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Ganó con un 51%, pero seguro que no esperabais que el relato fuera tan largo. Ahora, tal como prometí ayer, SEGUNDA PARTE DEL RELATO SOBRE DRAUCA, UNA PROSTITUTA EN POMPEYA #Drauca #Lupanar #AmorEnTiemposDeRoma #antiguaroma ABRIMOS HILO!!
Antes de nada, si no habéis leído la primera parte, ya sabéis que hacer!! 😘😘😘
Fiebre. Su cuerpo ardía y, sin embargo, un frío intenso la devoraba por dentro. En las escasas ocasiones en las que no permanecía postrada en el suelo, débil y enloquecida, profanaba las tumbas buscando comida, bebida, pero también cualquier cosa que pudiera servirla como manta.
A pesar de ello, el frío no desaparecía, se intensificaba. A veces temblaba con tanta violencia que temía fueran a rompérsele los huesos
Su hija, al menos, estaba sana; apenas lloraba, como si fuera capaz de comprender, con solo unos pocos días de vida, que su madre estaba enferma y debía descansar cuanto pudiera.
Únicamente cuando el hambre la azuzaba ya demasiado o tenía demasiado frío, emitía un débil sonido parecido a un sollozo que, por cortos momentos, la sacaban de sus prolongados delirios
Drauca aprendió veloz en su enfermedad a dormir con la pequeña entre los brazos, envuelta en mantas, sin moverse jamás para no alterarla. Arria aprendió rauda a buscar sus pezones sin molestarla.
Cuánto tiempo pasó enferma, lo ignoraba. El día y la noche se confundían en el interior de la tumba; media el tiempo por el tamaño del cuerpo de su hija los pocos días que tenía fuerzas suficientes para abrir los ojos.
Allí nada era real y no obstante todo lo parecía: un compendio de imágenes que no comprendía, recuerdos, malos sueños, deseos, o un abismo de infernal negrura donde solo podías ahogarte o perderte, dónde no existía pasado o futuro, abajo o arriba, izquierda o derecha, norte o sur
Luchaba contra la enfermedad que la corroía el alma y, en lugar de vencerla, solo lograba agotarse cada día más. Sabía que la muerte la rondaba de cerca-imposible no darse cuenta- como los hombres del amo que continuaban preguntando por ella fuera...bueno, eso quizás lo soñara...
Hubiera rezado pidiendo ayuda a los dioses de su patria, pero estaban lejos para escucharla; las deidades romanas ignorarían su súplica como extranjera y esclava fugada. Desesperada, elevó sus plegarias a quién quisiera atenderla: rezaba por su vida, pero no de forma egoísta
Una mujer como la puta Drauca, que había aprendido a ver a la muerte como un dulce destino, un merecido descanso, no puede volver a temerla cuando esta finalmente viene a buscarla.
Era por su hija, solo por ella, por lo que rezaba de aquella manera: porque si la madre perecía, sin ningún sustento ni nadie que la cuidara, Arria no tardaría en seguirla de cerca.
Alguien, quién fuera, debió de prestar atención a sus apagados ruegos, pues un día de improviso sintió el calor en sus miembros. Puede que fuera solo el verano, que con fuerza arrolladora se había abatido sobre Pompeya, pero lo cierto que cada amanecer se encontraba menos enferma
Remitió la fiebre, disminuyó la enloquecedora sed, regresó el hambre, cesaron los delirios y los prolongados sueños. Sin embargo, estaba débil, muy débil
Sin embargo, estaba débil, muy débil. La enfermedad la había enflaquecido enormemente y las fuerzas la habían abandonado: apenas podía caminar sin sentir cansancio y las piernas apenas podían sostenerla.
En tales condiciones, no podrían aún emprender el largo camino a su salvación en ninguna parte, pero al menos estaban más cerca de lograrlo.
Regresaron las rondas nocturnas, siempre en búsqueda de cualquier comida que la fortaleciera: comía en abundancia aunque estuviera saciada, intentando desesperada acortar el tiempo necesario para iniciar la ansiada partida
Pocos días después, aterrada por las alargadas sombras que pueblan los cementerios a la luz de la luna, se atrevió con sus primeras escapadas diurnas.
Los hombres del amo habían garabateado recompensas cada vez mayores por su cabeza en las tumbas, junto con anuncios electorales, convocatorias a juegos, venta de un carromato o señas de alguna otra fulana. Sin embargo, a pesar de la suculenta recompensa, nadie parecía reconocerla
La enfermedad la había demacrado: sus mejillas se habían hundido, oscuros cercos rodeaban su mirada clara, el vientre consumido se había hundido, las largas hileras de costillas habían aflorado, su piel habían emblanquecido y su pelo había tornado quebradizo y lacio.
Drauca no malgastó una sola lágrima por la belleza perdida, sino que dio gracias porque le hubiera sido arrebatada: ahora por fin dejaría de ser una fulana y por fin sería solo una madre.
Lo primero que aprendió fue a evitar a los habitantes del cementerio, tanto vivos como muertos: esclavos huidos, mendigos, vagabundos, criminales, asesinos, ladrones, prostitutas, prostitutos, espíritus...
La infame chusma que aquella ciudad enloquecida había engullido, carne y huesos, para poco después, con infinito desprecio, escupirla, corrompida, deshecha, informe, sin ilusiones; gente que, por la desesperación, es en exceso peligrosa...
...gente que no merece ni esperanza ni confianza alguna, ya que han sacrificado hasta el último de sus valores morales en el altar siempre insaciable de la supervivencia acuciante.
