Pongan atención que hoy les voy a contar la verdadera historia de Van Gogh.
Vincent Van Gogh nació en marzo de 1852, hijo de la nerviosa Anna Cornelia y su esposo Theodorus, un estricto pastor protestante que reaccionó con frialdad el día que tuvieron que enterrar a su primogénito y es que pocos saben que Vincent Van Gogh había nacido muerto.
Exactamente un año después el matrimonio tuvo otro hijo y como ese sí nació vivo, decidieron ponerle el nombre del hijo anterior y aquí no pasó nada, el 30 de marzo de 1853, nació en Zundert (Países Bajos) el protagonista de esta historia, Vincent Van Gogh.
Su madre tuvo otros 4 hijos pero jamás pudo superar la muerte del primero, de hecho era una mujer fría con el pequeño Vincent, como si le culpara de la muerte de su hermano.

Vincent resintió esa falta de amor toda su vida.
En palabras del propio Van Gogh, su infancia fue triste, fría y estéril, el rechazo de su madre se le quedó grabado en su alma, aunque para ser justos también de ella aprendió a amar el campo, a dar largos paseos a analizar la naturaleza y todo eso lo plasmó en sus obras.
Desde los 9 años ya dibujaba y se veían muestras del que sorprendería al mundo siglos después.
Su educación fue errática y debido a los problemas financieros que vivían sus padres, le obligaron a dejar la escuela a los 15 años.
Partió a trabajar con su tío en una galería de arte, estaba fascinado, no vivía con sus estrictos y fríos padres por primera vez en su vida y se sentía feliz, a pesar de no ir a la escuela Vincent había descubierto su vocación, quería dedicarse al arte pero no sabía cómo .
Empezó leyendo, cuanto libro encontraba y así aprendió a hablar francés e inglés, pasaba las tardes en los museos tratando de aprender a distinguir lo que los críticos llamaban”Buen arte” y el “Mal Arte”.
En julio de 1873, lo trasladaron a trabajar en una galería de arte en Londres, ahí descubrió las deprimentes pinturas de Gustave doré que reflejaban la decadencia de la sociedad inglesa, Van Gogh tenía 20 años y su vida carecía de estabilidad en todos los sentidos.
Pero entonces se enamoró, la hija de la dueña de la pensión donde se hospedaba se llamaba Úrsula Loyer, ella tenía una hija llamada Eugenia que a veces ayudaba a su madre en las labores de la pensión, cuando lo hacía intercambiaba miradas con Vincent y le sonreía.
La vida era diferente para el joven Van Gogh que dormía con una sonrisa y despertaba pensando en el momento del día en el que se cruzaría con Eugenia, la joven también buscaba encontrarse con él para sonreírle y así supo que ella también estaba enamorada.
Los coqueteos se prolongaron bastante tiempo, pero Vincent no hacía ningún movimiento, recuerden que en esa época la sociedad ultraconservadora veía con malos ojos que una joven tomara la iniciativa por lo que a la joven no le quedaba más remedio que esperar.
Las miradas y la tensión entre ambos aumentaba, Eugenia buscaba cualquier oportunidad para encontrarse con Vincent y recibir miradas de afecto y halagos, finalmente el joven se animó a declararle su amor, estaba perdidamente loco por ella y fue a pedir su mano.
Ella le vio llegar con flores, estaba nerviosa, su madre estaba presente pero a él no le importaba, quería una relación formal y tenía que pedir la aprobación de la señora Úrsula.

Finalmente Vincent le declaró su amor a Eugenia que nerviosa le dijo que…
No.

Porque estaba comprometida con otro hombre.

Todos esos coqueteos fueron un juego para ella.
Vincent estaba sorprendido, pero no se desanimó, todas esas miradas y coqueteos eran por algo así que le dijo que él la haría feliz, que se desviviría por ella pero Eugenia no cedió y Vincent llorando le pidió que reconsiderara su postura pero ella no se inmutó al verlo llorar.
Úrsula se metió defendiendo a su hija y Vincent pronto empezó a discutir con ambas mujeres, se deshizo de todas sus cosas, vendió todo y se fue de ahí, algo había cambiado en él, todos sus recuerdos de niñez sobre el rechazo de su madre volvieron.
Y es que ella no sólo lo rechazaba, obligaba a Vincent desde pequeño a ir a ver la tumba de su hermano muerto, ver su nombre grabado en una tumba y el rechazo de su madre y ahora el de la joven que amaba lo volvieron un ser triste e irritable.
Para colmo de males Fue despedido, de la galería y se refugió en la religión, volvió a Amsterdam donde decidió convertirse en pastor como su padre, durante un año estudió teología, se enfocó a ello día y noche y pasaba días sin comer concentrado en pasar el examen de admisión
Finalmente llegó el día de la prueba y Vincent arrasó con todo, era un genio, para ese entonces ya hablaba con fluidez 6 idiomas y escribía en 4, sólo faltaba que aceptara algo y su ingreso a la universidad sería oficial; tenía que comprometerse a estudiar latín.
Pero Van Gogh se negó, dijo que era inútil y que no lo haría, “El latín es una lengua muerta y los pobres no lo hablan, no tiene caso perder mi tiempo”, les dijo.

