Thread by @morontafelix

Jugar #fútbol era una actividad muy peligrosa a finales del siglo XIX y principios del XX. De hecho, con cierta frecuencia resultaba mortal.

James Dunlop, gran jugador escoces a finales de 1800, murió a las 21 años.

Este es el monumento en su memoria.

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Joe Powell del #Arsenal (en la foto) se fracturó la muñeca en un partido en 1896 y, a pesar de que le amputaron el brazo en un intento desesperado por salvar su vida, murió cinco días después.

Después, en 1899, un jugador del Reading murió luego de romperse el tobillo.

En 1923, Tom Butler del Port Vale murió después de romperse un brazo mientras jugaba contra el Clapton.

Seis años más tarde, Harry Cunningham murió después de romperse un dedo gordo.

No eran nada extrañas las muertes de futbolistas pocos días después de una partida.

¿Qué tenían en común estas muertes?

Venían después de las héridas típicas en un partido de fútbol: raspones, roturas, abrasiones, etc. las cuales entran en contacto con el césped, fango y/o tierra.

Era el tétanos.

El #tétanos es una enfermedad aguda cuyos efectos en el sistema nervioso generan espasmos o violentas contracciones musculares (calambres). Tan fuertes que pueden provocar fracturas. Muere el 10 % de los infectados.

El causante es la bacteria _Clostridium tetanis_

Es un microorganismo letal que forma esporas. Esta esporas están en todas partes, especialmente en el #suelo.

Pueden entrar en el cuerpo a través de una herida sucia. Una vez adentro, la espora germina.

Una vez en el interior del cuerpo prolifera por todo el organismo, transportada por vía sanguínea y linfática, hasta alcanzar el sistema nervioso, por el cual tiene preferencia. Cuando se multiplica, ella segrega toxinas que penetran los nervios, con lo que provoca la parálisis y

los espasmos musculares que caracterizan la enfermedad.

El tétanos se conocía desde la antiguedad, pero fue en 1884 cuando dos médicos italianos descubrieron que era causada por un agente infeccioso. Inyectaron un conejo con la pus de la herida de un hombre que murió por tétanos

y el conejo desarrolló la enfermedad.

Meses después en Alemania, Arthur Nicolaier observó por primera vez a la bacteria bajo el microscopio. Describió su forma alargada con un engrosamiento en un extremo (la espora) y dio el nombre al #microorganismo.

(Arthur Nicolaier fue despedido del hospital universitario de Gottingen en 1933 por judío. En 1942, a la edad de 80 años, se suicidó cuando supo que sería deportado al campo de concentración de Theresienstadt)

Por otra parte, El médico japonés Kitasato Shibasaburō (el mismo que dio el nombre al matraz que todos los que hemos trabajado en laboratorios conocemos), fue el primero que pudo cultivar a la bacteria en 1889. También demostró que se podía neutralizar el efecto de la #toxina.

Edmonton Nocard, veterinario y microbiólogo francés, demostró en 1897 que la toxina tetánica cuando era inactivada podía porveer inmunidad pasiva en humanos.

(Otro género de bacterias, #Nocardia, fue nombrado en su honor)

La inactivación de la toxina usando formaldehído fue desarrollada por Gaston Ramon (Francia) en la década de 1920, lo cual permitió la obtención de la vacuna toxide tetánica en 1924.

La #vacuna fue ampliamente usada durante la Segunda Guerra Mundial.

Desde entonces, la #vacunación ha permitido un descenso apoteósico de la incidencia de la enfermedad.

Desde hace casi 100 años, gracias a esta vacuna, no mueren más futbolistas luego de herirse en los campos.

¡Un golazo que le metimos a Clostridium!

#ComunicaCiencia

Todo este rollo porque quería contarles que esta mañana me puse un refuerzo de la toxoide 💪🏾

Este artículo de @guardian, escrito por @Simon_Burnton, me inspiró para comenzar el #hilo.

theguardian.com/football/blog/…

#vaccineworks