Sombras que fueron personas, acercándose a ella con ojos llenos de curiosidad y ruegos, con una súplica silenciosa de cariño verdadero de un desconocido, aunque no fuera cierto, pero que al comprobar su indiferencia, marchaban con rabia veloces, increíblemente algo más rotos
Regresaban en búsqueda de pelea, en un conflicto eterno por los lugares escogidos para ejercer de mendigo-un nuevo escalón de degradación y humillación que Drauca había descendido orgullosa en nombre de su única hija-
Creían que era la zona, y no aquella niña que bebía con avidez de sus senos, lo que favorecía la caridad de las personas.
En aquel nuevo oficio no eran necesarios fingidos gemidos ni inagotables sesiones de ejercicio físico: bastaba unas veces con extender simplemente la mano; otras, les daba flores a cambio; para los menos fingía que sabía leer el futuro en las sinuosas líneas de sus dedos.
En unos pocos días, dejó de discutir con ellos: había conseguido ya el dinero necesario para emprender con modestia una nueva vida. Faltaba únicamente reunir las necesarias provisiones para el largo camino a cualquier lugar del Imperio.
Las ofrendas a los muertos fueron las que le proporcionaron todo lo que deseaba, pero el calor de aquel tórrido agosto en la Campania arruinaba la comida en escasos días, incluso dentro del frescor revitalizante de la tumba.
Su consuelo era que pronto estaría restablecida y podría partir; esperaba solo que a lo largo de la vía encontraría lo necesario para la subsistencia.
. Era un riesgo, cierto, pero no se atrevía a aventurarse por las calles de la ciudad para obtener algo más duradero por robo o dinero, por temor a ser reconocida por algún conocido, un cliente, una compañera, el proxeneta.
Pronto alguien comenzó a seguirla. No era un hombre, ni una mujer, si no un perro callejero, pulgoso, sucio y famélico, que salivaba en abundancia cuando tomaba algún alimento y al que jamás abandonaban aquellos ojos tristes de mil ruegos.
Drauca intentó ignorarle largo tiempo, creyendo que tarde o temprano se aburriría de perseguirla. En lugar de aquello, comenzó a dormir en la entrada de su sepultura
Su corazón, que se había convertido en dura piedra en el prostíbulo para protegerla de la traición y el daño, se sintió súbitamente conmovido por la fidelidad del perro, y sin darse cuenta ni pensarlo le lanzó desde lejos una manzana ya mordida.
Ahora movía la cola, satisfecho; aquel gesto llenó de alegría a Arria, que río sin freno. Imposible no contagiarse de aquello. Drauca se acercó para acariciarle. El animal, al ver su mano, se encogió, con la cabeza gacha y las orejas caídas, como si temiera fuera a pegarle
Necesitó cuatro manzanas más para que le permitiera tocarle. Desde ese día fue su compañero inseparable; la defendía de quienes querían hacerla daño, hallaba para ella las tumbas repletas de reciente comida, vigilaba la puerta y defendía a su hija en el interior de la sepultura.
Sería el perro quién la despertara aquel día. Gemía enloquecido arañando con desesperación la puerta, o daba vueltas en círculos, como si el inexplicable miedo que padecía le cegara todos los sentidos. Iba a regañarle furiosa por el sueño ininterrumpido cuando tembló la tierra
Arria comenzó a llorar aterrada. Los tres se enredaron temblorosos en una esquina, intentando consolarse y protegerse, mientras la mesa de ofrendas se resquebrajaba en cuatro pedazos, largas grietas rasgaban las frágiles paredes y el techo se derrumbaba en silencioso estrépito.
Cesó veloz y, sin embargo, pareció eterno. Cubiertos de polvo, contemplaron entonces, entre las ruinas de lo que había sido su hogar, entre la fascinación y el miedo, como una gran nube negra con forma de pino se alzaba sobre la cima del monte Vesubio tras engullirla.
Pronto el día sería noche y una densa niebla gris cubrió todo alrededor, aislándolos del resto del mundo. No había sol, no había luna, no había estrellas: solo brillaban, incandescentes, pequeñas pavesas en el diurno cielo nocturno, danzando hermosas entre la ceniza y el humo.
Las hubiera contemplado largo tiempo sino hubiera sido por la insistente pata del perro golpeando su pierna, o aquel hocico mordiendo su vestido que intentaba arrastrarla lejos de la tumba.
Recordó que los perros tenían más agudizado el sentido de la supervivencia; sin duda, partir de inmediato era lo más lógico. Igual que el sangrado después del parto, la noche en día no podía ser un buen presagio. Era mejor despedirse. Allí nada la retenía.
Tomó sus escasas provisiones, escondió su oro, cogió a su hija inicó el camino largamente pospuesto. El perro, con el rabo entre las piernas, y las precavidas orejas inhiestas, la seguía, más ¿dónde iría? ¿Debía partir hacia Herculano? ¿Dirigirse hacia la playa? ¿Buscar la luz?
Solo esperaba que, fuera lo que fuera lo que le pasara a la montaña, devorara la ciudad enloquecida que la había conducido a la prostitución, la mendicidad, el exilio y la miseria
Y con esto CERRAMOS HILO!!!

Espero que os haya gustado!! Se salvó o murió?? Eso ya debéis elegirlo vosotros... Final abierto, lo llaman 😘😘😘
@vecab, @SIFLANDSER, @Barbi_yomisma aquí tenéis el final!! 😘😘
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