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El 9 de junio de 2007 fue el día que el Barça celebró la Liga dos veces y la perdió una. El día donde el último Barça campeón de Liga de Rijkaard, su último buen Barça, se enfrentó al Espanyol subcampeón de UEFA de Valverde, el mejor Espanyol de Ernesto. El día que quebró una era 
La salida de Del Bosque en 2003 siendo campeón de Liga fue la última alegría de un Madrid ganador en España y Europa. Hasta 2007, el baile de entrenadores blancos relevó al de técnicos barcelonista del lustro anterior. Al Barça llegó Rijkaard y pasó esto:
Los Queiroz, López Caro o Luxemburgo madridistas serían los Serra, Rexach o van Gaal barcelonistas. En resumidas cuentas, ni el equipo funcionó ni el equipo ganó. Desde 2003 a 2007 el Barça de Rijkaard tomó el testigo del Madrid no solo en la Liga, sino ganando la Champions.
El citado Barça-Espanyol es la fecha 37 de la Liga 06/07; el conocido Tamudazo. El Barça era campeón, y había sido líder hasta la jornada 34. Tras caer 4-0 con el Geta en semis Copa, el empate azulgrana vs Betis permitió al Madrid de Capello empatar a puntos y ser líder en la 35.
Capello había hecho los deberes en el Bernabéu, ganando a los de Rijkaard 2-0 en la primera vuelta, lo que, unido al 3-3 sacado en el Camp Nou, le daba el “gol average”. En una de las épicas de los de Capello que recordaba al Madrid europeo de la Quinta, el equipo se puso líder.
Aquella jornada 34 que le dio la cabeza el rival fue, precisamemte, el Espanyol. El gol de Higuaín en el 88 dio el 4-3 a los merengues. Tras golear al Atleti, el Barça había ganado en la 36 al Getafe, verdugo copero, con gol de Ronaldinho, que fue expulsado y se perdería el derbi
La ausencia para la penúltima fecha de un Ronaldinho de 26 años, última edad antes de su retiro, se unía a la de Edmilson, prioritario para Rijkaard ese curso en el pivote. El holandés pudo poner ahí a Márquez, pero prefirió ir por la Liga con Xavi de mediocentro, Deco e Iniesta.
El Espanyol de Valverde había encontrado el óptimo 4-4-2 (óptimo contra el Barça) que le hizo salvarse del despido y crecer hasta llegar a la final UEFA. De la Peña y Tamudo, claves. La ausencia de Pandiani era muy sensible. Aquí repasé aquel Espanyol: elenganche.es/2018/10/espany…
Ya en el decisivo partido, De la Peña necesitó poco más de un minuto para mostrar una carretera alternativa, directa, que solo él conocía, hacia el gol. Asistió a Luis García a espaldas de Puyol y solo el estrecho fuera de juego impidió el 0-1 cuando aún no se había ni calentado.
El susto sirvió a los de De Rijkaard para recordar que De la Peña llevaba el 9 y jugaba de doble pivote de un Espanyol, pero que seguía teniendo la visión de juego que Cruyff vio diez años atrás y Ronaldo, el mejor delantero de la historia, elogió desde que se aprovechase de ella
Iniesta y Xavi “controlaron” a Lo Pelat a la vez que el Barça, a través del balón, se hizo con el partido, como se suponía desde que en el XI sonó Xavi, Iniesta, Deco. Eidur tomó el puesto de Ronnie y a los diez minutos falló la primera: pase de la muerte rematado con el tobillo.
Un minuto después Tamudo volvió a colarse, en ruptura, a la espalda de Puyol y un Thuram que estuvo todo lo sublime que se podía estar sin ser rodeado a menos de un metro por Cannavaro y Emerson. El remate cruzado de Tamudo lo rozó Valdés y salió a centímetros del palo.
A quién sí tuvo a su derecha Thuram , como en la Juve, fue a Zambrotta. Aquel partido del italiano fue mediocre, casi como toda su etapa barcelonista dadas las expectativas que despertó su fichaje. Aquí recordé lo que hizo que Gianluca no cuajase:
Cito a Zambrotta porque, aunque su participación en el duelo de por sí no fuese reseñable, indirectamente sí tuvo que ver en el resultado. En el descanso Gio, lesionado, dejaría su puesto a Oleguer, que iría al lateral derecho en lugar del italiano, que pasaría a la izquierda.
Pero antes de eso el minuto 28 dejó el olvidado “delapeñazo”. De la Peña ya había llevado un contragolpe minutos antes en el que, tras quebrar a Xavi en el uno contra uno, decidió chutar en lugar de asistir a Luis García, con resultado de saque de puerta. El error no se repetiría
En el 28 De la Peña recibió en el centro del campo, corrio con la bola dominada ante el rival que reculaba, buscando al delantero sin mirarlo, no lo vio, frenó escondiéndola tras las piernas. Todo apuntaba al pase a un Riera solo, a la izquierda, lejos del arco. Pero era Lo Pelat
Desde que frenó en seco y escribió el hueco que solo Tamudo podía leer hasta que el balón estuvo dentro de la portería pasaron dos segundo, a lo sumo. De la Peña asistió delicada e imposible entre Thuram y Puyol, apareció Tamudo en diagonal y el 0-1 silenció el Camp Nou.
