Muchas veces, una sensación no se corresponde con la realidad. La estadística sirve para despejar dudas ¿En la Superliga se le da cada vez menos importancia a las inferiores, se confunde incorporar con reforzar y además crece el promedio de edad? La respuesta es SÍ. Abrimos HILO.
En la última fecha jugaron 335 futbolistas: 86 de 31 años o más. El promedio no es alto... es altísimo. Preocupante para un torneo que apunta a ser de élite ¿Hay jugadores veteranos que se destacan? Claro. Y muchos jerarquizan. Pero reparar en ellos es engañarse: no es el punto.
El problema es que esos 86 representan casi el 26%, más de un cuarto de la torta. Comparemos con las ligas más importantes del mundo. Apenas la Serie A queda cerca, siendo generosos. En la última fecha completa que se jugó en Italia, el % de futbolistas de 31 años o más fue 22.02
Es importante remarcar que el Calcio ha sido, históricamente, una liga afín a contener a jugadores veteranos. Ese casi 26% de la Superliga impacta aún más cuando lo comparamos con lo que sucede en La Liga (17.50%), Ligue 1 (16.72%), Premier (16%) y Bundesliga (11.60%).
Inmediatamente podríamos buscar el premio consuelo: por el modelo exportador histórico, hasta por necesidad, el torneo argentino es, seguramente, aquel que más jugadores jóvenes pone en vidriera... La respuesta es no. Ha dejado de ser así.
El porcentaje de futbolistas de 22 años o menos utilizados en la última fecha de la Superliga fue 18.5, muy por debajo de Alemania (25.91%) y Francia (23.63%), que han entendido el desarrollo de los jóvenes como política integral y no como modelo o inquietud de algunos clubes.
Incluso competencias con histórica demora en abrirle paso a las promesas, caso la Premier, han empezado a modificar la postura a ritmo constante respaldando los resultados de selecciones juveniles. Ha pasado en los últimos años de un 10 a un 16%. Algo similar sucedió en Italia.
Argentina vende cada vez menos y a equipos que no son top. El torneo no atrae a esos clubes VIP, no solo porque ya fabrican sus productos o se desarrollaron industrias cercanas, sino porque lo que aquí se ofrece ya no luce tanto y porque la vidriera tiene cada vez menos productos
Son muy pocos los clubes que respetan y aprovechan a sus inferiores. La mayoría parece consumido por la adicción a modificar planteles de manera constante sumando jugadores que a veces no llegan a participar en el 20% de los partidos. Eso incide directamente en sus economías.
En la última fecha de la Superliga, solo Banfield y Lanús, 2 equipos sobre 24, presentaron formaciones titulares con mayoría de jugadores de inferiores. Y llegaron con la ayuda de veteranos de la casa como Dátolo o Lautaro Acosta.
19 equipos no alcanzaron a presentar 4 jugadores titulares de inferiores. Muchos le dieron lugar apenas a 1 o 2. Algunos quedaron en cero. La paridad en la competencia se da con flecha hacia abajo. Hay planteles de más de 30 jugadores con menos del 10% surgidos en la casa.
¿En serio es necesario incorporar cada año 10-12 jugadores? ¿En serio cada futbolista que se suma es superior a la mejor promesa de inferiores en ese puesto? No parece redituable, ni económica ni deportivamente. Las principales ligas van en una dirección. Argentina, a contramano.
