Mamá vivió muchos años enferma. Desde el día que me gradué de médica la muerte la rondaba de cerca. Y la logramos espantar varias veces.
Ya era hora. Ella lo sabía, mis hermanos lo sabían. Papá ya no estaba.
“60 mg en bolo. Un poco de furosemida. Y ventilación mecánica a ver si responde. Sin sedación inicialmente y ver con que seguir si se despierta.”
Pero también sabía algo mucho más importante: Había cosas que valían mucho más que seguir con vida. Había límites ya muy claros. Y ella estaba cansada.
Lo único que había que decidir era cómo iban a ser sus últimos momentos.
- Si, pero lleva débil mucho tiempo. Eso no es nada nuevo.
- No, pero ahora es distinto: está débil, triste, y está sola. Papá no está y ella dice que lo único que quiere es volver a verlo entrar por la puerta.
- Si. Tiene más fuerza en su mente que en todo su cuerpo junto.
- Y entonces? Qué es lo que te preocupa?
- Lo que quiero es que quedemos tranquilos. Todos. Que si llega a pasar algo, si ella se pone mal, nadie se sienta en la encrucijada de tener que tomar una decisión.
- Si, exacto. Que pase lo que pase nos quedemos con ella en la casa. Y que todos sepamos que eso es lo correcto.
- Propongo que nos empecemos a turnar para acompañarla en la noche. Mientras ella se acostumbra a que papá no esté. Y nosotros estamos pendientes por si cualquier cosa.
- Si. Seguimos con la secuencia?
Seguiríamos esa secuencia.
- No mi amor. Descansa en tu cama tranquila.
- Pero te puedo acompañar hasta que te duermas.
- Todo está bien, mi amor. Vete a tu camita tranquila.
Así son las madres. Te cuidan hasta el último instante.
- Doctora, yo creo que mejor viene.
Todo médico conoce esas palabras.
- Desde hace unas horas. Pero como ella estaba tranquila no la quise despertar.
O tal vez un poco de la magia que yo conocía?
Ese fue el tratamiento que le di esas horas. Primero lo recibió de mi, luego de los demás.
Mamá murió en su cama, rodeada de hijos, cuñadas, nietos, enfermeras y perros.
Se fue dormida. Amada. Tranquila.
Vete tranquila, que todo estará bien.
Amar es eso. Dejar ser libres.
Dejarte ir por puro amor.