Un día me acerqué y le pregunté: ¿Qué? ¿Ha habido suerte?
Abro el #hilodelaLotería
—¡Otra vez hijo! ¡Otra vez!
–Todos los días me toca
—¿Cómo que todos los días? ¿Pero será la devolución lo que le ha tocado?
—¡Fíjate lo que dice este hombre Manuel!, grité llamando la atención del vendedor tras el mostrador
—Es muuuuyyyy fááácil, contestó.
—Hombre, yo... No le voy a engañar. Cuando salgo de la administración de lotería me dirijo luego a la capilla del Cristo de los Milagros y le echo un ruego
¿Dice que reza después de comprar el número? ¡Con razón nunca le toca!
—¿Cómo quiere que me toque si no he comprado antes el número?
—¡Ahí es el momento de rezar! De rezar con todas tus fuerzas por encontrar en la calle tirado un billete con ese número.
—Disculpe, pero eso es imposible –continué–. ¿Qué probabilidades hay de que se encuentre usted un billete premiado en la calle?
Si puede escucharte a ti que le pides que te toque el número comprado ¿Quién te dice que no puede escucharme a mí y que encuentre yo mi número premiado?
Qué sorpresa cuando al volver de nuevo la vista a mi interlocutor, este había desaparecido.
Cogí el billete que llevaba en el bolsillo y lo tiré allí mismo, hecho trizas.
— ¡Antoñito! ¡Antoñito! Felicidades, Enhorabuena.
—Pe, pero. ¿Qué dices? ¿Enhorabuena de qué?
—Pues que te ha tocado el gordo. ¡5 millones de euros y un sueldazo de por vida! ¿Dónde tienes el billete? ¿Lo has llevado ya al banco no?
—Venga Antoñito, relájate. Es normal, de la impresión que te quedes fuera de juego.
—Rompí el billete
—Sí, es normal, con el shock de ser millonario que tengas alucinaciones. Venga Antoñito, dime dónde está el billete.
—Pero qué me dices, pero qué me estás contando
—¡Que sí, que lo hice, lo rompí, no quería seguir con esta farsa! Tengo lo que merezco, por haber jugado a ser Dios durante tantos años.
La cara de Manuel era un poema
A Manuel lo escuchaba gritar y blasfemar mientras se alejaba camino de nuevo a su puesto de trabajo. Mientras yo, sentado en el bordillo, trataba de entender que había pasado
Enseguida me di cuenta de qué era. Pude ver una cifra impresa, y ya no podía verlo más porque mis ojos se llenaron de lágrimas.
#Findelhilo