Mi impresión sobre los eventos del día. La calle no estuvo vacía pero obviamente el volumen de personas fue significativamente menor que en enero. Lógico, considerando el miedo a la represión, el agotamiento por sobrevivir y, sobre todo, la frustración por experiencias previas.
El discurso de Guaidó no fue particularmente impresionante. Subrayó la necesidad irrefutable de mantener la protesta como mecanismo de presión interna, pero no dio muestras de tener una hoja de ruta clara en tal sentido.
Sí, ya sé que el hombre llamó a acompañar las manifestaciones de gremios y de estudiantes, una de las cuales tiene fecha. Eso está muy bien. Pero más allá de eso no hubo un planteamiento estratégico.
Naturalmente, Guaidó no debía anunciar todas las acciones específicas por venir, con detalle, pues ello permitiría al régimen planificar con calma su reacción. Pero no tenía que hacerlo para dar a entender que hay un plan trazado.
Si bien la ciudadanía tiene que poner de su parte, es la dirigencia opositora la que debe presentar las líneas de acción estratégica. Para algo dirigen.
Rescato del discurso de Guaidó que pidiera disculpas ante los ciudadanos. Nunca está de más un gesto de humildad por el hecho de que los objetivos no se han cumplido.
Sin embargo, para invitar a la ciudadanía a mantenerse movilizada, la dirigencia tendrá que demostrar que tiene una estrategia. Eso es urgente.
