Thread by @EstoEsArgos

“Bendito aquel que habiendo visto estos ritos toma el camino bajo tierra, pues conoce ya el final de la vida así como su comienzo divino.”

Así se expresaba Píndaro sobre los Misterios de Eleusis.

Vamos con la 3ª y última parte de esta serie de hilos.
#Dodecateismo
#CoHe

En los hilos anteriores hemos hablado de los mitos que dieron lugar a estos rituales y hemos visto la ceremonia de los Misterios Menores como preparación para los Grandes Misterios.

Aquí les dejo el enlace por si se lo perdieron >

https://twitter.com/EstoEsArgos/status/1172622943622504449?s=19

Ritos Antiguos 🙌

Los Grandes Misterios de Eleusis fueron los rituales más sagrados de la antigua Grecia. Se celebraban anualmente durante toda una semana, del 15 al 21 del mes ático de Boedromión.

[Este año 2019 será el 14 de septiembre al atardecer.]

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Podían participar de estos ritos todos aquellos que habían sido iniciados y purificados 7 meses atrás en los Misterios Menores. Como hemos visto en el hilo anterior, podían celebrarlos tanto hombres como mujeres e incluso esclavos, mayores de 18 años que hablaran griego.

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Dos días antes de iniciarse los Misterios, 2 jinetes que debían ser efebos iniciados partían de Atenas rumbo a Eleusis para escoltar a las sacerdotisas y hierofantes que traerían los objetos sagrados para la gran procesión.

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El 14 de Boedromión una delegación sagrada salía de Eleusis con una carreta en la que llevaban las κίσται, unas cestas atadas con cintas púrpuras. El contenido era un secreto que solo los iniciados conocían. Las sacerdotisas abrían la marcha llevando cestas sobre las cabezas.

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El recorrido a Atenas, de poco más de 30 km, se hacía en completo silencio, el cual no se rompía hasta que las sacerdotisas no depositaran las cestas en el Eleusinion, el templo de Deméter en la base de la Acrópolis, y el sacerdote anunciaba su llegada.

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También eran recibidas por la sacerdotisa de Atenea, en señal de que la diosa protectora de Atenas ofrecía sus respetos a las Dos Señoras, tal como se las llamaba a Deméter y Perséfone durante estos días, y es que sus nombres eran demasiado sagrados para ser pronunciados.

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Al día siguiente, el 15 de Boedromión, los κήρυκες —o heraldos— llamaban a reunión a los iniciados y el sacerdote hierofante anunciaba la πρόρρησις —o instrucciones previas— a las afueras del Eleusinion, dando formalmente por iniciados los Misterios Mayores.

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A este primer día se lo conocía como άγυρμος —o reunión—, ya que todos los que habían sido iniciados en los Misterios Menores se reunían a las afueras del Eleusinion para escuchar una serie de instrucciones y recomendaciones de cara a los días por venir.

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Se tomaba una lista de los iniciados, se les recordaba su voto de silencio y se exigía que todos aquellos que hubiesen cometido algún crimen de sangre se retirasen. Luego se les pedía que llevasen una vida correcta y libre de maldades para que fueran dignos de las Dos Señoras.

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El 2º día, el 16 de Boedromión, los iniciados, vestidos con túnicas blancas y el pelo recogido, caminaban al son de los tambores hasta el puerto de Falero llevando consigo un cochinillo. A un grito del sacerdote, todos se metían en el mar junto con sus ofrendas.

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Esta inmersión en el mar tenía como fin purificar a los iniciados de cualquier falta o impiedad que hubiesen cometido desde los Misterios Menores. Por la noche se sacrificaban los cochinillos en honor a Deméter, se hacía aspersión con la sangre y se celebraba un banquete.

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Al siguiente día, el 17 de Boedromión, los iniciados debían permanecer encerrados dentro de sus casas bajo pena de ser expulsados de la iniciación, preparándose mentalmente para los Misterios y haciendo la paz con los dioses y sus antepasados.

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Pero mientras los iniciados se quedaban confinados, el resto de la ciudad celebraba las Epidaurias (Έπιδαύρια), una fiesta dedicada a Asclepio y su hija Higía. Recibían dicho nombre por la ciudad de Epidauro, en la Argólida, principal sede del culto a Asclepio.

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Aunque pareciera que no tenía relación con los Misterios, las Epidaurias conmemoraban la iniciación de Asclepio y su hija en los Misterios de Eleusis, y es que para revivir a los muertos Asclepio debía primero comprender los principios de la vida y la muerte.

