30 AÑOS DEL ASESINATO DE LOS JESUITAS EN EL SALVADOR
Hay días en la vida de un periodista que nunca desaparecen del calendario mental. Nunca olvidaré que el 16 de noviembre de 1989 era jueves y que estaba en la oficina de la agencia EFE en Río de Janeiro cuando saltó la noticia.
Hay días en la vida de un periodista que nunca desaparecen del calendario mental. Nunca olvidaré que el 16 de noviembre de 1989 era jueves y que estaba en la oficina de la agencia EFE en Río de Janeiro cuando saltó la noticia.
Hoy se cumple treinta años de aquel terrible día:la masacre de los jesuitas de origen pañol Ignacio Ellacuría, Ignacio Martí Baró, Segundo Montes,Amando López,
Juan Ramón Moreno;del salvadoreño Joaquín López y López;del ama de llaves,
Julia Elba y su hija Celina Meredith Ramos.
Juan Ramón Moreno;del salvadoreño Joaquín López y López;del ama de llaves,
Julia Elba y su hija Celina Meredith Ramos.
Ellacuría era rector de la Universidad Centroamericana de El Salvador(UCA)y se había convertido en uno de los principales valedores de la teología de liberación,una corriente de pensamiento que nació en el seno dela iglesia católica latinoamericana tras el Concilio Vaticano II
Algunos sectores conservadores salvadoreños consideraban que la UCA era
un semillero de izquierdistas y creían que la guerrilla «no hubiera existido sin la presencia de los jesuitas en el país», tal como recoge el libro clave de Marta Doggett titulado “Una muerte anunciada”.
un semillero de izquierdistas y creían que la guerrilla «no hubiera existido sin la presencia de los jesuitas en el país», tal como recoge el libro clave de Marta Doggett titulado “Una muerte anunciada”.
La persecución contra los jesuitas había empezado antes del inicio de la guerra civil en 1980. Ya en junio de 1977, doce años antes, un escuadrón de la muerte ultraderechista “amenazó con matar a todos y cada uno de los 47 jesuitas sino abandonaban el país en un mes".
Sólo esperaron tres meses para asesinar al jesuita Rutilio Grande. Ellacuría era
una fuente fidedigna que permitía ponerte al día con unos cuantos minutos de
conversación, pero no le gustaba aparentar. Siempre mantuvo un perfil bajo.
una fuente fidedigna que permitía ponerte al día con unos cuantos minutos de
conversación, pero no le gustaba aparentar. Siempre mantuvo un perfil bajo.
Unos meses antes de que lo asesinaran pronunció uno de sus escasos discursos en un acto ecuménico.Habló de la necesidad de poner fin a aquella guerra civilpero no olvidó recordar que una de las principales causas era el control que un puñado de familias de las tierras más ricas
El funeral fue multitudinario. La presencia del presidente Alfredo Cristiani, vinculado a la extrema derecha, provocó una gran tensión. Iba sin guardaespaldas y ocupó un lugar secundario. Muchos asistentes no pudieron retener las lágrimas. Hubo muchos gritos en su contra
Dos años después de los asesinatos, en septiembre de 1991, catorce militares fueron enjuiciados por este crimen, pero solo dos fueron condenados y puestos después en libertad gracias a la Ley de Amnistía aprobada por la Asamblea Legislativa.
En el año 2000, los jesuitas se querellaron contra el ex presidente Cristiani y los autores intelectuales del asesinato.El 13 de enero de 2009, Eloy Velasco,juez de la Audiencia Nacional de España,se declaró competente para investigar a 14 militares a los que imputa los delitos.
Están incluidos cuatro ex generales, entre los que destaca el que fuera ministro de Defensa, Humberto Larios, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, René Emilio Ponce (que también alcanzó el puesto de ministro de Defensa; así como dos coroneles, tres tenientes, dos sargentos.
El ex presidente Alfredo Cristiani no será juzgado por un delito de encubrimiento al estar exento de persecución universal. La querella fue presentada por la Asociación Pro Derechos Humanos de España y el Centro de Justicia y Responsabilidad, con sede en San Francisco (EE.UU.)
La Audiencia Nacional española dictaminó en octubre de 2014 que los tribunales de España son competentes para investigar por terrorismo y por lesa humanidad el asesinato de los cinco jesuitas de origen español pese a la limitación de la aplicación de la justicia universal aquí.
El asesinato fue atroz. Después de la inhumación de los jesuitas en la capilla de la UCA en noviembre de 1989, el padre José María Tojeira, provincial de los jesuitas, nos recibió a media docena de periodistas españoles. «¿Queréis ver cómo los encontramos?», preguntó.
Me atreví a mirar las fotografías que aún no he podido olvidar. Los disparos fueron hechos a quemarropa y los rostros estaban destrozados. Me fue imposible reconocer
el rostro de Ellacuría, el mismo que unos meses antes había fotografiado en primeros planos.
el rostro de Ellacuría, el mismo que unos meses antes había fotografiado en primeros planos.
El horror de aquellos días fue superado por el vergonzoso comportamiento
del embajador español en El Salvador, Francisco Cádiz. Hizo comentarios
obscenos durante el funeral y tuvo enfrentamientos con algunos jesuitas como
Rogelio Pedraz.
del embajador español en El Salvador, Francisco Cádiz. Hizo comentarios
obscenos durante el funeral y tuvo enfrentamientos con algunos jesuitas como
Rogelio Pedraz.
quien le dijo a las puertas de la residencia de los jesuitas: «Usted no se merece entrar en esta casa, no es embajador ni es nada, es una mierda y un cobarde».
Unos días antes, se había negado a recibir a una delegación que quería pedirle refugio para los jesuitas más amenazados. Su excusa fue que no eran españoles a sabiendas que los religiosos estaban obligados a nacionalizarse como salvadoreños para ejercer el magisterio.