La escuela de teología le negó la admisión argumentando que su actitud era intransigente.
Pero no le importó, sabiéndose un genio fue a la escuela belga de teología pero también lo rechazaron por necio.

Triste se fue a vivir cerca unas minas de carbón con el pretexto de ir a ayudar gente.

Se volvió voluntario de la iglesia y predicaba a los obreros el evangelio.
Su deseo de ayudar (o de castigarse) era tanto, que entregó su propia casa a gente necesitada, dormía en las barracas, estaba sucio, su comida la regalaba, su ropa estaba rota, y su fama llegó a oídos de la iglesia, el pueblo lo llamaba “El Jesucristo de las minas de carbón”
Los dirigentes de la iglesia supieron de sus pesares y lo convocaron, querían conocer y decirle unas palabras a aquel hombre que se martirizaba para ayudar a otros.

El comité evangélico al tenerlo de frente le dijo a Vincent que...
Un hombre al servicio de dios debía llevar su palabra con dignidad y él no vivía dignamente así que le prohibieron ser voluntario y lo echaron del lugar.

Ahora no sólo su madre y su amada, hasta la iglesia lo había rechazado.
Tenía 27 años, no tenía trabajo, estudios, familia, y todos lo consideraban un fracasado.

Todos menos su hermano Theo, que le mandaba dinero, le animaba a dedicarse de lleno a la pintura y hasta a encontrar un nuevo amor.

Su hermano era el único que le quería y confiaba en él.
Vincent le escribía cartas a Theo constantemente, el cariño de su hermano, le daba nuevos bríos.

Además con la ayuda económica que le daba se dedicó a pintar de nuevo y de paso se enamoro de una mujer (Ahora sí soltera), pero había un detalle...
Era su prima, (Cornelia Adriana Vos Stricker o “Kee”) además acababa de enviudar y Vincent locamente enamorado se limitó a escuchar sus penas y tratar de brindarle consuelo, una tarde mientras ella lloraba en sus brazos, Vincent le propuso matrimonio.
Ella se sintió ofendida por la propuesta y le dijo que respetara su duelo, él hizo menos el comentario diciéndole que si se casaba con él dejaría de estar triste.

Ella se fue a su casa de Amsterdam para no volver a encontrarse con Vincent que seguía insistiendo con el mismo tema
Pero él se negó de nuevo a aceptar el rechazo y fue tras ella, su familia al saber que venía le recibió con alegría hasta que se enteraron de sus intenciones, Kee, al verlo llegar corrió a su habitación y se encerró, entonces Vincent puso la mano sobre una lampara y dijo que..
No quitaría la mano del fuego hasta que ella aceptara verlo de nuevo y dijera que sí a su propuesta de matrimonio, pero simplemente apagaron la lampara y lo echaron de la casa, diciéndole que su insistencia era asquerosa.

Finalmente lograron llevárselo del lugar.
Con el corazón roto se fue para nunca volver y se instaló en La Haya por consejo de su hermano Theo, que seguía queriéndolo (y manteniéndolo)

También por consejo de Theo buscó a su primo Antón, un pintor de Acuarelas que vivía en aquella ciudad.
Gracias a Antón realizó sus primeras acuarelas y fue refinando su técnica de pintura, sus pinceladas mejoraban cada día, y aunque seguía sin vender alguna pero de nuevo durante esta etapa de productividad volvió a encontrar el amor, la elegida fue ....
Clasina María Hoornik, “Sien”, ella era una prostituta alcohólica, enferma de sífilis que vivía con su hija en la calle y además estaba embarazada.

