, 34 tweets, 13 min read
My Authors
Read all threads
Hay personas que se niegan a claudicar. Incluso al relato que otros cuentan sobre ellas.

En #LaBrasaTorrijos de hoy, la historia de la casa que resistió a un centro comercial o las lecciones que aprendí de una mujer vieja y fuerte en una casa pequeña y vieja.

(Un HILO 👇)
Uno de las cosas más curiosas del urbanismo mundial es el fenómeno de las propiedades que se niegan a ser compradas e incluso expropiadas, y al final acaban rodeadas de construcciones nuevas.

En China se llaman "casas chincheta" o "casas clavo" y son una cosa fascinante.
En el mundo anglosajón, sobre todo en USA, se llaman "holdouts" y tienen algunas historias cojonudas como la del solar más pequeño (y caro) del mundo, que está en Manhattan y es un triángulo de apenas 50 cm de lado.

(Alguna vez contaré esto porque mola de la leche)
Con todo, los casos más espectaculares (y más famosos) de edificios que se resisten a ser vendidos, son los de casitas rodeadas de grandes construcciones.
Seguramente el más peculiar es el de Edith Macefield, porque se parecía mucho a la peli "UP".
La historia de Edith Macefield se vendió comoDavid contra Goliat, el pez pequeño contra las grandes corporaciones y toda esa narrativa que nos mola tanto.

Pero la realidad es más insólita. Y más bonita.

Es una historia de amistad entre dos personas que deberían odiarse.
A principios de los 50, Edith Macefield se mudó a una casa algo vieja, pero reformada, en el barrio de Ballard. No era precisamente mejores zonas de Seattle, pero era un sitio estupendo para que Edith, con 30 años y recién divorciada, comenzase una nueva vida.
Con el tiempo, el barrio fue cambiando poco a poco. Las casas iban desapareciendo y, en su lugar, se levantaban comercios, talleres y naves industriales. Eran polígonos moderados, nada especialmente inhumano, pero el caso es que la señora Macefield se iba quedando sin vecinos.
Para el año 2000, la manzana de su casa era la única residencial entre tiendas, restaurantes de carretera y fábricas de conservas y para 2005, la casa de Edith Macefield era la única casa de la manzana. Todas las demás se habían comprado y derribado.
Con la burbuja inmobiliaria, en ese terreno iban a construir un centro comercial y las casas vecinas se habían vendido por 200 000 $.
A Macefield le ofrecieron 750.000 pero dijo que no, así que el centro comercial comenzó a construirse ENVOLVIENDO su casa.
En esta foto aérea se ve todo el tinglado de las obras del centro comercial, con la casita de Edith Macefield junto a la grúa verde.
A la mujer le llegaron a ofrecer hasta un millón de dólares pero siempre se negó a vender. El caso se convirtió en una leyenda local. A los medios les encantaba esa batalla en el que una pequeña y testaruda anciana vencía a los malvados promotores.
Sin embargo, a Edith no le gustaba esa historia que vendían los periódicos. Nunca habló ni con ellos ni con las televisiones y las radios.

Ella no se veía como una heroína de nada.
Según contaría ella misma, tampoco tenía un apego especial a su casa. Lo que tenía era 83 años, un viejo sedán azul (ese que habéis visto delante de la casa en algunas fotos), una movilidad muy reducida (necesitaba un andador para caminar) y muy pocas ganas de mudarse.
Lo que sí tenía era un carácter afable que demostraba a menudo con los obreros de la construcción que la rodeaban. Adoraba volver a tener compañía, volver a tener vecinos con los que charlar. Uno de ellos era Barry Martin, el jefe de obra del centro comercial.

Este señor.
Martin llamaba a su puerta de tanto en vez para llevarle la correspondencia e interesarse por su salud. Macefield recibía a Martin con los brazos abiertos y las pequeñas conversaciones que tenían se fueron transformando en tardes enteras delante de un café.
Con el tiempo, Martin se convirtió en el cuidador principal de la señora Macefield. Le llevaba a sus citas con la peluquería, con el médico o al supermercado y, al poco, para poder cuadrarlas mejor con su propio horario, comenzó a concertarlas él mismo.
En los dos años que duraron las obras, la señora Macefield le contó a Martin todas las historias de su vida.
Le contó que había nacido en Inglaterra, que acogió a huérfanos de guerra durante la 2ª Guerra Mundial, e incluso que hizo de espía para el ejército británico hasta que los nazis la capturaron y la metieron en el campo de concentración de Dachau, donde pasó varios meses.
También afirmaba que su primo era ni más ni menos que el rey del swing Benny Goodman, quien le había enseñado a tocar el clarinete. Aunque ya no era capaz de sacar sonido, aún conservaba un saxofón y varias fotografías de su juventud en las que se la veía tocándolo.
Aquí, una foto de la correspondencia entre Banny Goodman y Edith Macefield. Una carta de 1939 fotografíada por el propio Barry Martin.

