Hablemos de la música que produce una buena historia clínica y de cómo varios médicos pueden cuestionar o confirmar lo que se asume como verdad.
Perdidas casi todas por la erosión del tiempo y la falta de cuidado.
Nadie sabe que va a ser eterno cuando escribe a sus amigos.
Pero algunas se salvaron y en 1994 un pediatra de Peterborough realizó un hallazgo peculiar...
1) Chopin tuvo tres hermanas, una falleció con 14 años (Emilia) y otra con 47 años (Ludwika).
2) Ambas sufrieron enfermedades semejantes a las de Chopin.
3) Ningún médico supo qué ocurría.
Enfermedades respiratorias de repetición.
Diarrea.
Problemas de crecimiento.
Alopecia.
Bajo peso.
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Un cuadro muy infrecuente en la infancia y que se puede asociar a enfermedades congénitas.
Por supuesto, eso en 1827 se ignoraba.
Tosía sangre y mostraba fiebre de forma periódica.
También sufría episodios recurrentes de bronquitis y laringitis.
Era un enfermo con cortos periodos de salud que se observaba con sospecha.
Aún se desconoce si esto se hizo porque pensaba realmente que no la sufría o quería evitarle el estigma asociado.
En sus cartas comentaban el empeoramiento clínico o cómo no podía subir escaleras.
De todos ellos George Sand fue quién más dejó por escrito.
Viaje que fue visto por todos como un error pero, ¿hay error más repetido que amar?
El clima fue espada de Damocles sobre el débil estado de Frederic.
Corría el 1848, un año antes de su muerte.
El año 1849 se dejó llevar acompañado por la compañía de amigos y escasos momentos de lucidez y bienestar.
La tos era parte de cualquier conversación, Chopin se vaciaba en ella y con ella.
Sus notas se perdieron.
No se sabe cómo, si en los incendios de París en 1871 o en la segunda guerra mundial.
Lo que sí se conservó fue una carta sobre lo que vio.
No sabía qué había ocurrido en el cuerpo de Chopin para llevarle a ese silencio abrumador que fue su muerte.
Este 150 años después recompuso su historia.
Concluyó que Chopin falleció a consecuencia de una enfermedad rara: déficit de alfa 1 antitripsina.
Cuatro años más tarde, en 1998, desde Escocia Adam Kubba y Madeleine Young completaron aún más el diagnóstico.
Frederic Chopin pudo no fallecer de tuberculosis.
Quizá fue otra cosa que le acompañó a lo largo de una vida trágica y doliente que impactó en su música.
Pero...
Como en la partitura una blanca dura más que una negra, en la certidumbre todo es esperar a que desaparezca la certeza.
Mirar ese corazón con la capacidad diagnóstica de hoy.
1) bit.ly/3coe6Wz
2) bit.ly/2vhl3If
Los múltiples problemas de salud de Frederic y la muerte de la pequeña Emilia Chopin retumban en las interrogaciones de los investigadores.
Quizá sabedor de la necesidad de un legado capaz de transcender entre los pentagramas de cualquier reloj.
Regalándose la posteridad para llenarla completamente con su música.