Hace poco hablamos de los matrimonios en la antigua Grecia, al menos cómo eran en Atenas. ¿Pero se han preguntado cómo era la cuestión de los divorcios?
Veamos de qué se trataba en un nuevo hilo sobre la vida cotidiana en la antigua Hélade.
#CoHe
Veamos de qué se trataba en un nuevo hilo sobre la vida cotidiana en la antigua Hélade.
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Antes de empezar, si se perdieron el hilo sobre las nupcias en la Atenas clásica y su ceremonial, aquí se los dejo ➡️
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En Atenas el marido podía repudiar a la mujer sin necesidad de alegar motivo alguno, pero con la obligación de restituir la dote recibida. De hecho, estaba obligado a mantener la dote intacta mientras duraba el matrimonio, aunque la administrara y se beneficiara de ella.
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Para evitar que el marido malgastara o vendiera los bienes recibidos como dote era frecuente que se le exigiera una garantía hipotecaria constituida sobre su propio patrimonio.
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Podía ser causa de repudio la falta de descendencia así como el adulterio de la esposa, que prácticamente obligaba al marido a divorciarse para no caer en la infamia pública.
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Por el lado de la mujer, si recibía malos tratos o si era golpeada o humillada por el marido, podía recurrir al arconte para que disolviera su matrimonio enseñando las pruebas y llevando testigos. Pero ,por lo demás, carecía de capacidad jurídica para pedir el divorcio.
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Pero dicha desigualdad iba más allá: el hombre no solo podía divorciarse cuando quisiese sino también, en algunos casos, podía casar a su propia mujer con otro hombre de su elección, sin el consentimiento de la esposa.
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Incluso el padre de la propia mujer tenía capacidad legal para solicitar el divorcio de esta, si quería que regresara a la casa paterna o bien desposarla con otro hombre de mayor conveniencia.
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Particularmente terrible y angustiante era la situación de una mujer que ya era madre: el derecho de quedarse con los hijos pertenecía al marido, incluso tenía poder sobre el hijo que ya había sido concebido y aún no había nacido al momento del divorcio.
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Otro caso traumático para una mujer casada sucedía si el padre de esta moría y no tenía hermanos varones que heredaran los bienes paternos, convirtiéndose ella en la legítima heredera. Pero había un problema: una mujer no podía administrar dichos bienes y tampoco su marido.
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En este caso, para evitar que los bienes se perdieran, el familiar más cercano de la mujer podía exigir que esta se divorciara de su esposo para casarse con ella y volverse administrador de esos bienes y padre del futuro heredero.
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Como se puede ver, la mujer, con casi ningún derecho, era susceptible de tener que abandonar la casa donde vivía su esposo e hijos para pasar a otra, obligada a casarse con un pariente o con un hombre que no conocía, y todo sin que ella nada pudiera hacer.
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Ahora bien, ¿qué pasaba con una mujer que enviudaba? Debía casarse con quien haya dispuesto el marido antes de morir. Pero si este moría sin dejar nada dicho, la decisión caía en el nuevo "dueño legal" de la mujer, que podía ser su padre, un pariente o incluso su propio hijo.
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Fuente 📚
✓“Vida cotidiana: así vivían en la antigua Grecia” de R. López Melero (editorial Anaya).
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✓“Vida cotidiana: así vivían en la antigua Grecia” de R. López Melero (editorial Anaya).
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Termina aquí este breve hilo. La verdad que da para reflexionar cómo era la vida para una mujer en la antigüedad.
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