Recibes una llamada perdida rápida de Whatsapp en medio de la noche y listo.
Además, Pegasus es prácticamente indetectable, incluso haciendo análisis forense.
Es decir, seguro hay muchas más infecciones antes de esa fecha, éstas son las que se detectaron en esa ventana.
Por ejemplo, en febrero la FGR le dijo al INAI que “no contaba con bitácoras de uso o registros que dieran cuenta de la utilización del sistema”.
De nuevo, seguramente son más pero es claro que esta tecnología es sistemáticamente abusada.
ONU y CIDH ya le recomendaron a México hacer reformas en este sentido, pero hoy no ha sucedido.
Un alto a estas peligrosas herramientas hasta que no exista una regulación robusta.
1. Clarificar si alguna autoridad federal estuvo o está operando Pegasus.
2. Si no, investigar quién lo está haciendo.
3. Si sí, transparentar aspectos sobre su uso (cuantas licencias se han adquirido y usado).
5. Implementar las recomendaciones internacionales y construir con la sociedad civil el marco jurídico que necesitamos.