My Authors
Read all threads
Carlos, de 14 años, llora en su habitación mientras mira su móvil.

Acaba de recibir otro mensaje de sus compañeros de clase y, tras secarse las lágrimas, se queda mirando la ventana.

Lo tiene decidido: hoy, acabará con su vida.

#stopbullying #noalacosoescolar

HILO 👇
Carlos no es muy alto. Tiene el pelo corto y negro, usa gafas y está algo gordito. Tal vez sea porque nunca le ha gustado mucho el deporte; y practicarlo menos. Él siempre ha disfrutado mucho más leyendo un buen libro o haciendo puzles con su madre.
Últimamente, solo está con ella. Su padre murió cuando tenía 4 años, por lo que no recuerda nada de él. Tan solo lo que su madre le cuenta en esas tardes de puzles. O en cada Navidad, cuando, mientras decoran el árbol, se le escapa alguna lágrima contando lo mucho que lo quería.
Se levanta de la silla y se dirige a la ventana.

La abre.

Está bastante alta para poder subirse, pero tiene una idea: vuelve al escritorio y coge la silla.

La coloca junto a la ventana…
Carlos no recuerda cuando dejó de tener amigos. No es que antes tuviera muchos, pero sí se juntaba con algún que otro compañero. Le invitaban a los cumpleaños y ellos iban al suyo. Su madre preparaba algo de merendar y la casa se llenaba de gente.
- ¿Por qué no has ido al cumpleaños de Sergio? – le preguntó en una ocasión.
- Porque no me ha invitado.
- Pero si antes eráis muy amigos.

Carlos calla.
Su madre, no le dio importancia. “Cosas de críos”, pensó. Lo que ella no sabía es que a su hijo fue al único que no invitó.
Se sube a la silla.

Mira al frente.

Contempla el cielo.

Se asoma y ve a la gente pasar como hormiguitas. Son siete pisos de caída.

Comienza a llorar…
Llora al recordar la cara de su madre aquella tarde en la que, tras estar toda la mañana preparando comida, no fue nadie a su cumpleaños.
Su cara de dolor, de ver a su hijo llorar…
- No pasa nada, Carlos. Mejor. Así tenemos más para nosotros – le dijo abrazándole.
Carlos nunca preguntó a nadie por qué no fueron a su cumpleaños. Tampoco por qué dejaron de hablarle. Poco a poco le fueron aislando. No le importó.

Lo que sí le importó fue que, aquellos que antes eran sus amigos y que después dejaron de hablarle, comenzaran a reírse de él.
Al principio fueron risas sueltas en días aislados. Pero esas risas, que se clavaban en el alma, pasaron a ser constantes.
Y no solo en clase o dentro del colegio: lo seguían al salir de clase, le mandaban mensajes, le hacían fotos, le grababan en vídeo ridiculizándole…

La vida de Carlos acabó siendo un verdadero infierno.
Se sube a la cornisa.

Primero un pie. Luego otro.

Se agarra al marco de la ventana y vuelve a mirar al vacío.

Nadie se da cuenta que está ahí.
Un día, su madre se dio cuenta de que algo no iba bien: Carlos solo era feliz los fines de semana y los meses de verano. El resto del tiempo estaba triste o muy irascible.
Entonces fue a hablar con el director del colegio. También habló con los profesores. Ninguno de ellos vio nunca nada raro, pero le aseguraron que vigilarían de cerca. El problema era fuera del colegio donde ellos poco podían hacer.
Las lágrimas no le dejaban ver el cielo, ni la calle, ni las “hormiguitas”…

Se acuerda entonces del mensaje que le escribió a su madre: “Te quiero mamá. No ha sido culpa tuya. Siempre te querré”.
Se acuerda de las tardes haciendo puzles, de la Navidad decorando el árbol con su madre…

Respira hondo.
De los abrazos de su madre, de cómo cantaban y bailaban los dos en el salón de casa...

Se dispone a saltar.
Coge impulso.
Al mismo tiempo, en el salón, la madre lee la nota que le escribió. Nerviosa, comienza a llorar. Se le cae el papel al suelo. Su corazón late muy deprisa. Sale corriendo hacia la habitación de Carlos. La vista se le nubla.

“No por favor, Carlos, no. Por favor cariño, no”
Abre la puerta.

Ve la ventana abierta. La habitación está vacía.

No ve a Carlos.

Se queda blanca…

"No por favor, Carlos mi vida, no".
Y entonces, en un rincón, acurrucado en el suelo, escucha llorar a su hijo.

- No he podido mamá, lo iba a hacer, pero no he podido. Te quiero mamá.

Su madre llora como nunca ha llorado.
- Carlos, estoy aquí, hijo. Estoy aquí, y siempre lo estaré.

- Lo iba hacer mamá, pero quiero seguir haciendo puzles contigo, quiero cantar y bailar en el salón, quiero seguir decorando el árbol de Navidad…

- Y eso es lo que haremos.
En esta historia, Carlos, decidió vivir. Decidió que en esta vida aún le quedaban muchas cosas por disfrutar, por hacer. Pensó que, suicidándose, acabaría su infierno pero entonces comenzaría el de su madre.

¿Pero cuántos como Carlos acaban saltando?
#noalacosoescolar
Missing some Tweet in this thread? You can try to force a refresh.

Enjoying this thread?

Keep Current with Un policía cualquiera ---------------------------

Profile picture

Stay in touch and get notified when new unrolls are available from this author!

Read all threads

This Thread may be Removed Anytime!

Twitter may remove this content at anytime, convert it as a PDF, save and print for later use!

Try unrolling a thread yourself!

how to unroll video

1) Follow Thread Reader App on Twitter so you can easily mention us!

2) Go to a Twitter thread (series of Tweets by the same owner) and mention us with a keyword "unroll" @threadreaderapp unroll

You can practice here first or read more on our help page!

Follow Us on Twitter!

Did Thread Reader help you today?

Support us! We are indie developers!


This site is made by just three indie developers on a laptop doing marketing, support and development! Read more about the story.

Become a Premium Member ($3.00/month or $30.00/year) and get exclusive features!

Become Premium

Too expensive? Make a small donation by buying us coffee ($5) or help with server cost ($10)

Donate via Paypal Become our Patreon

Thank you for your support!