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Este día se recibía en Atenas una embajada proveniente de Epidauro que traía en procesión las efigies sagradas y las dejaba en el Eleusinion. Se realizaban sacrificios nocturnos y banquetes para los que ya fueron iniciados en años anteriores.

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Sobre el 18 de Boedromión, es decir el día siguiente a las Epidaurias, no hay información. Es probable que los iniciados comenzaran con el ayuno ritual, que se rompería día y medio después, mientras las sacerdotisas preparaban el κυκεών, brebaje del que hablaremos más abajo.

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El 5º día, el 19 de Boedromión, daba inicio la gran procesión camino a Eleusis. Sacerdotes, representantes de la polis, embajadas de distintas ciudades y numerosos iniciados partían del Cerámico, la necrópolis de Atenas, hacia Eleusis por la llamada Vía Sacra.

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Los iniciados marchaban en ayunas y con las κίσται que las sacerdotisas habían traído de Eleusis sobre las cabezas, cuyo contenido solo ellos podían saber. Llevaban además los βάκχοι, que eran ramas de mirtos con hilos de lana que sacudían al son de flautas y tambores.

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Los casi 30 km a Eleusis eran difíciles, con caminos en subida y bajada, llevando el peso de las cestas y en ayunas. Tras dejar atrás una colina dominada por un bosquecillo de pinos consagrado a Apolo, se descendía a los Campos Rarianos.

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Este descenso era significativo por varias cosas. En primer lugar porque podía verse ya Eleusis a lo lejos. Se trataba además de una representación del descenso de Perséfone al inframundo. Por último, en los Campos Rarianos se cosechaba el trigo y la cebada sagrada de Deméter.

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La emotividad del descenso aumentaba porque en este momento la música se detenía. El silencio consumía sus corazones ante la idea de estar bajando al mundo de los muertos. Hasta que de pronto el sacerdote gritaba Ίακχε! y el grito se propagaba por toda la procesión.

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Ίακχε es el vocativo para Yaco, una de las formas de adoración de Dioniso como dios de la resurrección. Gritar su nombre como llamándolo era un pedido desesperado ante la inminencia de la muerte, un pedido de socorro hacia el dios que podía revivirlos. Era un grito liberador.

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Al llegar a los Campos Rarianos la tensión disminuía, los iniciados volvían a estar exultantes y en esta etapa se gritaban obscenidades e insultos en honor a Yambe o Baubo, la anciana que según la tradición alegró a Deméter en su tristeza haciéndola reír con palabras soeces.

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Cruzando los Campos Rarianos había un río y un puente demasiado estrecho que habría hecho efecto embudo en tamaña procesión. Allí unos hombres enmascarados esperaban a los iniciados para insultarlos y arrojarlos cosas; era una bienvenida al mundo de los muertos.

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La procesión se detenía al fin alrededor de la fuente Partenio —también llamada Calícoron—, donde se decía que Deméter se había detenido para llorar la desaparición de Perséfone. Los iniciados tenían prohibido descansar, pues debían permanecer la noche en vela.

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Para evitar que caigan dormidos se hacía una vigilia nocturna en honor a Deméter, pues ella no había descansado en su búsqueda, y se bailaba alrededor de la fuente y en la playa «hasta que la luna y las estrellas se reunían con las oceánides», es decir hasta que amanecía.

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Y si alguno, extenuado por la marcha, las emociones y el hambre —llevaban ya más de un día de ayuno—, se rendía al sueño, los hombres enmascarados se encargaban de atormentarlos para que se desvelaban.

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Al amanecer el 6º día (20 de Boedromión), el más importante de los Misterios, los iniciados rompían al fin el ayuno compartiendo el πέλανος, una torta de cebada cosechada en los Campos Rarianos, y formando entre ellos un vínculo de hermandad.

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A continuación se les daba a los iniciados el κυκεών, un brebaje hecho a base de agua y harina de cebada y saborizado con poleo. Es probable que esta pócima escondiera el verdadero misterio de esta ceremonia, pues la cebada oído haber estado contaminada con cornezuelo.

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El cornezuelo es un hongo que crece en la cebada y otras plantas similares. Consumirlo produce efectos alucinógenos similares a los del LSD. Al mezclar el κυκεών las sacerdotisas pudieron haber molido cornezuelo, a sabiendas de sus efectos. Pero no es concluyente.

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Las sacerdotisas mezclaban el brebaje en una vasija especial llamada κέρνος de una manera muy particular: se colocaban el recipiente sobre las cabezas y bailaban alrededor de los iniciados para homogeneizar la mezcla antes de dárselo de beber.

