Thread by @CuadernodeLuis

¡¡¡Atención!!! Sacando tiempo de debajo de las piedras, aquí va mi #RistraDeTuits sobre una obra visionaria que... bueno, que tenía sus fallitos, quién no los tiene.

Escondan a los niños, que el protagonista tiene mala fama, aunque es un trozo de pan.

Allá vamos.
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A ver, que seguro que os suena el protagonista de esta #RistraDeTuits. Se llamaba Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, pero aquí le llamamos Maquiavelo y los amigos, Nicolás.

Aquí os lo dejo en forma de retrato de Santi di Tito, expuesto en el Palazzo Vecchio, en Florencia.

¿Verdad que tiene fama de mal bicho? Pues ¡no la merece! Era un tipo muy majo, simpático, que escribía muy bien, que contaba chistes y publicó una comedia en vida, un funcionario de la república de Florencia... en el peor momento posible.

Cuando Savonarola, en efecto.

Hay quien todavía habla bien de Savonarola porque, a la muerte de Lorenzo, el Magnífico, expulsó a los Medici de Florencia, pero yo no soy uno de ellos.

Era un fanático religioso de la peor especie. Prohibió reír en público, bailar, perfumarse... Un mal bicho.

Maquiavelo ganó las oposiciones a funcionario y tuvo que comerse la república de Savonarola. Sirvió lo mejor que pudo a Florencia en la Segunda Cancillería, algo así como Asuntos Exteriores. Entonces, Savonarola se metió con el papa Borgia, Alejandro VI, y aquello acabó muy mal.

Nicolás acabó en prisión, incluso llegaron a torturarlo un poquito (era la costumbre). Luego fue expulsado de la ciudad y tuvo que vivir pobremente en el campo, con el trabajo de sus manos.

Pero, a la caída de la tarde, se ponía a leer a los clásicos.

De esos ejemplos, de sus grandes dotes de observación y de su muy alta capacidad intelectual surgió toda su obra. La más conocida es "El Príncipe", aunque sus "Comentarios a la Primera Década de Tito Livio" es su obra más importante.

Y está, por supuesto, "El arte de la guerra".

En época de Maquiavelo, Italia estaba dividida en multitud de reinos y repúblicas, y todas peleadas entre sí. La guerra, o cierto tipo de guerra, se había convertido en algo tan nefasto como cotidiano.

El objetivo final de Nicolás era acabar con ese estado de guerra continuo.

Observó que la mayor parte de los ejércitos en Italia dependían de tropas mercenarias, al mando de las cuáles estaban los célebres condottieri.

Eran la ruina y si no recibían la paga, te dejaban con el culo al aire.

Como es lógico, un condottiero mira más para sí mismo que para la república a la que sirve.

Nicolás dijo de ellos que cuando se encuentran frente al enemigo, también mercenario, "parece más que juegan al ajedrez que no se dedican a la guerra".

Y así no puede ser.

Observó la gran importancia que todavía se le daba a la caballería. Sólo los nobles más ricos o los mercenarios mejor pagados podían permitirse combatir con todo el equipo de la caballería pesada de la época.

Es decir, levantar un cuerpo de caballería costaba un pastón.

Pero la caballería pesada no garantizaba la victoria. Maquiavelo sabía que las formaciones de infantería armadas con picas eran capaces de rechazarla. Por eso los mercenarios suizos y los lansquenetes obtuvieron tantas victorias inesperadas en Italia.

Por lo tanto, Maquiavelo optó por defender un modelo de ejército donde primaría la infantería y la caballería (ligera, que no pesada) tendría un papel secundario.

En eso no hizo más que ponerse a la vanguardia de su época. Recordemos que escribió "El arte de la guerra" en 1520.

La gran novedad fue introducir los ejércitos nacionales. La república no tenía que ser defendida por mercenarios venidos de fuera, sino por "voluntarios forzados" (sic).

