Thread by @eibarsestaoX

¡Hilo!
Hoy es 23 de Febrero y...
¡Alto, todo el mundo quieto! ¡Quieto todo el mundo! ¡Silencio! ¡Quieto todo el mundo! ¡Al suelo todo el mundo!
Disparos al techo
"¿Si el golpe triunfa se parará la Liga?" pregunta un diputado.
"Es que vamos líderes, hostia".
Y entonces pasó esto:

Lunes, 23 de Febrero de 1981.
Los periódicos deportivos de aquel Lunes se hacen eco de la victoria del Atlético de Madrid frente al Hércules en un Vicente Calderón en proceso de demolición 38 años después.
El Atlético era líder destacado en Primera desde el mes de Octubre.

El 1-0 llegó en el minuto 45.
El toledano Miguel Angel Ruiz cabeceaba un centro de Bermejo segundos después de que Megido, el George Harrison del fútbol español, mitad futbolista mitad estrella del rock, malograse una ocasión clara en aquella fría tarde a orillas del Manzanares.

Más fría aún fue la tarde en El Sadar.
El Real Madrid vencía con arbitraje de Guruceta y lanzamiento de naranjas previo al partido.
Lo grave vino después.
Unos aficionados comenzaron a lanzar bolas de nieve.
Guruceta llamó la atención al delegado.
Apareció la Policía Nacional.

Comenzó entonces una lluvia de botellas de cerveza que hicieron retirarse a la Policía.
Cayeron 30 botellines, impactando uno de ellos en un linier.
El juego se detuvo durante unos minutos en El Sadar.
Digamos que aquellos días el clima social estaba algo caldeado....

El Atlético estaba presidido por Alfonso Cabeza, médico forense que dirigía el Hospital de La Paz, desde su elección en julio de 1980.
Cabeza era una bomba de relojería ante los micrófonos.
Una máquina de titulares
El ente federativo se reunía esa semana para decidir sancionarle.

“El fútbol español está teledirigido y todos sabemos por quién. Voy a desenmascarar a muchos sinvergüenzas”.
Sobre Helenio Herrera llegó a decir “Si le tengo que hacer la autopsia pondré atención en su próstata”.
Sus iras contra el estamento arbitral eran ya míticas.

Pero lo que hizo saltar chispas en la Federación presidida por Pablo Porta (Pablo Pablito Pablete para Jose María García) fueron unas declaraciones en una discoteca de Barcelona donde sentenció que el Madrid ganaría en Murcia porque arbitraba un catalán (Miguel Pérez).

“No hase falta desir nada más”, que diría años después un Schuster que por entonces gobernaba el centro del campo del Camp Nou.
Pero no.
El Real Madrid de Boskov empató en La Condomina.
Un día más tarde Cabeza era relevado de su puesto como director en La Paz.

El ruido no cesaba.
“Habrá que hacerle la fimosis” declaró sobre el míster barcelonista Helenio Herrera de nuevo.
A Luis de Carlos, presidente madridista, también le cayó lo suyo:
“Salgo de casa con casco, por si está en el balcón y se le escapa el pis”.

No obstante el equipo respondía sobre el campo, a pesar de las críticas “Somos tan malos, tan feos…pero continuamos en cabeza”, declaró el míster García Traid.
El Barcelona era segundo y buscaba una liga que se le resistía desde años atrás, en la época de Cruyff.

Y de pronto saltaba la noticia.
Pocos días después de que los tanques de Milans del Bosch recorriesen la capital del Turia, esas mismas calles eran recorridas por el nuevo y flamante fichaje levantinista.
Johann Cruyff.
El Levante buscaba el ascenso a Primera.

Su debut en liga se produjo apenas tres días después.
El 1 de Marzo el Levante recibía al Palencia con Cruyff como máxima atracción.
18.000 personas asistieron al debut en Segunda del ex-barcelonista.
A la misma hora su Barcelona vencía 6-0 al Hércules de Megido.

