Este mes leímos "Late un corazón", de I Acevedo en el club de literatura queer
Cuando tocó la ronda de las devoluciones, a más de uno le costaba no hablar de I en femenino. Ni qué hablar de usar los artículos y pronombres inclusivos
Es un dato que cueste hablar de la identidad de I en los términos que I propone justamente cuando discutimos un libro que gira en torno a ese proceso. Como un eje del que se mantiene una distancia medida
De más está decir que el coordinador del club señaló estos aspectos, para respetar la identidad de I. Y nos dimos la reflexión sobre el tema, por supuesto, porque si algo no tiene este club es caretaje
Pero no quiero hablar del libro de I, ni de su escritura disruptiva, ni del club maravilloso al que me sumé este año. Sino del lenguaje inclusivo
Lo potencial, lo precioso del inclusivo es el corrimiento del varón del centro de la escena. Que es decir, del centro del habla
El varón cis hetero sujeto de todas las acciones. Las peores y las más nobles. Son los hombres los que violan. Y también los que hacen la revolución
Todo recae en el varón, en el discurso. No sólo invisibiliza a las mujeres e identidades no binarias y disidentes. En el discurso, el único sujeto posible es el hombre
El inclusivo socava esa centralidad, desde los márgenes. Y abre un universo de posibilidades, justamente, queers, disidentes. Es un cambio de paradigma
Creo que el uso del inclusivo nos obliga a cuestionarnos los límites de la empatía que construimos hasta ahora. De la escucha del otre. De sus deseos, de su identidad
Por qué cuesta tanto respetar estas variaciones de la lengua? Digo, frente a otras. Porque rompe con un lugar de privilegio no cuestionado hasta ahora, en este nivel del habla
Banco el inclusivo como estrategia para correr los límites de los mundos posibles a los que aspiramos. Y ésta es una estrategia literaria, del lenguaje, y política
(acá es cuando les recomiendo leer a Ludmer y pensar en vueltas de tuercas posibles)
No se trata de hacer una bandera con el uso de la "e" y otras variantes. Se trata de que apuntala posibilidades de entendimiento que no consideramos hasta ahora
A medida que incorporo más y más el inclusivo en mi discurso cotidiano, por ejemplo, noto un proceso doble: por un lado, me siento corrido de la propia centralidad de mi enunciación. Por otro, me descubro parte de una enunciación más amplia; de un sujeto colectivo más amplio
Qué mejor que un sujeto colectivo más amplio, más abarcativo? No estamos proponiendo, precisamente, la urgencia de ampliar las redes solidarias que nos permitan construir otro país?
