A finales de 1979, Xavier Vinader publicó en Interviú un reportaje titulado "Cómo actúan los ultras en el País Vasco". En él se señalaba a dos simpatizantes de Fuerza Nueva, Javier García y Alfredo Ramos, como "fanáticos ultraderechistas" que "disfrutaban participando
en enfrentamientos con los abertzales". No solo se daban sus nombres, también sus fotos, la dirección de sus domicilios y trabajos. Unos días después, en víspera de Reyes, dos personas entraron en el bar que regentaba García y lo mataron. Cuatro tiros, dos en la cabeza, corazón
y pulmón. Ingresó cadáver en Cruces. Dejó mujer y tres hijos. Su hija Susana hablaría para El Mundo de lo que vino después. Del instituto. "Ahí va la hija del hijo de puta ese que se han cargado". Antes de morir asesinado, García envió una carta a la redacción de la revista.
Aquí el contenido de la carta, publicado por ABC el 11 de enero. Creo que merece ser leída. Interviú no solo se negó a publicarla, sino que añadió: "(...) no puede mantenerse ni medio minuto que la ETA necesite a Interviú para desarrollar sus actividades (...). 
Ahora va a resultar que una organización que trae de cabeza a toda la policía española ha de leer prensa para determinar dónde se encuentra su adversario". Ramos, el segundo de los mencionados en el artículo de Vinader, sería asesinado el 23 de enero.
"Secuestrado, interrogado y tiroteado", dice una voz al diario Egin. Un día después, en las páginas de Interviú: "(...) una (muerte) más en el marco de la hora sangrienta (...) que viene a confirmar que nuestra denuncia de la misma responde a una triste realidad".
Antonio Asensio, fundador de Grupo Zeta, dice en febrero: "Sabemos que hemos cometido errores, pero estos han sido involuntarios y humanos". Luis María Ansón como Presidente de la Federación de Asociaciones de Prensa ofreció a Vinader "cualquier tipo de asistencia que precisara".
Vinader será condenado a siete años de prisión por "imprudencia temeraria profesional con resultado de dos asesinatos". Vinader huye a Francia para volver cuatro años más tarde, tras recibir "garantías de que será indultado". Así ocurre en ese mismo año.
Los apoyos a Vinader fueron numerosos aquellos años, también desde la política, desde Pujol al PSUC. Hoy, ya fallecido, ha quedado como un referente para un tipo de periodista muy de la escuela de La Sexta.
Jordi Évole, por ejemplo, ha mostrado varias veces admiración por el periodista. Hace tres años leyó la ponencia de Vinader, El rol de los medios de comunicación como generadores de (in)seguridad en el mundo local, en un acto celebrado por la Diputación de Barcelona.
Pero entiéndase, todo esto es un ejemplo de otra época. Aquí nadie va a morir. Si acaso, a alguno le darán una paliza en alguna universidad del País Vasco unos chavales. Y siempre, siempre, siempre, podremos contar con el periodismo de verdad,
neutral pero comprometido, para sacarnos de la duda que nos redimirá: ¿era la víctima un poco fachilla, o no?