Van Gogh la invitó a vivir con él y esta vez no lo rechazaron.
Vivieron juntos durante un año, su hermano su primo y su padre rechazaron la relación, Sien le servía de modelo y Vincent le proveía de sustento, pero de pronto enfermó y el pintor terminó en el hospital, ahí los médicos le dijeron que “alguien” le había contagiado sífilis.
Y gonorrea, sin trabajo, enfermo y sin dinero, Sien volvió a prostituirse, llegado a ese punto su hermano le exigió que abandonara para siempre la relación o no le darían más dinero así que la dejó y durante un tiempo vagó pintando por ciudades del noreste de Holanda.
Se instaló de nuevo con su padre pero ahora en Nuenen, ahí realizó varios cuadros que dejaban ver la forma en la que Van Gogh se identificaba con sus protagonistas, como “El Tejedor en el Telar”, en donde la claridad del fondo resalta de forma magnífica el dibujo principal.
EN 1884 se volvió a enamorar, la elegida fue Margot Begemann, una vecina 10 años mayor que él y cuya familia se opuso a la relación, Vincent no pudo deprimirse mucho por esa ruptura ya que ese año su padre murió de manera repentina.
En 1885 decidió hacer un cambio radical en su estilo y empezó a pintar una de sus obras maestras “Los Comedores de Patatas” un cuadro honesto, para el que hasta contrató modelos (antes generalmente dibujaba plantas, paisajes o a un solo personaje).
Estaba orgulloso de su obra pero nadie se la quiso comprar,

Su hermano amoroso como siempre le ayudó a imprimir 20 litografías que se vendieron a precios muchos más accesibles (Hoy se han localizado 8 de aquellas 20 copias).

Tras ese fracaso se mudó a Ámberes.
Pero la sífilis le hizo perder casi todos los dientes, el tratamiento médico le salvó la vida pero lo dejó (Aún más) arruinado, así que se traslada a París ahí llegó a vivir con su hermano Theo que le recibe feliz y ambos se instalan en Montmartre.

Ahí conoció a grandes artistas
Toulouse-Lautrec, Cézanne, Gauguin, seguía siendo un pintor mediocre al que nadie le compraba una sola pintura pero su técnica mejoró al conocer a aquellos pintores, compartió mesa en el café Gerboir con Sisley, Monet, con Russell que incluso pintó a Van Gogh majestuosamente 👉🏻
Lautrec también lo retrató debido a que este grupo de pintores impresionistas no tenía dinero para los modelos así que posaban el uno para el otro, pero Vincent hartaba a todos, era un hombre intenso que los criticaba constantemente por no trabajar de sol a sol como lo hacía él.
Los impresionistas trabajaban aprovechando la luz del sol, cuando se ocultaba se iban a tomar a algún café, cosa que Vincent criticaba, les decía que eran unos flojos y que deberían trabajar tan duro como él.

Por supuesto los demás se hartaron de él.
Rechazado por casi todos se dedicó a copiar grabados japoneses donde aprendió algo muy importante, los japoneses valoraban cada pincelada como toda la obra misma, cada pincelada debía ser perfecta.

Vincent se obsesionó con conocer Japón pero el dinero era un problema.
Lautrec le dijo que la luz del sol en la ciudad de Arles era muy parecida a la que se veía en el lejano oriente, sin dudarlo hizo maletas y partió rumbo a Arles donde su luz impregnó los nuevos cuadros de Van Gogh.

Vincent en Arles fue muy feliz, tanto como nunca en la vida.
En Arles se instaló en una pequeña casa amarilla, era tan feliz que trabajaba día y noche, a veces se olvidaba de comer, su salud fue cayendo poco a poco débil su hermano preocupado por él le ofreció al pintor Gauguin que a cambio de una mesada se fuera a Arles con Vincent.
El bueno de Theo no sólo amaba tanto a su hermano como para mantenerlo a él y a su sueño, también mantenía a sus amigos para que Vincent no estuviera solo y triste.
En Arles Vincent se separó del impresionismo y utilizaba los colores para expresarse aún con más identidad, Vincent estaba tan feliz por la llegada de Gauguin que le decoró una habitación de la pequeña casa amarilla con cuadros de girasoles que Van Gogh había pintado.
Pero la paz duró poco, una tarde Gauguin lo retrató pintando unos girasoles y Van Gogh observa el retrato y le dice que se reconoce pero esa no es su cara, ese es el rostro de un loco y él no era así.
Tras esa discusión siguieron más y más peleas, no ayudaba que Gauguin sabiendo que Vincent se sentía solo, le amenazaba constantemente y le torturaba diciéndole que se iba a regresar a París.
Y aquí viene la gran mentira en la vida de Van Gogh, ¿Es verdad que se cortó una oreja y se la mandó a su novia?

