Thread by @BoixRichter

El animal es “del tamaño de una isla flotante. Se dice que si se aferra al mayor buque de guerra, podría tirar de él hasta el fondo del océano” escribió Erik Pontoppidan, obispo de Bergen, en su “Historia Natural de Noruega” en 1752.

Sin embargo, el verdadero peligro para los marineros no era la criatura en sí misma, sino el remolino que creaba al sumergirse rápidamente en el océano y que podía arrastrar consigo los navíos. El animal lo identificaba como “Kraken”.

Nombre nórdico que en la mitología escandinava hace referencia a un monstruo marino. El propio Linneo al desarrollar su sistema de clasificación del mundo biológico, incluyó al Kraken como cefalólopodo y le asigno el género ‘Microcosmus’.

Para Pontoppidan el monstruo había sido confundido con islas, y que algunos de los islotes de los mapas no eran tales sino lugares donde había emergido el Kraken. También mencionó que un individuo joven apareció varado muerto en la playa de Alstahaug (Noruega).

Eso ha llevado a pensar que el famoso Kraken, al que muchas veces se ha representado con forma de pulpo, fueron avistamientos de los marineros de calamares gigantes. Un relato, el de Pontoppidan que llamó la atención de Julio Verne.

Posiblemente, las descripciones del Kraken inspiraron al famoso calamar gigante de “Veinte mil leguas de viaje submarino” (1870), mencionando al monstruo y al propio obispo Pontoppidan. Lo cierto es que los calamares gigantes existen.

No llevan el género ‘Microcosmus’ que Linneo asignó al Kraken sino ‘Architeuthis’. En realidad, más allá de su existencia se sabe muy poco de ellos, hasta hace poco, tan siquiera si es una o son varias las especies que habitan las profundidades de los océanos.

Un estudio genético de hace pocos años reveló que todos los individuos capturados o encontrados muertos que se habían analizado correspondían a una sola especie: 'Architeuthis dux'.
royalsocietypublishing.org/doi/full/10.10…

Incluso su tamaño sigue siendo tema de discusión, pues aunque se suele hablar de individuos de entre 10-14 metros de largo, hay registros antiguos de animales de 18 metros, y otro de 21 metros capturado accidentalmente en Nueva Zelanda en 1933.

Para hacernos idea de lo esquivo del animal, las primeras fotos en su hábitat no se consiguieron hasta el 2005, y las primeras imágenes en vídeo a finales del 2006. Muchas de las evidencias de su existencia las encontramos en los cachalotes.

Es relativamente frecuente encontrar cachalotes con cicatrices de las ventosas de un calamar gigante marcadas en su piel. Se cree que son cicatrices generadas cuando los cachalotes intentan capturar a alguno de estos calamares.

Pero la especie sigue siendo una gran desconocida por las profundidades que habita, un nuevo estudio ha decidido abordar su estudio de una manera diferente al estudio de los especímenes muertos que aparecen varados en las costas.

Por cierto, esta imagen de Indonesia que en 2017 afirmaba tratarse de un calamar gigante, no es ni mucho menos de un calamar, compara con las fotos anteriores, en realidad se trataba de una ballena bastante descompuesta, se aprecia mejor en el enlace.
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bangka.tribunnews.com/2017/05/11/war…

Igual que la genética nos está permitiendo saber algunos caracteres de seres desaparecidos, al poder “leer” sus genes, se ha decidido hacer lo mismo con el calamar gigante, secuenciar su genoma para entender algo más su biología.

Conocer sus genes puede ayudar a comprender algunas de sus características únicas, como la de su gigantismo, y sobretodo sus adaptaciones a las profundidades del océano.

Por ello un equipo de investigadoras e investigadores han extraído y secuenciado el ADN de un ejemplar de ‘Architeuthis dux’.
academic.oup.com/gigascience/ar…

Los autores han podido estimar que su ADN contendría unos 2.700 millones de pares de bases, los humanos tenemos aproximadamente 3.200 millones de bases.

Algo que han destacado en el trabajo es la detección de 135 genes de la familia de las protocadherinas, muy poco abundantes en invertebrados, y más comunes en los mamíferos, algo que sugiere la posesión de un cerebro complejo.

Otro invertebrado donde se han encontrado genes de estas proteínas es el pulpo ‘Octopus bimeculoides’, donde se han llegado a identificar hasta 168 genes.
ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/P…

Pues se cree que las protocadherinas son proteínas implicadas en la buena conexión del sistema nervioso, pues se encuentran en el soma neuronal, las dendritas, los axones y las sinapsis.

Hasta que en 2015 se descubrieron en el genoma del pulpo, estas proteínas se creía que eran una innovación propia de los vertebrados que les había permitido desarrollar sistemas nerviosos más complejos.

El hallazgo de genes de estas proteínas en los calamares gigantes, y los pulpos, parecen confirmar que se trata de proteínas estructurales que pueden contribuir a crear un cerebro complejo.

Cómo han llegado a alcanzar su enorme tamaño, no ha podido desvelarse de momento de su genoma, no al menos en la idea planteada por los autores, pues han detectado pocos genes duplicados.

En mamíferos el aumento de tamaño de las especies puede darse a base de duplicar el genoma, pero no parece que haya sido así como el calamar ha conseguido su tamaño.

Aún así, el primer genoma del calamar gigante nos ayuda a saber algo de este animal tan elusivo que pudo inspirar el mito del Kraken, y al compararlo en el futuro con los genomas de otros cefalópodos aclarar su evolución.

Con proyectos como estos vamos, poco a poco, conociendo la librería que ha dado lugar a la gran diversidad que observamos hoy en día.

Muchas gracias por este descenso virtual a las profundidades.