1. Ahora que tengo más público internacional, les presento a mi presidente. Amigo de Evo. Defensor de Maduro. El tío trae un tema con el avión presidencial que se adquirió en administraciones pasadas. Siempre se quejó de que era muy caro, un lujo inmoral.
2. Por eso prometió que cuando llegara a la presidencia, lo vendería. De nada sirvió que le explicaran mil veces que el avión era rentado. De todos modos insistía en venderlo, y prometió resolver cualquier cantidad de problemas del país con el dinero de la venta.
3. Durante todo su primer año de gobierno, siguió insistiendo en que lo iba a vender. Por supuesto, fingiendo mucha austeridad, dejó de usarlo. Lo abandonó en un depósito de aviones en EUA, espacio que -por supuesto- tuvo que pagar. Mientras, claro está, siguió pagando la renta.
4. Después de un año, descubrió que de haberlo usado habría gastado 17 millones de pesos. Teniéndolo estacionado, gastó 16 millones. Más todo el dinero que se pagó en boletos de aviones comerciales. O sea, salió más cara su tontería. Y, obvio, no se vendió.
5. Ahora nos viene con la sensacional explicación que un avión grande no sirve para distancias pequeñas. Lo cual es falso. Y agrega que no sirve para México, porque parece que cree que de Tijuana a Cancún es una distancia pequeña. Mi país es casi del tamaño de Europa.
6. No me pregunten cómo va la economía. Es fácil de adivinar: Recesión, fuga de capitales nacionales y extranjeros, derrumbe del prestigio internacional de Pémex. Y la seguridad, ni se diga: 2019 fue el año más violento en la historia de México.
