Thread by @jgomezsantander

Os voy a contar algo de #lacasadelpapel3 que se ve poco: ¡el guión! Atentos, porque viene la maravillosa historia de cómo hemos escrito esta temporada. Y lo primero que os enseño es... una maleta. Es que vamos a hacer muchos kilómetros.

Después de dos meses currando en la biblia (el proyecto donde se cuenta la temporada), Álex Pina y yo cogimos el primer avión para rematarla. Era abril de 2018 y en el avión lloramos de la risa: se nos ocurrió empezar la serie con Arturo, convertido en ídolo de masas. Funcionaba.

¿Y a dónde nos fuimos? Al Caribe, muy cerca de donde arranca la siguiente secuencia de la serie: la isla de Río y Tokio. Si veis en una playa a dos tipos escribiendo como locos, probablemente seamos nosotros.

Os voy a explicar lo de los viajes. Álex me preguntó una vez: ¿Si podemos escribir esto en el Caribe, qué sentido tiene hacerlo en Madrid? Y tiene razón. Además, de viaje pasa otra cosa: estamos 24 horas metidos en la serie. No hay reuniones, ni casi llamadas. Y además, mola.

Terminamos la biblia aquella semana. Y, al volver a Madrid, sorpresa: La ciudad estaba llena de publicidad de La Casa. Un buen presagio, ¿no? Nos hacía falta la inyección de ánimo, teníamos que empezar a escribir capítulos. El momento de la verdad.

El primer capítulo era muy difícil. Para nosotros, el más complicado: había que reunir a unos millonarios que están en el paraíso, dejar la serie lanzada, conflictos sembrados y el golpe en marcha. Así que nos fuimos a la Sierra de Madrid con Viernes, mi perro. Un habitual.

Y otra clave. ¿Sabéis cuál es la principal preocupación que tenemos? Que la cabeza esté fresca. Nos obsesiona. Un guionista con el cerebro cansado escribe peor y lo ve todo mal. Así que hacemos ejercicio. ¿Para estar fuertes? No, para estar contentos.

Desde luego, también hace ejercicio el perro. Ah, y otra cosa: el capítulo uno quedó terminado. Incluso empezamos el dos. Era el momento de ampliar el equipo (con humanos).

A finales de mayo, se incorporaron @juanslc y @LuisMoyaRedrado. ¿A que molan? Parece que podrían dar palizas a domicilio, pero son dos fenómenos. No ha habido un solo día que no me haya apetecido llegar y verles las caras a estos dos señores. Por jodidos que estuviéramos.

En ese momento, cogí la biblia (64 páginas, arial 12, interlineado sencillo) y la recorté en trocitos... con aquellos papelitos en los que se esbozaba la temporada hicimos los primeros papiros de los capítulos. Ahí estoy con parte del puzzle. Luego lo pegamos y a la pared.

Siguiente viaje. Álex me esperaba en Peñíscola. Era domingo, hacía calor y mi coche se quedó tirado en una gasolinera abandonada... Pero mientras le echaba aceite me vino una frase a la cabeza: ¿Sabés cuál es el auténtico patriarcado? El que tengo aquí colgado. Mereció la pena.

Poco después, vinieron a echar una mano dos clásicos de @VancouverMed: @TroyOlmo y @pajarocabreado. Los primeros capítulos son los que más cuestan. Todo está por hacerse. Y nos dieron vida. Tanta, que Sierra salió embarazada de aquellos días. ¡En la biblia no lo estaba!

Éste es uno de los mejores recuerdos; cuando terminamos el capítulo 3. Lo tiramos entero a tres días de la entrega. Así que nos encerramos en la oficina. Jornadas de 12, 14, 16 horas. Pero, al final, salió. Y lo celebramos mucho. (Qué copas pone @LuisMoyaRedrado.)

En septiembre cogimos otro avión para ir a @smartfilmsco. Estábamos en un momento clave de la temporada: la entrada al banco estaba hecha y empezaba la convivencia. Así que adoptamos el modo esponja. Os cuento qué es:

Escuchábamos a los espectadores y siempre hacíamos las mismas preguntas: tu personaje favorito, por qué, qué momentos te vienen a la cabeza, qué recuerdas de éste, qué del otro. Y la conclusión fue clara: perduraba lo emocional.

Con ese material, nos fuimos a aislarnos: Barú, Colombia. A nuestra casa sólo se podía llegar en barco o por este canal, que era el que cogíamos para ir a hacer la compra. Nuestra oficina, por lo demás, era la leche.

En el avión de vuelta, me senté junto a un matrimonio de Medellín. Y fue una suerte. Ella, Catalina Hoyos, era psiquiatra. Y me dijo: "¿Sabes lo que me encanta de España? La Casa de Papel". Y respondí: "Pues yo la escribo". No terminó ahí la maravilla.

Catalina me contó que tenía hecho un perfil psicológico de los personajes. ¡Tenía a toda la banda diagnosticada! ¿Hay algo mejor para un escritor que poder pasar horas preguntándole a un psiquiatra encerrado en un avión por sus personajes? En Barajas, nos hicimos esta foto.

Llevábamos 4 o 5 capítulos escritos, y en Madrid ya nos esperaba todo el equipo con un millón de preguntas. Cada cosa que veis en la serie, le ha supuesto un problema a alguien. Una lanza térmica, una tubo de interconexión... son cosas que se escriben rápido, pero hacerlas es...

El tubo que podéis ver en la serie es el de arriba, poco antes de terminarse. Si ya os parece que tiene mérito, esperad, porque ojo al diseño que les enviamos nosotros. Podría haberlo hecho un niño de tres años.

Y entonces nos fuimos a los premios Fénix, en México. Un secreto, cuando nos sentamos en el teatro descubrimos que competíamos con Narcos. Y dijimos: vaya, no nos lo dan. ¡Pues nos lo dieron! Sí, la foto con el premio nos la hicimos en el baño. ¡Es que había espejo!

Y desde ahí nos fuimos a Puerto Vallarta. ¿Recordáis lo del deporte y las endorfinas? Otro de nuestros trucos es la sauna. No sólo aclara el cerebro. Es que escribimos dentro. Bueno, escribimos en todas partes.

En esa época estábamos pensando: ¿Cómo huir de la policía con una operación jaula en marcha? Y en la sauna se nos ocurrió: "¡Quedándote en los árboles!", gritó Álex. No estaba mal. No señor. Le dimos mucho en México.

Y un fetiche. En CDMX escribimos en el Café La Habana, donde iba Bolaño, donde Los Detectives Salvajes, donde los realvisceralistas... Cuando pasé por Condesa estuve a punto de llamar a casa de las hermanas Font y robarles el Impala.

No sé si he llegado al final del hilo o qué. Ahora abro otro. Vienen las incorporaciones al equipo de guión @arandanos, @EmilioDiezLopez, @ARPantanella y Esther Morales... y alguna que otra crisis.