El médico le dijo a mamá que yo tenía que esperar unos años, que luego iba a empezar a ser como una persona normal. Dijo “como una persona normal”. Eso quería decir que yo no era normal, y si lo decía un médico, había una razón científica atrás.
Era una especie de club de apuestas clandestino a la vista de todos, entre los baños y el kiosco del colegio.
Era el rey. El Rey con mayúscula. Durante las clases era víctima. Durante los recreos, una especie de Dios. Una semana, dos semanas. Millones de figuritas.
Le pregunté si tenía figuritas de Dragon Ball y si sabía jugar al Chupi.
FIN.
*sí, estoy corriendo a la oficina*
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