Thread by @envozalta_libro

Si alguien duda de que la vida docente es pura #literatura, aquí van algunos ejemplos cotidianos:

Somos Sísifo, cada vez que tenemos que dar OTRA VEZ el mismo tema todos los cursos.

Circe, cuando toca hacer magia para motivar, entretener y explicar algo al mismo tiempo.

Phileas Fogg, cada vez que nos dan un nuevo destino (de esos que no encuentra ni el Google Maps).

Sherlock Holmes, cuando hay que descubrir quién ha hecho unas pintadas en los baños, o quién ha cogido ese estuche, o dónde han perdido -por enésima vez- la cartera o el móvil.

Dorothy, cuando durante el máster nos creemos que estamos en Kansas.

Dorothy (bis), cuando después del máster llegamos a las aulas y nos enteramos de ya no estamos en Kansas "anymore".

Escarlata O'Hara, cada vez que decidimos que ese montón de exámenes que nos mira con gesto acusador "ya lo corregiremos mañana".

Escarlata O'Hara (bis), cuando nos prometemos que "este curso no nos volveremos a llevar más trabajo a casa

El hombre invisible, cuando nos encontramos con los padres de algún alumno en el súper (o en cualquier otro lugar favorable para la realización de una tutoría espontánea).

Josef K., cada vez que tenemos que enfrentarnos con el proceso de la burocracia educativa.

El doctor Jekyll, cuando intentamos que se sienten, se callen y nos atiendan por las buenas.

Mr. Hyde, después de haber intentado la primera opción durante más de diez minutos seguidos.

Dante y Virgilio bajando a los infiernos, cada vez que nos toca guardia en el aula de convivencia (o cualquier otro eufemismo con que se conozca el aula de castigados).

Sancho, cuando nuestros alumnos nos prometen la ínsula de que el próximo trimestre "se van a portar mejor".

Arturo, cuando nos dejamos la piel en las oposiciones para sacar la espada, digo, la plaza.

Paris y Helena, cuando la liamos -queriendo o sin querer- en un claustro.

Mefistófeles tentando a Fausto, cuando les ofrecemos subir su nota a cambio de un trabajo extra.

Penélope, mientras esperamos a que salgan las adjudicaciones.

Otelo, cuando insisten en que con "el/la del año pasado" lo entendían/lo pasaban/lo aprendían mejor.

La mismísima Reina de Corazones, cuando mandamos a Jefatura a ese que nos revienta toooodas las clases.

Casandra, cuando les profetizamos que si no estudian no van a aprobar y, efectivamente, no aprueban.

Sherezade, cuando nos montamos una historia que lo flipamos hasta nosotros para intentar que entiendan algo.

Dorian Gray, cuando pretendemos parecer más jóvenes y hasta usamos palabras suyas "en plan" a ver si cuela.

El capitán Ahab, cuando nos empeñamos -contra viento y marea- en que las TIC funcionen.

Jon Hammond, cuando -por supuesto- no funcionan y nos aparece el dinosaurio.

Orfeo, cuando intentamos atraerlos con música, con una película o con cualquier otro recurso audiovisual a ver si así les interesa.

Shylock, cuando nos toca recoger y contar moneda a moneda -y mira que pueden llegar a traer monedas- el dinero de las excursiones.

Guerra y paz, cualquier viernes a sexta.

La Bella Durmiente, cualquier lunes a primera.

La educación sentimental, cualquier día del curso. Y cualquier curso.

Próspero, cuando nos toca encargarnos de la biblioteca.

Atticus Finch, cuando -gracias a esa (nula) suerte que tenemos en todos los sorteos- debemos formar parte de un expediente disciplinario.

Juan Preciado, cuando entramos en Comala, o lo que es lo mismo, en un aula de 2ºBachillerato en semana de exámenes (= cualquier día del curso).

El Sombrerero Loco que, básicamente, es el estado de cualquier docente durante las últimas semanas de junio.

Hamlet, cuando dudamos qué hacer con ciertas notas en las juntas de evaluación.

Y, por supuesto, don Quijote, porque a pesar de todo, no perdemos ni el idealismo, ni el sentido del humor, ni las ganas de cambiar el mundo -o, por lo menos, de intentarlo- desde las aulas.