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1) Es un asunto interesante. De hecho, la presión que ejerce la perspectiva común sobre la propia ha sido algo muy estudiado en la historia de la psicología. El doctor Asch realizó un experimento muy concluyente en 1951.
2) Seleccionó varios estudiantes y los dividió en grupos conformados por entre 7 y 9 personas cada uno. Todos excepto uno, el sujeto crítico, eran cómplices del doctor en el experimento. 
3) Se les entregó a cada uno un par de cartulinas. En una de ellas, aparecía dibujada una línea, en la otra, había tres líneas de diferentes tamaños numeradas (a, b y c).
4) Se pidió a los estudiantes que compararan la línea de la izquierda con las tres líneas de la derecha y se les realizó la siguiente pregunta: ¿cuál de las tres líneas de la derecha tiene el mismo tamaño que la línea de la izquierda?
5) Los estudiantes, que como he mencionado antes estaban aliados con el doctor que hacía el experimento, dieron respuestas falsas e inverosímiles con la intención de influenciar la percepción de la realidad del estudiante que estaba siendo sometido al experimento.
6) De esta forma, al sujeto crítico se le presentaba una disyuntiva: hacer caso a sus sentidos y percepciones o dejarse llevar por la opinión mayoritaria del grupo, que contradecía lo que él mismo estaba viendo con sus propios ojos.
7) El experimento se realizó con 123 participantes y el resultado fue espectacular: el 36.8% de ellos renunciaron a sus propias percepciones (que además estaban en lo cierto) para aceptar la perspectiva del resto del grupo, que mantenía impresiones irreales.
