de los pocos que ha jugado en la élite en las tres capitales vascas. Acabaría como presidente del Bilbao Basket.

Vicente Gil (89-90). A muchos les extrañó que ya con 35 años un base clásico en el Estudiantes aceptase la oferta vasca. Ya no era un director de juego tan dominante como entonces, pero le sobraba materia gris.

Tom Gneiting (89-90). Fue el sustituto de Waiters durante un puñado de partidos. Americano habitual en la Primera B, en ACB también podía cumplir si no se le daba mucha responsabilidad ofensiva.

Kevin Holmes (90-91). Seguramente no se le puede culpar del descenso. Sus números rondaron las dobles figuras y era un tipo fuerte que luego también lo haría decentemente bien en el Lliria.

Pepe Alonso (90-92). Uno de esos bases brillantes y efectivos que abundaban en España en los años 80. Eso sí: cuando llegó a Bilbao su mejor época, la de Valladolid, ya había pasado.

Iñaki Zubizarreta (90-94). Simpático y con una personalidad diferente, Zubizarreta se crió en la cantera vizcaína y vivió la transición del Cajabilbao desde el descenso a los tres años de Primera B.

Quique Azcón (92-93). Merece la pena mencionar al ‘Tyrone Bogues’ del baloncesto nacional con su 1,67. La falta de altura la suplía con una endiablada velocidad y muchísimo ingenio.

Shaun Vandiver (92-93). Las fotos de la época no le retratan como el jugador orondo que impartió lecciones en el Estudiantes posteriormente, sino como alguien más fino. Conocía el juego a la perfección.

Edu Piñero (92-94). Fue una gran promesa en el Español y luego en el Granollers. En Bilbao lo hizo bien contribuyendo al ascenso (no consumado) de 1992. Escolta de raza y con muchos recursos.

Pepón Artiles (92-94). El ala-pívot canario era un escándalo en Primera B, una de esas máquinas de acumular estadísticas sin aparente esfuerzo. También protagonista del ‘no ascenso’. Luego el club desapareció.

Hasta aquí llegamos por hoy. Espero que os haya gustado, sobre todo a 'locos' del basket bilbaíno como @minte1974 , @7LARRA7 y demás 'cracks' de la zona. ¡Aúpa!

Qué os ha parecido este paseo por la historia @CDBILBAOBASKET? ;))