Raperos encarcelados: ¿has escuchado ya demasiadas veces eso de "entonces si lo digo cantando, puedo decir lo que quiera", y no sabes qué responder? Un HILO ⤵️ para explicar por qué ningún artista puede ser encarcelado por su obra. 
La intención del artista es producir obras de arte. Por supuesto, hay obras buenas, malas y peores, todas ellas opinables y con declarada vocación artística. Esto es, para empezar, interpretables.
Se dice que la obra artística 'muere' cuando abandona las manos del artista que la concibió, porque ahí muere el significado que este le otorgó, para luego volver a 'nacer' tantas veces y de tantas formas como observadores tenga e interpretaciones suscite.
No puedes juzgar al artista por la interpretación que sólo tú hagas sobre su obra, no puedes atribuirle al artista la misma intención que tú has adivinado en ella, tú no eres el artista.
El pensamiento de cada uno es territorio inexpugnable. Suponer lo que el artista dice y enjuiciarlo por ello constituye una intromisión inaceptable en su pensamiento, una violación de su libertad para pensar. Significa que yo te diga a ti lo que tú piensas, una aberración.
Así, mientras el significado de la obra para el artista es uno, el significado para los observadores es múltiple. Tratar de imponer una única interpretación significa, además de la violación de la libertad de pensamiento del artista, el desprecio de todas las demás.
Si defendemos la libertad de expresión, defendamos −antes− la libertad de pensamiento que la fundamenta. Atacar la segunda es, también, destruir la primera. No hay delito en el pensamiento ni en su mera expresión.
Los delitos necesitan de intenciones ciertas y hechos probados. Quien observa intenciones ciertas en palabras enunciadas de modo artístico está endosándoles sólo un significado −el literal− de los muchos que puede tener. ¿Quién eres tú para decirme a mí lo que yo quiero decir?
¿Quiere decir esto, entonces, que "mientras lo diga cantando, puedo decir lo que quiera"? Rotundamente, sí*.
* Obviamente, no basta con cantarlo, o pintarlo, eso es una reducción: debes ser artista, cantante, pintor, debes tener una declarada y probada intención artística.
* Obviamente, no basta con cantarlo, o pintarlo, eso es una reducción: debes ser artista, cantante, pintor, debes tener una declarada y probada intención artística.
¿Y si una producción artística resulta inspiradora de un crimen? Pues ese crimen será fruto de una de las interpretaciones de la obra −la del criminal−, pero no de la obra ni del artista.
Por ejemplo, alguien podría inspirarse en los versos de cualquier himno nacional que anime a emprender "feroces luchas" contra "malvados invasores" para exterminar a los inmigrantes, pero a nadie se le ocurrirá culpar de ello al autor de la letra, o a la letra misma.
Observa aquí cómo estaríamos imponiendo un único significado de la letra −el literal− sobre cualquier otro, incluso sobre el del propio artista. Y así, tomando el significado literal como único, podríamos acusar al artista de incitación al desorden, un absurdo totalitarista.
Imaginemos, por otra parte, que un tipo redacta y distribuye un manifiesto declaradamente revolucionario donde se insta al pueblo a la subversión armada. No hay vocación artística aquí, se trata de un llamamiento público y literal al desorden.
Callar al artista siempre es objetivo del totalitario, porque el artista es capaz de sortear los límites con su ingenio: puede sugerir, provocar y transgredir sin que lo parezca. Y el totalitario quiere asustarlo, silenciarlo, porque no puede prohibirlo. Cuidemos al artista.