Schuster, Estella, Simonsen, Zuviría y dos tantos de Qiuni acababan con la resistencia del Hércules y mantenían los dos puntos de ventaja del Atlético.
Aquellos goles de Qiuni le servían para continuar con 15 goles como máximo goleador en Primera División en busca del Pichichi.

Al acabar el partido dos hombres con pistola abordan al delantero asturiano cuando se dirigía con su Ford Granada al aeropuerto a recoger a su mujer Mari Nieves.
Le ponen una capucha y lo introducen en una furgoneta DKW camino de Zaragoza.
Quini es secuestrado.

La noticia corre como la pólvora.
El clima social es un polvorín.
Los secuestradores, dos mecánicos y un electricista, comienzan la ronda de negociaciones con Mari Nieves y Alexanko, defensa culé.
Quini mientras se alimenta con bocadillos y duerme en un modesto colchón.

Los secuestradores piden 100 millones de pesetas en billetes usados.
Una noche Nuñez decide sacarlos de una sucursal bancaria y depositarlos momentáneamente en uno de los baños de la casa de Quini.
El pago de la cantidad pactada es clave para la liberación posterior.

Se pide a los secuestradores que se abran una cuenta en Suiza.
La Policía les tiende una trampa.
Al acudir a Ginebra uno de ellos es descubierto.
Gracias a ello Quini es liberado el 25 de Marzo sano y salvo.
Pese a las dudas iniciales, ni Grapo ni ETA se atribuyeron el secuestro.

Eran los años de plomo.
84 víctimas a manos de ETA en 1979, 93 en 1980…..y 32 en 1981.
Las teorías de la conspiración y los complots hablan del fútbol como factor clave de ese descenso.
Ficción o realidad, lo bueno es que sirva como excusa para la lectura de una buena novela.

Lo cierto es que la Real el día antes del minuto de gloria de Tejero había vencido por la mínima en Atotxa con arbitraje del gran Condón Uriz.
Media entrada y 750.000 pesetas de recaudación.
Despedida con pitos a la Real y un juego de los de Ormaechea que no gustaba a nadie.

En el momento de la liberación Atlético y Barcelona tropezaban.
El Atlético empataba frente al Salamanca en el Calderón en un encuentro dirigido de nuevo por Condón Uriz.
García Traid continuaba ironizando: “Somos los peores del mundo con cuatro puntos de ventaja”.

La Real se acercaba sigilosamente a la cabeza de la tabla tras vencer 3-1 en Atotxa a un Almería que portaba brazaletes negros a raíz de un macabro accidente de autobús ocurrido en Jumilla que acabó con once excursionistas decapitados cuando se dirigían a las Fallas valencianas.

Mientras se celebraban las fallas una coruñesa residente en Castellón, donde trabajaba como camarera, vendía a su hija de pocos días de edad por 3.000 pesetas.
El domingo 29 de Marzo era detenida.
Precisamente el domingo el día en que la Liga dio un vuelco imprevisto.

El Barcelona sin Quini caía derrotado en el Bernabéu por 3-0.
Mismo resultado que endosó el Sporting al Atlético en el Molinón en una lluviosa tarde.
García Traid dijo haber sido insultado por el linier.
De nuevo saltaba la polémica.
Y de nuevo apareció Alfonso Cabeza.

Consultado sobre si el Atlético iba a presentar un recurso en la Federación declaró: “Mandar un recurso es como escribir a mi tía la del pueblo, que es sorda y es tonta”.
Jesús Gil comparado a Alfonso Cabeza era un monaguillo. Restaban cuatro jornadas.

La semana siguiente Álvarez Margüenda expulsaba a dos jugadores atléticos en el Calderón frente al Zaragoza, que se imponía en los minutos finales gracias al gol de Jorge Valdano.
Y estalló la ira del público rojiblanco en medio de una lluvia de almohadillas sobre el césped.

Las vallas se vinieron abajo.
Un linier es agredido y una señora entra al campo con un zapato en la mano para agredir al árbitro.
En sala de prensa los colchoneros estallan:
“Nos están hundiendo”, “Es una persecución”, “Con la mafia en contra nunca seremos campeones”.