Pues les cuento que eso es falso, lo que en realidad pasó fue que...
Tras una pelea con Gauguin, ambos pintores ebrios terminan casi a los golpes y Gauguin decide abandonar ahora sí la casa, Vincent le persigue con una navaja pero no le hace daño, trata de volver a la casa pero ebrio empieza a vagar por las calles y se mete a un burdel.
Ebrio se corta (solamente) el lóbulo de la oreja, lo envuelve y se lo entrega a una prostituta, tras hacerlo se vuelve a casa y al despertar es arrestado y la policía lo manda al hospital, ahí sufrió ataques locura y estuvo al borde de la muerte, pero logró recuperarse.
Al salir nunca volvió a ser el mismo, escuchaba voces y sentía que alguien le quería envenenar, tenía ataques de locura y de nuevo terminó en el hospital, pero el doctor le dejó salir a pintar por las tardes porque sabía que la casa amarilla le daba vida y le hacía feliz.
Pero al llegar descubrió que los vecinos hartos de él y sus locuras destruyeron su habitcion y con ella el único atisbo de felicidad que existió en su vida en Arles.

Desconsolado y sintiéndose rechazado de nuevo, se instaló con ayuda de su hermano en el sanatorio de Saint - Remy
Ahí contemplaba la noche y encontró algo de paz, había estado furioso con su hermano porque se casó, y pensó que le retiraría su ayuda, pero en lugar de eso su hermano que le amaba tanto, le puso “Vincent” a su primer hijo, además..
Le tenia una buena noticia, tras 700 cuadros pintados y 0 vendidos su hermano Theo, por fin había logrado vender un Van Gogh: “El Viñedo Rojo” fue el primer cuadro de los muy pocos que logró vender en vida.
En una noche de paz, una de las pocas noches de felicidad que tuvo, salió con sus pínteles y plasmó la noche estrellada que cubría su soledad con su manto celestial.

Ese día Van Gogh, el arte y la noche fueron uno y esa unión nos dejó una gran obra maestra:
Tras dejar ese lugar se trasladó con ayuda de su hermano a Auvers-Sur-Oise en Francia.

Pero estaba deprimido, se sentía solo, se consideraba un fracaso, sentía que nadie le quería, su hermano (debido a su nueva familia) y él ya no se veían tanto, cada día sufría más y más.
Sus caseros preocupados por la conducta de Vincent se contactaron con su hermano y le pidieron que fuera en tren inmediatamente.

Cuando Theo llegó supo que Vincent llevaba dos días sin salir de su habitación, algo estaba raro, abrió lentamente la puerta y vio que su hermano...
Estaba en la cama tranquilamente fumando, se sentó junto a él y empezaron a recordar anécdotas de la infancia, rieron toda la noche, Vincent era feliz junto a su hermano, le abrazó y le dijo, “me siento en casa, llévame a casa”... “La tristeza durará por siempre” y cerró los ojos
Theo se miró la palma de la mano y vio sangre, giró a su hermano y notó que estaba empapado en sangre.

Vincent se había intentado suicidar dos días antes, se había disparado en el pecho y se desangró poco a poco, se resistió a la muerte y esperó a Theo para morir en sus brazos.
Murió con una sonrisa, acompañado de alguien que le amaba, de hecho murió en brazos de su hermano, recibiendo más cariño en esos últimos minutos de vida que en sus 37 años.

La esposa de Theo, Johanna, se dedicó a viajar por Europa y buscar todas las pinturas que nadie valoró...
Algunas estaban en la basura, otras en la calle, la propia madre de Vincent tiró decenas de obras de su hijo.

Pero Johanna notó algo que nadie había hecho, Van Gogh se había adelantado a su época, sólo tenía que juntar las obras de su cuñado y un día el mundo las valoraría.
Pocos años después descubrió que tenía razón, hasta la propia madre de Van Gogh alcanzó a ver que su hijo muerto se convertía en un exitoso pintor valorado y querido cuyas obras todos querían.

Pero ¿ y Theo dónde estaba mientras Johanna su esposa recolectaba la obra de Vincent?
Theo amaba tanto a su hermano que 6 meses después sabiendo que estaba solo en la otra vida, enfermó y lo siguió

Los cuerpos de los 2 hermanos descansan juntos y sus almas se hacen compañía.

Allá en dónde quiera que esté Vincent, está con Theo y jamás volverá a estar solo.

Fin.
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