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Me acabo de mudar al extranjero para llevar adelante estudios de doctorado. Desde aquí, quería aprovechar para contarles una historia que, por seguridad y precaución, no pude contarles cuando ocurrió: me amenazaron de muerte /1
Para mi sorpresa no fue por decir que hubo un conflicto armado. Tampoco por hablar a favor del aborto o del matrimonio igualitario ni contra el fujimorismo. No. Me amenazaron por criticar que le pidamos visa a los refugiados venezolanos que llegan a nuestras fronteras /2
El correo, de un tal “José Benett”, era claro: “ellos” ya sabían quién era yo y mi familia. “Ya hemos decapitado chimpanecos, no nos tiembla la mano en hacerlo con homosexuales como tú”, decía. /3
Obviamente, mi primera reacción fue ir a la policía. Lo que pasó luego fue una de las cosas más decepcionantes que me ha ocurrido en el Perú: La Policía, en tres oportunidades, se rehusó a ayudarme /4
Es difícil explicar la sensación de desolación, soledad y miedo que causa saber que tu propio país te falla de esa forma. No soy el único que se ha sentido así. Víctimas de violencia de género, racismo y otros lo viven de peores formas /5
El problema empezó desde que interpuse la denuncia. El Sub Oficial que me recibió en la Comisaría me dijo, textualmente, que interponer una denuncia no serviría de nada porque él “no iba a hacer nada con ella”. “Vaya a la DIVIAC” dijo /6
En la DIVIAC, peor aún, me dijeron que “la mera amenaza de muerte no es delito”
“Cómo que no?!” Respondí indignado. Art. 151 del CP? Delinque “el que mediante amenaza o violencia obliga a otro a hacer lo que la ley no manda o le impide hacer lo que ella no prohíbe” /7
Según la DIVIAC, una amenaza sólo es delito si implica extorsión con dinero. “Vaya a hablar con Extorsiones”. Allí me pidieron ver el mail. “Aquí no hay delito”, me repitieron. Volví a citar el 151. “Pero qué dijo usted?” Me respondió. Le mostré mi tweet... /8
“Ah bueno”, me dijo, “usted tiene que entender que el tema venezolano es un tema sensible. Usted seguramente lo ofendió con sus comentarios. Muchos peruanos están afectados y ud debe entender”. Sí, como lo oyen. La víctima era quien me amenazó, no el amenazado. Una locura /9
“En todo caso la mera amenaza no es delito. Regrese cuando se configure el delito”. En otras palabras, cuando me matasen, recién allí podría interponer una denuncia. /10
Regresé a DIVIAC. Llamaron a otro oficial para que “me explique” que una amenaza de muerte no es delito. Discutimos por como una hora. “Usted está dejándome desprotegido y si me matan será su culpa”, le dije. “Si señor, usted tiene que entender que no podemos hacer nada” /11
Me fui, con miedo, a mi casa. Cambié mi rutina. Empecé a salir por la puerta trasera del condominio. Tomaba rutas alternas para ir al trabajo. Trataba de no estar en la calle de noche. Fueron semanas difíciles, con miedo /12
Sin protección de la policía, no podía hablar de la crisis venezolana. Para qué darles un motivo para volver a amenazarme o atacarme? Decidí que mejor me quedaba callado. Dejé de twittear del tema y esperé que pase el tiempo /13
Un día me llamaron para entrevistarme en la radio sobre el tema. Rechacé la entrevista diciendo que estaba amenazado. La radio me dijo “entendemos. A nuestros reporteros que ven el tema de Venezuela les llega el doble de amenazas de muerte que al resto” /14
Luego de algunas semanas me empecé a calmar y regresar a mis hábitos normales. Felizmente el tema parece fue una falsa alarma. Nunca supe quién me amenazó. Todo se mantuvo en el desamparo. Una mancha que nunca olvidaré. Mi policía me falló cuando más la necesité. /15
Así pues, para mí, el peligro no vino de un refugiado venezolano. Para mí, el peligro vino de un peruano que quería matar a quienes los ayudan. El odio mata, la migración no /16
La solución de los problemas que trae la crisis venezolana pasa por resolver los mismos problemas que siempre hemos tenido: informalidad, explotación, falta de productividad. Si arreglamos esos problemas, los arreglamos para todos, peruanos y venezolanos /17
El “enemigo” no es el venezolano desesperado que busca un trabajo por menos de lo que pide un peruano. Es, en cambio, ese peruano que explota a otros, aprovechando su desesperación, pagándoles menos del mínimo en condiciones de semi-esclavitud, sin importar su nacionalidad /18
Y sí, por supuesto que hay delincuentes venezolanos. Pero no es como que ellos han inventado la delincuencia en el Perú. Por favor, no seamos absurdos. /19
En fin, quería compartir esta historia ahora que - estando fuera de la jurisdicción de la PNP y lejos de mi país - me siento protegido. Me parte el alma que sea así como les cuento... pero es la realidad en la que vivimos. Fuerza hermanos venezolanos, la xenofobia no ganará! /20
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