Hace unos años una persona muy querida buscó por mucho tiempo un bebé. Pero a los pocos meses de embarazo recibió una noticia horrible: el bebé tenía una condición genética incompatible con la vida, y el embarazo era de altísimo riesgo para su vida.
La mayor probabilidad era que el bebé muriera en el útero y eso causara una infección grave. La otra posibilidad era que el embarazo llegara a término y el bebé muriera a las pocas horas.
Nadie sabe más que la madre como puede afectar una noticia así. Puedo hablar como allegada: fue durisimo. Un bebé esperado es también esperado por todos los que rodean a una persona. En un día, toda una familia quedó devastada.
El médico a cargo fue firme: esto entra claramente dentro de los límites de una interrupción legal del embarazo, por el inmenso riesgo para la madre y las nulas chances del feto. Pero no podía asegurar que fuera así para la clínica.
Después de algunos días de incertidumbre, la madre comenzó a sangrar. Estaba perdiendo el embarazo. Ya no había nada más que hacer: pensáramos lo que pensáramos sobre lo que había que hacer en esa situación, el feto ya no viviria ni siquiera para nacer y morir después.
Pero quedaba una mujer, que ya era madre, con su vida en riesgo. Se internó y se llevó a cabo la ILE. Lo que sintió ella en ese momento, no lo sé. Sospecho que alivio, y miedo, y muchísima bronca, y también el dolor más grande que se puede sentir.
Pocos días después, y sin haber podido procesar nada, nos enteramos que el anestesista, después de estar presente, hacer su trabajo, y cobrarlo, decidió denunciar porque para él no estaba asegurado que fuera un caso que entrara en los límites de la ley.
¿Es necesario agregarle esa angustia a una madre que acaba de perder un hijo? Esto ocurrió en una provincia que no tenía protocolo de ILE, y en una clínica que no tenía uno propio tampoco.
Fueron semanas de incertidumbre, charlas con abogados y hasta una bioeticista muy metida (😬) hasta que finalmente la clínica decidió, sin que supiéramos bien cómo, que no se tomarían más medidas.
Pero la bronca y el dolor quedaron.
Pero la bronca y el dolor quedaron.
La interrupción del embarazo no es punible cuando la vida o la salud de la madre están en peligro. Eso dice el código penal. ¿Quien dice qué es salud, cuándo está peligro? ¿Cada médico debería tomar su propia postura? ¿Cada enfermera, cada anestesista, cada policía, cada juez?
Necesitamos protocolos. Hoy por hoy la misma acción médica puede ser legal para CABA e ilegal para Jujuy. Legal para la clínica de la esquina e ilegal para la de enfrente. Legal para el servicio de la tarde e ilegal para el de la mañana. Es insostenible.
Claro que apoyo a @RubinsteinOk. La suya fue una medida necesaria, absolutamente necesaria y muy atrasada. La historia que les conté no es única, la escuché cientos de veces, con distintas variaciones y violencias varias, de parte de muchísimas mujeres destrozadas.
Esto es mucho más básico que la pelea por el aborto legal sin causales. Esto es asegurarnos de que una mujer y su médico no vayan presos por algo que el código penal contempla desde hace un siglo.
Nadie debería tener miedo de ir presa cuando acaba de enterrar a su hijo.
Nadie debería tener miedo de ir presa cuando acaba de enterrar a su hijo.
Ninguna mujer debería estar obligada a sacrificar su salud o poner en riesgo su vida para llevar adelante un embarazo no viable. ¡Es tan básico! Pero en ausencia de un protocolo integral, estamos condenando a esas mujeres a la incertidumbre o peor, a abortar en la clandestinidad.
Todo mi apoyo y agradecimiento, desde el corazón, para @RubinsteinOk.
