Claramente estamos entrando a varias crisis de magnitudes pocas veces vistas. La sanitaria, en este momento, es la que nos mantiene ocupados en estos momentos; y alcanza a ocultar por completo la seriedad de la crisis económica que también está presente.
Su tamaño es tal, que por sí misma, va a cambiar nuestros hábitos y costumbres para siempre.
La prevención de la propagación es de lo poco que podemos hacer.
Supuestamente, la economía mundial se desaceleró por la falta de consumo de China.
Después de todo esto, viene otra parte económica interesante. Las burbujas económicas.
Varias empresas sobreviven de milagro, aunque debieron de haber desaparecido.
EUA, y en general, Occidente, aún están por pasar la etapa más crítica de la epidemia. La economía todavía va más para abajo.
En España, su gobierno, en plena crisis sanitaria, sigue queriendo imponer ideologías pendejas. Y claro que lo va a pagar.
La humanidad ya tiene poca memoria de la guerra, y por ende, el miedo hacia ella es menor. A la par, hay cada vez menos personas versadas en la diplomacia.
El desempleo va a pasar una factura muy grande entre todas las sociedades. Las clases medias tenderán a reducirse, y obviamente, por las crisis, los hábitos de consumo de la sociedad cambiarán.
La posición de la sociedad con respecto a la salud también va a cambiar. Y eso va a generar una mayor presión en los gobiernos.
Esto si o si, causa un mayor descontento.
Apenas estamos entrando a una series de crisis que van a cambiar por completo la dinámica mundial: comercio, economía, poder, sociedad y gobiernos.
Ya estamos de lleno dentro de tiempos difíciles. Vendrán tiempos mejores, pero eso será en el largo plazo.