Sí, debajo pone "Yours [....], Benny Goodman"
A cada charla, la relación entre Edith y Barry era más estrecha, hasta el punto de que el jefe de obra se encargaba de prepararle la comida e incluso la visitaba cada día, semanas después de que la construcción acabase y el centro comercial hubiese abierto sus puertas.
De hecho, Martin le había dado su número de teléfono para que le llamase en cualquier momento en el caso de que la anciana lo necesitara. Aunque fuese de madrugada. Una de estas llamadas ocurrió a mediados de marzo de 2008: la señora se retorcía de dolor en la cama.
Le diagnosticaron un cáncer de páncreas en estado avanzado así que, en el mismo hospital, Martin convenció a la señora Macefield para que se fuera a vivir a una residencia hospitalaria.
Él se hizo cargo de los gastos y ella le concedió poderes jurídicos para tomar sus últimas decisiones. La última decisión de Barry Martin fue conservar la casa hasta el último día de vida de su propietaria, aunque ya no viviese allí.
La señora Edith Macefield murió el 15 de junio de 2008 a la edad de 86 años. En su testamento cedía la casa en el 1438 de la calle 46 NW del barrio de Ballard en Seattle al señor Barry Martin. En 2009, Pixar la llenó de globos y la usó como promoción de su película UP.
Barry Martin la vendió poco después a un inversor, aunque la crisis económica evitó su derribo.

La casa aún sigue allí, tapiada con planchas de madera. Podéis buscarla en Google Maps:
google.com/maps/place/UP+…
En este tiempo ha pasado de todo: nevadas y días soleados. Ha sido convertida en convertida en un símbolo de resistencia. Es casi una atracción turística y aparece en carteles y hasta en tatuajes.
En 2013, Barry Martin publicó un libro titulado "Under One Roof: Lessons I Learned from a Tough Old Woman in a Little Old House".

Bajo un mismo techo: las lecciones que aprendí de una mujer vieja y fuerte en una casa vieja y pequeña.
Por que eso es para mí la casa de Edith Macefield. Más que un símbolo.
Es un pedazo de la amistad entre un hombre y una anciana, construido hace cien años y rodeado por un gimnasio L.A. Fitness a un lado y una sucursal de UPS al otro.
Y con esta imagen de la señora Edith Macefield en su casita de Seattle, junto a su gato "Bowers", terminamos #LaBrasaTorrijos de hoy.

Espero que os lo hayáis pasado bien y nos vemos otra vez el jueves que viene a la misma hora.

(Si os ha gustado, se agradecen los RTs :))
(Fin del HILO ☝️, que siempre se me olvida)
((Madre mía, el hilo tiene más erratas que caracteres))
Si os gustó la historia, en el @seattletimes escribieron en 2015 un reportaje sobre la misteriosa vida —parte real, parte exageradísima— de Edith Macefield, según la contaba ella misma. Echadle un ojo porque sale hasta Charlie Chaplin.
seattletimes.com/pacific-nw-mag…
@seattletimes Y, por cierto, la casita de Macefield no es la única propiedad que se negó a ser absorbida por el centro comercial. En la otra esquina está el Mike's Tavern, un bar-restaurante de ladrillo y una sola planta, especializado en chili para llevar. (Y tiene bastante buena pinta)
Missing some Tweet in this thread? You can try to force a refresh.

Enjoying this thread?

Keep Current with Pedro Torrijos

Profile picture

Stay in touch and get notified when new unrolls are available from this author!

Read all threads

This Thread may be Removed Anytime!

Twitter may remove this content at anytime, convert it as a PDF, save and print for later use!

Try unrolling a thread yourself!

how to unroll video

1) Follow Thread Reader App on Twitter so you can easily mention us!

2) Go to a Twitter thread (series of Tweets by the same owner) and mention us with a keyword "unroll" @threadreaderapp unroll

You can practice here first or read more on our help page!

Follow Us on Twitter!

Did Thread Reader help you today?

Support us! We are indie developers!


This site is made by just three indie developers on a laptop doing marketing, support and development! Read more about the story.

Become a Premium Member ($3.00/month or $30.00/year) and get exclusive features!

Become Premium

Too expensive? Make a small donation by buying us coffee ($5) or help with server cost ($10)

Donate via Paypal Become our Patreon

Thank you for your support!