Thread by @RafaelPoulain

Pongan atención que hoy les voy a contar la historia de D.B. Cooper y el robo del siglo.

Nuestra historia empieza el 25 de noviembre de 1971, cuando un hombre que se identificó como “Dan Cooper” abordó el vuelo 305 de Northwest Airlines que cubría la ruta entre Portland y Seattle.

Pocos se fijaron en Dan, un hombre de aproximadamente 1,80, camisa blanca, corbata negra y lentes oscuros y un pequeño maletín que puso entre sus piernas cuando se sentó al fondo del avión en el asiento 18-C.

El avión despega y los 36 pasajeros pensaron que era un vuelo normal, incluso la joven sobrecargo Florence Schaffner de 23 años le sirve un whiskey con soda al misterioso pasajero.

Pasados unos minutos se vuelve a acercar y el pasajero le entrega un papel doblado.

Ella estaba sentada en una asiento plegable cerca de Cooper, y al principio piensa que es el teléfono del extraño pasajero, así que sólo lo dobla y finge guardarlo pero él le dice en voz baja que lo lea ya que es un asunto de vida o muerte.

Ella piensa que es una broma pero el misterioso pasajero le dice tranquilamente que la lea porque lleva una bomba en el maletín.

Ella nerviosa desdobla el papel y lee las instrucciones de “Dan Cooper”, donde le pide que se siente junto a él y lea con calma la nota.

En ella exige que en cuanto el avión aterrice en Seattle le entreguen 200,000 dólares, 4 paracaídas y que vuelvan a llenar el avión de combustible, “Hagan lo que digo o hago explotar esto”, concluye la nota.
Florence le informa al capitán la situación y aquí empieza el misterio.

El piloto William Scott informa de la situación a la torre de control y ellos a su vez avisan al FBI.

La respuesta de la agencia es que el piloto y la tripulación accedan en todo y que ellos conseguirían el dinero esperando que ningún pasajero salga herido.

Luego el piloto imprudentemente mandó a otra sobrecargo a sentarse con Cooper para que averiguara si existía la bomba, el pasajero descubrió las intenciones de la joven y abrió intencionalmente el maletín y sí, ahí adentro había algo que parecía ser una bomba.

Cooper le dijo a la joven llamada Tina Mucklow que le dijera al capitán que no quería nada de juegos y que no aterrizara el avión hasta que le confirmaran que el dinero y los paracaídas estaban ya en la pista de aterrizaje.

Aquí las versiones no coinciden, ya que Tina Mucklow describe a Cooper como un hombre agradable y educado mientras que los agentes del FBI declararon a la prensa que era un hombre maleducado y rudo.

Los agentes confirman que el dinero ya está en la pista junto a unos paracaídas militares, Cooper pide que los cambien por unos de uso civil sin número de serie y que los billetes sean de 20 dólares.

El FBI Cumple todas sus demandas y el avión aterriza.

Cooper le ordena al capitán que apague las luces para evitar que francotiradores lo ubiquen y los pasajeros bajan sin enterarse bien de lo que pasaba, pero antes de que bajen un empleado de la aerolínea sube con el dinero y los paracaídas.

El FBI le pidió a Cooper permiso de que un agente subiera a explicarle los riesgos de lo que estaba haciendo y explicarle lo que implica la piratería aérea, él se negó.

Aunque tras una breve negociación dejó bajar a casi toda la tripulación excepto a ....

El piloto, William Scott, el primer oficial Bob Rataczac a la azafata Tina Muclow y al ingeniero de vuelo H.E. Anderson, el avión despega con ellos a las 17:40 y Cooper les indica que vuelen con rumbo a la Ciudad de México.

Luego pide que se encierren en la cabina y tras un rato se deja de comunicar con ellos, lo que no sabía era que dos aviones caza del ejército los iban siguiendo, pero debido al clima lluvioso y a que ya era de noche, los pilotos no vieron el momento en que Cooper saltó del avión.

El piloto notó el cambio de presión y aterrizó en Reno, eran las 10:15 de la noche, agentes del FBI subieron y encontraron una corbata, un broche, dos paracaídas, un vaso de whiskey y 8 colillas de cigarro, pero no había rastro del dinero ni del maletín con la supuesta bomba.

Hasta el día de hoy y salvo aproximadamente 5 mil dólares que se encontraron en un río, no se tiene ni una pista de quién fue el misterioso D.B. Cooper, algunos dicen que murió en el salto, otros que logró sobrevivir pero lo misterioso es que nunca se usó el dinero que le dieron.

Eso se sabe porque jamás se volvieron a ver los números de serie de los billetes (El FBI los registró), pero desde entonces el misterioso D.B. Cooper se volvió una leyenda y muchos lo idolatran por supuestamente cometer el crimen perfecto aunque la verdad es que...

Seguramente terminó muerto y por eso nunca utilizó el dinero.

Aunque eso no le importa a la gente, a la gente le gusta volver héroes a los villanos.

Así que pensemos bien a quién idolatramos, no vaya a ser que un día nos crucemos con uno de nuestros “Héroes”.

Fin.