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El pasado de Odegaard ha sido noticia en muchos de los medios españoles pero el jugador que se marcha a San Sebastián es alguien totalmente distinto. Lo he destacado muchísimas veces, pero por si algún aficionado txuri-urdin no lo sabe hay que resaltar la joya que va a disfrutar.
La cesión del noruego en el Heerenveen no es tan mala como muchos dicen. Realmente decepcionante fue su inicio, pero el final demostró que Odegaard parecía dispuesto a provocar un giro de 360 grados a su carrera.
Tanto es así que la segunda oportunidad en el fútbol holandés llega de la mano del Vitesse, con un técnico conocido como es el ruso Leonid Slutski. El entrenador es el primer y gran confiado en que esa zurda aguarda un talento que parece querer despertar porfín. Y lo hace.
Entrando poco a poco en los onces de su equipo Odegaard trabaja para seguir ese camino que aspira que le lleve al Santiago Bernabéu. Partiendo de su posición natural como extremo derecho, a pie cambiado, Odegaard es una amenaza constante para las defensas con su recorte interior.
Balón cosido al pie, movimiento hacía dentro y disparo o asociación con un compañero para crear el mayor peligro posible, esa es su jugada preferida. Más allá de ello, empezamos a ver que en Arnhem se está cociendo un jugador más multifuncional.
Muchas veces se ve desplazado al otro costado del ataque -extremo izquierdo- o con una total libertad de movimientos por detrás del nueve -mediapunta-. Su madurez sobre el césped le permite saber posicionarse en los lugares más liberados, abriendo espacios, leyendo el juego.
Su calidad técnica le convierte en un jugador fantástico a balón parado. De hecho, ante el PEC Zwolle, firma un formidable hat-trick de asistencias. Es el líder del equipo en la faceta ofensiva, el dueño del balón. Él da sentido a las jugadas. Era real, había despertado.
Pasando la temporada seguimos viendo el gran trabajo de su técnico en la faceta mental. Sentirse importante, sentirse el líder, hacerle ver que él es el talento de su plantilla. Eso lleva a Odegaard a coger más roles como el de creador -como medio- o trabajador -como interior-.
Acabada la temporada, Odegaard despunta en los mejores onces de todos -mio incluido- como uno de esos jugadores por regularidad y determinación. El interés real e insistente del Ajax por ficharle, del Bayer Leverkusen y algún otro que no sabremos.
El noruego finalmente firma por la Real Sociedad. Un equipo capacitado para pelear por los puestos europeos de una liga muy competitiva como la española. El chico deberá mantener -y mejorar- el nivel actual para que su gran objetivo se vea cada vez más cerca: vestir de blanco.