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Ya estaban listos para el momento más sobrecogedor: entrar en el recinto y presenciar lo que no debía ser pronunciado. Pero antes debían recitar una frase ritual:

—He ayunado y bebido el ciceón, he traído los canastillos, y tras haberlo visto lo he puesto en su cesta.

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La frase era una especie de contraseña y hacía alusión al misterioso contenido que traían en los κίσται. Algunos investigadores sostienen que se trataba de serpientes, cereales, espigas de trigo e incluso símbolos fálicos. Solo podemos conjeturar al respecto.

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Recitada la frase, los iniciados iban entrado en el Telesterion, el gran templo de Deméter en Eleusis, y acomodándose alrededor del Anactorón, el espacio más sacrosanto donde solo el hierofante podía entrar y donde se decía se guardaban reliquias de tiempos micénicos.

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Una vez todos dentro de bloqueaba la luz del día mediante mamparos para que el recinto quedara a oscuras. El sacerdote, portando una antorcha, cantaba himnos, sumiendo a los iniciados en una especie de trance, ayudados tal vez por los efectos del κυκεών.

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El ritual en el recinto tenía una serie de pasos:
✓la δρόμηνα: una teatralización dramática del reencuentro de Deméter con su hija.
✓la δεικνύμηνα: la revelación de objetos sagrados y reliquias.
✓la λεγώμηνα: una recitación de palabras sagradas.

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A continuación tenía lugar la έποπτεία —o revelación—, el núcleo de la religión mistérica. El hierofante abría la cámara del Anactorón, por el cual se filtraba una luz cegadora a través de la cual los iniciados veían una epifanía al tiempo que sonaba un gong como un trueno.

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Según Píndaro, los iniciados veían algo abrumador y sobrecogedor que confirmaba la continuidad de la vida tras la muerte. Respecto a esto, Sófocles dijo que la epifanía iba acompañada de náuseas, vértigo, temblores y sudor frío.

¿Qué es lo que veían?

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La epifanía revelaba a la diosa Perséfone regresando del Hades. Pero no era la presencia de la diosa la que conmocionada a los iniciados, que en el clímax de los Misterios lloraban como niños. Perséfone no estaba sola. Llevaba a alguien en brazos. ¿Pero a quién?

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No se está permitido decirlo —pues lo que Perséfone traía del Hades era el gran misterio de la vida y la muerte—, pero no porque no se sepa. La religión órfica no tenía reparos en revelar cosas sensibles y en varios himnos se dan indicios de lo que se veía en el Telesterion.

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De hecho, en la actualidad se han publicado varios trabajos, como el polémico “Camino a Eleusis” de R. Gordon Wasson, que no tienen tapujos a la hora de revelar cosas arcanas. Si lo quieren leer, en mi opinión está un 90% aproximado a la verdad. Pero está lleno de prejuicios.

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Contemplada la epifanía los iniciados dejaban de ser μύσται para pasar a ser considerados ἐπόπται —«los que han visto»—. La visión les había dado la esperanza de una vida tras la muerte, de la resurrección y de una recompensa en el más allá por sus comportamientos en vida.

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Al día siguiente, el 21 de Boedromión, se repetía la epifanía en el recinto para aquellos que no habían podido llegar a tiempo o que, por cuestiones de espacio, no habían cabido en el Telesterion el día anterior.

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Por la noche se celebraba una παννυχίς —o fiesta nocturna— en los Campos Rarianos, que duraba toda la noche hasta el amanecer, con banquetes y bailes. Momentos antes del alba se sacrificaba un toro para conmemorar la finalización de los Misterios.

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Esa misma noche o antes de retirarse de Eleusis, los iniciados ofrecían libaciones de vino en honor a los muertos en el Plutonion, el templo de Hades construido en una oquedad de la colina.

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A partir de ese momento los iniciados guardarían amistad con sus compañeros de Misterios, estrechándose vínculos de camaradería y mutua ayuda. Todos estarían unidos a Eleusis como la propia Deméter, esperanzados por lo que habían presenciado en las manos de Perséfone.

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Fuentes 📚

✓“Himno Homérico a Deméter”
✓“Camino a Eleusis” de R. Gordon Wasson, A. Hofmann y C. Ruck.
✓“Eleusis” de K. Kerényi.
✓“Religión griega” de W. Burkert.
✓“Fiestas de los atenienses” de H. Parke.
✓Web de hellenion.org.
✓Web de helenos.com.br

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Damos por finalizada esta serie de 3 hilos sobre los Misterios de Eleusis. Me faltó explicar los ritos modernos pero ya se hizo demasiado extenso.

Que el amor de Deméter y al esperanza de Perséfone los acompañe siempre. Gracias por leer. Χαίρετε!