Veo a mucho político reprochando a @ortega_Smith que “no mirara a los ojos” a la mujer que hoy le ha increpado. Voy a explicar por qué ese reproche es una memez según un gigante intelectual contemporáneo: René Girard. (Pena que @ortega_Smith me tenga bloqueado y no pueda leerme). 
No puedo explicar aquí toda la obra de Girard (hice un resumen cuando falleció, en otro hilo: ). Quedémonos con una idea: los seres humanos amamos considerar de repente a un individuo/grupo como causante de todos nuestros males: judíos, brujas, malditos...
Eso desemboca a menudo en la increpación al malvado. Ajá, por fin te tenemos: vamos a soltarte a la cara todo lo malo que eres, nosotros, los buenos. Prepárate. Girard ve un momento así en el evangelio: una adúltera merece ser apedreada según la Ley y preguntan a Jesús qué opina.
Según la Ley, o Yahvé, la razón total la tienen ellos. Lapidar a esa mujer no solo es válido, ¡es lo bueno! Además son muchos: eso siempre ayuda a convencerte de que tienes razón. Jesús entonces reacciona de uno de los modos más raros del evangelio: se pone a escribir en el suelo
Ese escribir de Jesús no solo nos da un dato histórico (resulta tan estrambótico que el evangelista seguramente cuenta algo real, ergo sabía leer y escribir). También ha suscitado mil interpretaciones del porqué. Según Girard, Jesús hace eso porque conoce bien a los increpadores
En efecto, a quien te increpa arropado de beneplácito general nada puedes oponer. Lo supo un hombre a quien Apolonio de Tiana, otro profeta antiguo, identificó con el diablo. El hombre miró a todos con terror y la masa interpretó: “Oh, qué mirada maléfica. Es cierto, es el Mal”.
Así que Jesús, más listo que ese hombre, sabe que cualquier mirada que haga será interpretada o como desafiante (ergo mira qué chulo) o como despreocupada (ergo fíjate que todo le da igual) o como apesadumbrada (mira, reconoce su error y hay que apedrearla) o como quiera la masa.
Y por tanto adopta la postura más inteligente: si escribe en el suelo y no mira, los increpadores no tendrán excusa para incluirle a él entre lo detestable. Por supuesto, una vez logrado eso, salva luego hábilmente a la mujer de la amenaza (conoceréis la historia) y final feliz.
En suma, solo los que desconozcan a Girard, Apolonio de Tiana y la historia de la adúltera pueden exigir a otro que “mire a los ojos a un increpador”. Me duele especialmente que los de @CiudadanosCs, tan increpados en los desfiles del 8M o el Orgullo, ignoren esta simple verdad.
Y para finalizar un pequeño artículo en que explico por qué me desespera que en @CiudadanosCs sigan sin coscarse un ápice de sobre qué va esto de la guerra cultural, y por qué su postura es perdedora theobjective.com/elsubjetivo/lo… (lo escribí en julio, antes de la debacle actual). FIN.