Es decir: el ejército tenía que estar formado por ciudadanos libres, todos con los mismos derechos y deberes.

Eso, claro, era tan lógico como revolucionario. Un ciudadano que goza de libertad e igualdad de derechos y deberes que sus compatriotas se verá obligado a defender su patria en caso de peligro.

Una vez más, se ve que Maquiavelo perdía los sesos por la antigua Roma republicana.

En efecto: el ejército que describió es ni más ni menos que el ejército romano, con algunas pequeñas variantes. Un ejército ciudadano, que luchaba por defender su libertad.

(Ojo, que Maquiavelo era más utópico de lo que suele decirse).

Llenó su libro de formaciones y esquemas tácticos. Los expertos aseguran que ése es su punto flaco, porque su táctica no era nada del otro jueves.

Pero "está explicado con tanta convicción y con tal claridad que consigue convencer al lector de sus otros argumentos".

A modo de ejemplo, Maquiavelo desconfiaba de las pólvoras. "Hacen mucho ruido y ningún provecho", dijo.

Conociendo las armas de la época, no es de extrañar.

Sin embargo, el uso del arcabuz y del mosquete estaba cambiándolo todo, y muy deprisa.

Nicolás creía que un choque con arma blanca decidiría todo el combate, ejecutado con decisión y rapidez. Su ejército era una tropa de choque formado por soldados armados con picas (1) o con espada y escudo (2), como los romanos, sin demasiadas armaduras.

Tampoco creía en las murallas y fortificaciones. Decía que no hacía falta artillería para derribarlas ni perder el tiempo con ellas. "Siempre habrá alguien dispuesto a entregar una ciudad a cambio de favores", afirmó.

Además, ¿qué mejor muralla que llevar la guerra al país del enemigo y, con la máxima rapidez, atacarlo y derrotarlo? ¿Qué mejor motivación para el ciudadano-soldado saber que su ciudad depende de su victoria?

Fue su visión estratégica de la guerra como un acto político y económico, que buscaba la derrota del enemigo combatiendo lo menos posible, con decisión y rapidez, la que se anticipó en siglos a la del famoso von Clausewitz.

Maquiavelo fue, una vez más, un genio visionario.

Su libro tuvo mucho éxito y se habló mucho de él, aunque las teorías que defendía de la guerra fueron a veces objeto de burla por algunos envidiosos, como Matteo Bandello, que contaría la siguiente historia en una carta a Giovanni di Medici:

Para probar sus teorías tácticas, se reunieron en una pradera tres mil hombres de la milicia florentina y Nicolás intentó que formaran como él quería.

El caos.

Entonces salió Matteo Bandello y se puso en plan sargento y aquí todo el mundo a formar por mis cojones y esas cosas de militares y en un pispás todos formaron como Bandello quiso.

La anécdota ha pasado a la historia, pero también ha quedado para la posteridad que Bandello era un zote que no se enteraba de todo y Maquiavelo, aunque no era militar, fue capaz de discernir el significado de la guerra y cómo tenía que llevarse a cabo en los tiempos modernos.

Y ahora...

¡¡¡LA CUÑA PUBLICITARIA!!!

Y después de un tuit, vuelvo y me despido.

Si quieres saber más de Maquiavelo, resulta que es uno de los protagonistas del segundo volumen de la "Historia torcida de la Filosofía" que publica @PrincipalLibros.

Encárgalo en tu librería de guardia o en:
principaldeloslibros.com/index.php?id_p…

Y ya está.

Os he hablado un poquito de uno de mis humanistas favoritos, Maquiavelo, y de su "Arte de la guerra", que es obra notable y meritoria.

Muchas gracias a todos por haberme leído con tanta paciencia. Espero no haberos aburrido mucho.

¿Y qué estará tramando Nicolás?

Que no se enteraba de nada, quise decir.

Ay...

#NiUnTuitSinErrata