La Real gana y se pone líder empatada a puntos con el Atlético.
Sin embargo García Traid sigue erre que erre “El Madrid será campeón”.
Una semana más tarde los de Boskov les adelantarían en la tabla tras el empate en Mestalla.
Y había un Real - Atlético en el Bernabéu.

Aquel partido no lo iba a disputar Juanito, ya que era amonestado por Andújar Oliver tras una protesta.
Al ver la cartulina amarilla Juanito imploró de rodillas al colegiado malagueño “¡Por Dios Andújar, que me pierdo el derbi con el Atlético!".
Y en efecto, se lo perdió.

Cabeza hace un llamamiento a su afición para que no acuda al Bernabéu, ya que les van a robar seguro, y vayan al Calderón a una merienda con tortilla de patata y bota de vino a la misma hora del partido.
Domingo de Resurrección.
La propuesta es secundada por 10.000 colchoneros.

Una pancarta ensalza al doctor:
“No seremos campeones pero tenemos un presidente que le hecha cojones”.
Mientras la megafonía transmite como su equipo cae frente al Real Madrid Cabeza firma carnés de socio, billetes de metro, fotos.
Es su momento.
Su show.

El Atlético pierde la Liga.
Solo el Real Madrid aguanta el ritmo de la Real de Ormaechea.
Los donostiarras están a 90 minutos de su primera Liga.
El último encuentro lo disputarán en El Molinón, en obras por el Mundial 82.
El Madrid mientras lo hará en el viejo Zorrilla.

Pero antes los madridistas viajarían a Milan para disputar ante el Inter la semifinal de Copa de Europa.
Los interistas prometen en los días previos provocar a Juanito.
Pero en mitad de un ambiente infernal el Madrid cae 1-0 y se clasifica para la final de París.

La expectación en Gijón es máxima.
Agotadas las localidades, se organiza un circuito cerrado de TV para retransmitir el encuentro en la colindante Feria de Muestras gijonesa.
La Real viaja en avión mientras toda su afición lo hace por carretera confiada en lograr la hazaña.

Juanito promete entrar de rodillas al vestuario si el Madrid es campeón en Zorrilla.
El Real Madrid cumple en Zorrilla y la Real cae en El Molinón.
El simultáneo de Zorrilla pone la casilla de “Camisas Arpón” con una flecha negra que simboliza el pitido final en Gijón.

Juanito se pone de rodillas y comienza la peregrinación hacia el vestuario en Zorrilla.
Pero las noticias que provienen de Gijón son confusas y contradictorias.
Parece que ha marcado el Sporting el 3-1.
O que han pitado el final.
Pero de pronto….
¡Gol de la Real!
¡Gol de Zamora!

La afición presente en Gijón estalla de emoción. Zamora y sus compañeros se suben a la valla.
Restaban pocos segundos y aquel 2-2 les daba el título de Liga.
Aquel gol hizo campeones a los donostiarras y acabó con una maldición casi eterna.
La maldición de Julien Cormet.

Cormet era un francés que había creado el Club Ciclista de San Sebastián.
Cuando se construyó el estadio de Atotxa sobre el espacio que ocupaba el velódromo del Club Ciclista Cormet indignado declaró “Nunca más ganaréis el campeonato de fútbol”.
Pero su maldición acabó en 1981.

Luis de Carlos, presidente madridista no dudo en felicitar a la Real por su título y declarar “El fútbol ha sido el gran vencedor” de manera deportiva.
Mientras el Atlético con el Calderón cerrado por sanción disputaba el último encuentro en el Carlos Belmonte de Albacete.

Meses más tarde el doctor Cabeza abandonaría la presidencia del Atlético tras ser sancionado por el Comité de Competición con dieciséis meses.
Recientemente declaró “Hay que echar de España a los rojos, a los del Opus y a los del Madrid”.
Genio y figura.
Bueno, solo figura.

Y todo esto pasó en mitad de un golpe de estado.
¡Conectamos con el elefante blanco a pie de césped!
¿Minuto y resultado desde el Congreso de los Diputados, Jose María?
THE END.