Thread by @RafaelPoulain

Pongan atención que hoy les voy a contar la historia de los amantes de Teruel.

Mucho se debate qué tanto es leyenda o historia real, la mayoría sostiene que fue una historia real y que hay muchos registros que lo prueban, pero eso es lo de menos, lo que importa es que nuestra historia de hoy empieza en el siglo XIII, en la ciudad de Teruel.

En esa ciudad vivía una chica muy bella, su nombre era Isabel de Segura, y su padre era un rico mercader que adoraba a su hija y consiente de la belleza de ella, esperaba que Isabel pudiera conocer a un joven rico.

Pero en el corazón no se manda y una tarde que Isabel salió a dar un paseo y conoció a Diego de Marcilla, un joven de corazón noble y espíritu aventurero e idealista sin embargo no era rico y ambos jóvenes sabían que tenían todo en contra para estar juntos.

Cada que podían se reunían en secreto, ambos jóvenes no podían explicar lo que sentían por el otro, y su necesidad de estar juntos o la química que había entre ellos, pero es como cuando sientes que conoces desde hace mucho tiempo a una persona que en realidad acabas de conocer.

El punto es que todo parecía perfecto cuando estaban juntos, pasaban horas platicando de cualquier tema, riendo y tomados de la mano, una buena tarde Diego finalmente se armó de valor y le pidió que iniciaran una relación formal.

Ella desbordaba felicidad cuando estaba con él, era feliz y ahora todo podía ser oficial y para siempre, el chico que se desvivía por ella y la llenaba de elogios, estaba esperando su respuesta finalmente Isabel le tomó de la mano y le dijo que no.

Diego no lo podía creer, sentía que ella decía una cosa y hacía otra, entonces, Isabel que vio la confusión en el rostro del joven le dijo que no pensara que no lo quería, de hecho sentía que era su alma gemela pero que quería hacer las cosas bien.

Diego le dijo...

Que haría lo que fuera por ella.

Isabel propuso volver, hablar con sus padres, ver qué opinaban, pero el joven sabía que esa sería su perdición, que el padre de la joven no aceptaría su relación porque él era pobre.

Aún así decidió complacer a su amada.

El padre de la chica vio a su hija tan enamorada del joven que no quiso ser él, el que la decepcionara, así que acordaron todos darle a Diego un plazo de 5 años para hacer riquezas y volver para casarse con su amada si no lograba ser sumamente rico, ella sería casada con otro.

Por supuesto que eso era lo que el padre de la chica esperaba. Pero Diego no pensaba decepcionarla, besó a su amada sin saber cuando se volverían a encontrar, y a partir de ese día pasó hambre, frío y muchas penurias, incluso partió a la guerra, pero seguía enfocado en su meta.

Ya habían casi los 5 años e Isabel seguía confiando en la palabra de su amado, él jamás la decepcionaría, volvería pronto y se casarían.

Y sucedió que una tarde un joven soldado con el rostro oculto por un casco, entró en la ciudad a caballo.

Al cruzarse con Isabel se detuvo.

Se quitó el casco, y entonces Isabel le vio el rostro.

Era un desconocido, que dijo llamarse Tarsicio, estaba en busca de isabel porque traía una terrible noticia, Diego había muerto, él lo vio con sus propios ojos.

Isabel cayó al suelo y se puso a llorar, el padre de la chica la consolaba, pero en el fondo estaba feliz.

Isabel quería creer con todo su corazón que todo era un error, Diego jamás la iba a decepcionar él volvería, pero su cerebro le decía que tenía que aceptar la realidad.

Confundida se dejó influenciar por amigas y familia y aceptó que su padre la comprometiera con otro joven.

Muchos fueron invitados a la boda, el pueblo se alegraba de que la joven se fuera a casar pronto, quizá así podría olvidar a su difunto amor.

Y mientras la boda empezaba, muchos lugareños vieron con asombro al joven a caballo que entraba a la ciudad.

Era Diego.

Diego había vuelto justo antes de que el plazo se cumpliera, había seguido el plan de su amada, había soportado hambre, frío y sobrevivido a una guerra, había logrado volver con honores y una gran fortuna, pero ella se estaba casando con otro

Al enterarse, se dijo así mismo...

Que si ella era feliz aceptaría vivir con el corazón roto, vio con tristeza a su amada a la distancia, y aunque estaba resignado, aún así le haría saber a Isabel que no faltó a su promesa y había vuelto, que la promesa de ese beso lo mantuvo vivo.

Esperó a la noche y entró a la habitación donde ella dormía.

Isabel no daba crédito a sus ojos, se soltó a llorar y lo abrazó, al fin estaban juntos de nuevo, Diego acercó sus labios a ella, ese beso que había esperado tanto y lo mantuvo vivo estaba a punto de darse.

Pero Isabel lo rechazó, estaba confundida, necesitaba pensar, “Bésame” le dijo Diego, ella le dijo que no, en algunas versiones el dialogo es más extenso, incluso Isabel le dice que se olvide de ella pero el punto es que Diego le pidió de nuevo un beso y ella le dijo “No quiero”.

En ese momento el corazón De Diego se rompió, el dolor fue tanto que se hincó y cuando Isabel se acercó a ver a su amado y tratar de decirle algo, se dio cuenta que Diego ya había muerto.

Horrorizada gritó y su marido despertó, vio el cuerpo e Isabel le contó todo, el marido le dijo “Pues le hubieras dado un beso, ahora está muerto y la gente pensará que es por mi culpa”, entonces lo sacaron al amparo de la noche y dejaron el cuerpo en casa de Diego.

A la mañana siguiente Isabel descubrió que había elegido terriblemente mal, había perdido a Diego para siempre, estaba con alguien que no amaba y ella no amaba, al menos no como ella quería ser amada, como Diego la amaba. Y decidió ir al funeral de su amado.

Todos se escandalizaron al verla llegar, pero ella no se intimidó, había perdido al amor de su vida por dudar, su alma gemela estaba muerta por su indecisión así que esta vez no iba a dudar, entró a la iglesia y caminó sin titubear hasta llegar al cuerpo de Diego.

Levantó la mortaja y vio el rostro de su amado, ella no podía dejar de pensar que Diego había muerto por su culpa, ella le negó un ultimo beso al hombre que mejor la había tratado y querido y entonces ante el asombro de todos, lo besó.

Al menos ella le pudo dar el ansiado beso.

Al besarlo recordó todo lo que sentía, el amor de su vida, su alma gemela había muerto y ella se abrazó a su cuerpo con el corazón roto, los asistentes estaban asombrados y fueron a pedirle que se retirara, pero al tocarla se dieron cuenta que Isabel había muerto.

Ambas familias decidieron enterrarlos juntos, quizá en el otro mundo sí pudieron continuar su romance.

Y de ahí surge el dicho “Los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él”, porque al final estaban destinados a estar juntos pero ambos se complicaron demasiado las cosas.

El amor no debe ser difícil, en él no hay pretextos y las cosas fluyen, si amas a alguien demuéstraselo antes de que sea demasiado tarde

Recuerda que no estamos aquí para acumular arrepentimientos por cosas que no hicimos, vienes a esta vida por recuerdos y experiencias

Fin.