#HilosDC6 ⬇️⬇️⬇️
Como diría Hilbert “Nadie podrá expulsarnos nunca del paraíso que Cantor creó para nosotros”.
Por extensión sólo podemos definir conjuntos con un número finito de elementos.
A = { x tales que x es un número natural par menor que 10 }.
Bueno, ¿y cuál es el problema?
Por ejemplo, podemos definir un conjunto cuyos tres elementos sean precisamente los tres conjuntos de números, libros y gatitos que acabamos de ver.
Los conjuntos que cumplen la condición de no ser elementos del propio conjunto se llaman conjuntos NORMALES.
Pensemos por ejemplo en el conjunto de todos los objetos matemáticos. El propio conjunto es un objeto matemático, y por tanto es elemento de sí mismo.
Los conjuntos que se contienen a sí mismo como elemento se denominan conjuntos SINGULARES.
¡Pues ya estamos en disposición de entender La Paradoja de Russell!
Entonces M como conjunto debe ser o bien NORMAL, o bien SINGULAR.
Lo que hemos visto es que M pertenece a M si y solo si M no pertenece a M, lo que constituye una contradicción.
Un libro A puede “incluir” a otro libro B como elemento, si en el texto del libro A se hace referencia al libro B.
Pero, ¿estamos tan seguros? El bibliotecario decide rellenar dos catálogos, uno para los libros normales y otro para los libros singulares. Una vez finalizados los catálogos tiene que decidir en qué estantería colocarlos.
Pero si tachamos esta línea ya no se referencia a sí mismo y sería un libro normal, y debemos moverlo de estantería. Pero…
El hecho de que no encaje en ninguna de las dos estanterías entra en contradicción con que cualquier libro debía de estar clasificado en alguna de las dos.
¡ESTA ES LA PARADOJA DE RUSSELL!
Alfred North Whitehead, colaborador y amigo de Russell diría que “nunca habrá otra vez una alegre y confiada mañana”.