Vuelve a circular el debate de si un golpe con resultado de muerte es homicidio imprudente o doloso. Y como es viernes y estoy contento voy a compartir unos conceptos básicos por si sirve para entender mejor estos supuestos: 👇🏾🧶
En estos casos los juristas decimos que concurre un "error impropio", propiamente un "error en el curso causal".
En otras palabras, la situación "se le ha ido de las manos" al sujeto, de forma que se termina produciendo un resultado más allá del que en principio este deseaba.
En otras palabras, la situación "se le ha ido de las manos" al sujeto, de forma que se termina produciendo un resultado más allá del que en principio este deseaba.
En el anterior CP esto se conocía también como "preterintencionalidad", la cual se aplicaba en determinados supuestos como atenuante. Sin embargo con el CP vigente este supuesto se puede solucionar de 2 formas:
La primera: apreciando en el resultado más grave, en este caso la muerte, un error de tipo, que si fuera invencible (no se podría haber evitado ni con todo el cuidado debido) eximiría de responsabilidad. Si fuera vencible (podría haberse evitado) se castigaría por imprudencia.
La segunda: apreciar un concurso ideal de delitos (una misma conducta da lugar varios delitos) entre el delito doloso intentado (puñetazo efectuado) y el delito imprudente consumado (la provocación finalmente de la muerte).
Ya sabemos las posibles soluciones, seguimos:
Ya sabemos las posibles soluciones, seguimos:
Todo delito debe ser atribuido a título de dolo o imprudencia (siempre que se admita por el CP la comisión imprudente del delito). El fundamento radica en que no es lo mismo hacer "algo malo" porque se quiere hacer que provocarlo "sin querer" por falta de cuidado o diligencia.
Ahora bien, entre dolo e imprudencia hay "grises", para no enrollarme lo más sonado es el "dolo eventual", que sucede cuando el sujeto no pretende directamente el resultado (en este caso la muerte) pero sabe que es muy posible que se produzca con su conducta y no se detiene.
Otra de las cuestiones a valorar es el ánimo del sujeto, ya que si concurrió ánimo de matar (animus necandi) descartaríamos la imprudencia y no estaríamos ante este supuesto, sino ante un solo delito doloso de homicidio.
Pero si la intención fue lesionar (animus laedendi) y el resultado final la muerte si estaríamos ante este supuesto. ¿Cómo se diferencia este ánimo? Pues no es fácil ya que es una cuestión que se surge en la mente del agresor. La jurisprudencia señala unos criterios a valorar: 
En este sentido el juzgador debe realizar un juicio de valor para determinar cuál era el ánimo del sujeto (lesionar o matar) valorando los anteriores criterios y otros relevantes. No es fácil. Y no puede ser lo mismo matar queriendo que sin querer.
Un ejemplo, en un asunto se descartó el ánimo de matar porque quedó constatado que quien propinó la paliza le dijo a la víctima al marcharse que si lo delataba lo buscaría y lo mataría, y nadie amenazaría con volver para matar a quien se tiene voluntad de dar muerte en el acto.
Pero como digo es una cuestión difícil y en muchas ocasiones surgen muchas dudas. Si de la valoración de la prueba el juzgador tiene duda sobre el ánimo que tuvo realmente el sujeto, debería aplicar la máxima in dubio pro reo, en caso de duda optar por lo favorable al acusado.
En cuanto a la penalidad el homicidio imprudente se encuentra en el art. 142 CP, y se distingue entre el causado por imprudencia grave (1 a 4 años de prisión) y el causado por imprudencia menos grave (multa de 3 a 18 meses). Imprudencia leve: despenalizada.