Riera sonreía, asombrado, tras el tanto. El Barça no se vendría abajo y seguiría con la iniciativa que tuvo y mantuvo durante todo el partido. No estaba Ronaldinho, pero sí un Messi de 19 años que ya asaltó el lugar de Giuly, uno de los héroes europeos barcelonistas.
Tres minutos después Leo la cogió en la derecha, desde donde aún no se movía de partida, rompió a Chica hacia el interior, ambos aspectos que ya hacía desde la infancia, y la golpeó dura y raso para que detuviera Kameni. Ese tipo ejecución, irracional, desaparecería con el tiempo
Paralelamente a ello, Milito abría el marcador en la Romareda contra el Real Madrid. Los aficionados culés celebraron, en las gradas del Camp Nou, la primera de las dos Ligas que perderían esa noche. El Barça caía en casa pero jugaba bien, el Madrid perdía fuera: esperanza.
En el minuto 35 Eto’o, que a esas alturas había intercambiado su posición con Gudjhonsen a su antojo, aparecía en el centro del área chica para rematar en un escorzo harto parecido al famoso de Cruyff un centro lateral. Única diferencia: Johan la metió y Samuel la embarcó.
Y si Eto’o había intentado emular a Cruyff, con similar acción pero distinto resultado, Messi haría lo propio, otra vez, con Maradona. Leo ya había hecho el tanto al Geta en Copa que recordó al del Pelusa en México ‘86, quizá el mejor gol jamás conseguido, por múltiples factores.
La mano de Dios también tendría su clon esa misma temporada. En el minuto 43 Messi remató a gol con la mano como si de cabeza el tanto que, protestado pero subido al marcador, hacía el 1-1 con el que se llegaría al descanso. Aunque ilegalmente, la Liga estaba más cerca.
La lesión de Gio provocaría la entrada de Oleguer. Iniciada la segunda mitad, Messi hace otra jugada clásica suya que vuelve a definir descosiendo el cuero, que esta vez no llega a Kameni y se desvía en uno de los integrantes del muro defensivo españolista. Solo era otro aviso.
Messi estaba híperactivado, y completaría uno de los mejores partidos de sus primeros años. Antes de hacer el 2-1 aún asistió a Eidur como si hoy fuese Alba, al segundo palo, tocadita, pero el islandés no llegó por los pelos. En el 56 Leo haría su decimosegundo tanto en Liga.
Deco había estado fallón, pero tras una maniobra en la frontal solo a la altura de Deco, giró y asistió al espacio que Messi percutía. El argentino controló orientado con la izquierda y definió con la derecha a palo opuesto. Al parecer, manejaba el pie malo algo mejor que Rivaldo
Justo en ese momento el Madrid empataba su partido, así que, pese a la ventaja del Barça, el asunto seguía igual. Pero Milito adelantó nuevamente a los maños y Laporta, en su palco, sonrió, socarrón y confiado. El presi y la afición celebraban así la Liga por 2a vez en la noche.
Parecían haberse olvidado ya de De la Peña y Tamudo. Craso error. Llegó el minuto 25 de la segunda mitad e Iván filtró un balón entre tres defensas que Oleguer hizo bueno rompiendo el fuera de juego. Por suerte, la ruptura de Tamudo se encontró con el pie de un Valdés a su altura
Cinco minutos después sería Gudjhonsen el que sumaría su tercer error de la noche de cara a portería, que enturbió un partido cargado de buenos movimientos, como solía serle habitual. Su remate de cabeza sin oposición fue fuera. Mientras se lamentaba, Frank lo cambió por Motta.
Rijkaard, sabio, optó por reforzar el centro del campo con el posicional Motta de pivote, tratando de dificultar la labor de De la Peña ahí. Quien siguió arriba fue el imprevisible e incansable Eto’o. En el 41 cabalgó desde su campo, sacó tres metros a Lacruz y falló ante Kameni.
Velocidad, resistencia durante los 90 minutos, habilidad en la conducción, confianza en sí mismo y error ante el portero en el uno contra uno. Todo muy Eto’o. El 3-1 se había vuelto a escapar. Y llegaba el minuto 44, tanto en el Camp Nou como en la Romareda.
Min 44: Van Nistelrooy empata el partido en Zaragoza.
Min 44: Oleguer traza mal de nuevo la línea de fuera de juego, aparece Tamudo en la ruptura diagonal y bate a Valdés.
La victoria azulgrana y derrota del Madrid dejaba tres puntos entre ambos y la 3a Liga, seguida, de Rijkaard
Min 44: Oleguer traza mal de nuevo la línea de fuera de juego, aparece Tamudo en la ruptura diagonal y bate a Valdés.
La victoria azulgrana y derrota del Madrid dejaba tres puntos entre ambos y la 3a Liga, seguida, de Rijkaard
Los empate a un minuto del final de sus respectivos partidos permitió que el Madrid siguiese líder a igualdad de puntos y le dio, a la postre, la Liga. Capello había dado la vuelta a una situación blanca dramática, eliminando al tiempo al dominante Barça. Schuster repetiría Liga.
Aquel partido contra el Espanyol de Valverde y aquella Liga perdida sería el anticipado fin del gran Barça de Rijkaard. El año siguiente sería su último. Por suerte para el club, Guardiola existía e impidió una nueva caída a fondo, un nuevo cambio de orden
