Se prometieron hacerse todo el bien que puedan.
Se tomaron de la mano.
Brotó la poesía. La esperanza. La paz.
Brotó todo eso que nace cuando se sabe que uno está acompañado en la vida.
Se dijeron sí, a la vida compartida en el fuego de las luchas y triunfos.
Hagámonos bien.
El tiempo quiso hacer pausa y el viento se hizo espectador. Él respondió: Yo creo que mi bien eres tú.
Aún si pasas por aquella avenida, se escucha al tiempo y al viento cantar de alegría.
Volver a abrazarte.
Volver a ese instante.
En que mis demonios huyeron.
En que mis sombras bailaron.
Volver a ese canto.
En el que canta la esperanza.
En el que sueña el amor.
Volver, volver, volver.
Para recordarme.
Para recordarte.
Porque nos elegimos.
Algunas personas nos reparan y luego, nos rompen.
Algunas personas nos rompen.
Algunas personas.
Algunas.
Menos mal.
No todas.
- Le dijo aquel doctor de las letras a su doctor del alma.
No cruce las estrellas que anuncian la soledad.
No cruce las avenidas de las excusas.
No cruce hasta aquí. Aparqué mis miedos a dos cuadras ni a mi invierno a una, para hacerte llorar sino para hacerte feliz, recordarte a que sabe tu sonrisa.
De donde las cicatrices aman
sanarse entre besos.
Soy débil.
Soy una lluvia de barro.
Soy una lágrima perdida.
Soy una dirección perdida de sí misma.
Soy una seguridad insegura de su peso.
Pero.
No lo olvides.
Mis brazos.
Mis manos.
Mis ojos.
Siempre.
Serán tu casa.
Amamos rápido.
Olvidamos lento.
Decimos te amo, rápido.
Decimos lo siento, lento.
Disfrutamos rápido.
Herimos lento.
Hacemos el amor rápido.
Hacemos la guerra lento.
Desechamos rápido.
Recuperamos lento.
Llamarte el amor de mi vida, sabiendo que podías escoger otra vida.
Llamarte perfecta para mi, sabiendo que podías mostrar tus sombras a otro cuerpo.
Llamarte futuro, sabiendo que podías acabar la historia, hoy.
No te alejes.
No te marches.
En un día.
Vuelvo a quererte.
Vuelvo a extrañarte.
Vuelvo a buscarte.
En un día.
Vuelvo a elegirte.
Porque está bien.
Sentir que cada día.
Es 30 de diciembre.
Las canciones son pistas imaginarias donde mover tus caderas.
Para ti.
Los versos de este poeta son retablos de una obra que sólo puedes entender tú.
Para ti.
Los besos de esta noche son lenguaje que nos inventamos.
¿Y para mí? Eres la razón de este inventario.
No te des cuenta, por favor, que tu mirada me desarma la impaciencia.
No te des cuenta, por favor, que tu beso me mata el temor.
De un acontecimiento sencillo.
El beso de la mañana.
La voz de buenas noches.
La mano alzando lo caído.
El miedo intentando bailar conmigo.
De un acontecimiento sencillo.
Amarte. Compartirme. Donarme.
Amarme. Compartirte. Donarte.
Amarnos.
Novato en besarte.
Experto en poesía.
Novato en declararte mi amor.
Experto en bailes.
Novato ente tus brazos.
Experto en sábanas.
Novato entre tus piernas.
Experto del amor.
Novato en amarte.
Experto de la Paz.
Novato en hacerla.
Por ti. Para ti. Porque sí.
Para condenarme a olvidarte.
Te fuiste, dejando algunas cosas.
Para condenarme a extrañarte.
Con un abrazo.
Con un aquí.
Con un estar.
Con un lagrimeo.
Con un otro.
Lo malo desaparece.
Porque todo cambia.
Cuando al juntar mi mano con la tuya.
Jugamos a salvar mundos.
Nuestros mundos.
Un beso.
Un abrazo.
Volverte a elegir.
Y así, todos los días.
Hasta que los días sean...
El resto de mi vida.
Aprenderte.
Aprenderme.
Aprendernos.
Tú.
Yo.
Nosotros.
Me soltaste.
Me despediste.
Usaste unas palabras.
Manejaste unos gestos.
Propiciaste un tiempo y espacio...
Todo...
Como si llevaras ensayando toda la vida.
Así sin más.
Desnudó ante tu ausencia.
Abierto ante tu silencio.
Durmiendo ante tu memoria.
Te extraño.
Todo me habla de ti.
Todo lo hablo por ti.
Todo.
Te extraño.
Me volviste a herir.
Te pedí paz.
La tomaste de un sorbo y la escupiste en el suelo, no sin antes herirme de nuevo.
Y yo, tomando mi memoria, he decidido recordarte de otra manera.
Y decirme: “Las personas son cómo decidimos recordarlas”
Se te cayó mi corazón de las manos.
Y lo entendí, estábamos aprendiendo.
Y quisiste ponerte por apellido: Desierta.
¿Desierta? Lo dijiste convencida, como se esta de la pasión que lo mueve a todo. Lo dijiste, sin más.
Te quise llamar casa, presente y tú, quisiste ser todo, sola.
Existo cuando me atrapas.
Existo cuando me miras.
Existo porque tú.
Existo porque tú.
Existo contigo.
Existo en tus ojos, en todas las curvas de tu cuerpo, en el adn que se queda en tu espalda cada vez que me refugio en ti.
En ti, existo.
Tan ella.
Que deje de nombrarla de alguna manera.
Y aún busco, en el crepúsculo de mi alma, alguna palabra que no sea ella para nombrarla por primera vez.
Difícil tarea.
Tendida en el tiempo.
Angustia de amor.
Ella.
Tan ella.
Sin poder nombrarla.
Beso en la tarde.
Ni soy tu libertad.
Ni soy tu isla.
Ni soy tu redentor en cruz.
Ni soy el amor perfecto.
Ni soy el único poeta que le inspires.
Ni soy el ganador de las mejores posibilidades.
Ni soy para ti sino quieres.
Ni corrijo mi error sino te quedarás a verme nacer
Siempre que tú abrazas.
Habré llegado a mi hogar.
Serias mi trinchera favorita en las tardes.
El lugar donde habitar mis mejores poemas.
Mi trilogía favorita:
La vida.
Tu.
Y yo.
Lo siento.
Lo lamento.
Quiero estar contigo.
Quédate conmigo.
Abrázame.
Puedes mejorar esto.
Mi nueva medida de espacio: tú
Mi nueva medida de distancia: tú.
Mi nueva medida de velocidad: tú.
Porque no es lo mismo mi tiempo en ti que sin ti. Mi espacio contigo que sin ti. Mi distancia de ti que sin ti. Mi velocidad a ti que no.
No estaba listo para perderte.
La palpo.
La siento.
La toco.
Todos los días muero por verte.
Para bien.
Para sonreír.
Para enfrentarme a mis miedos.
Para abrazar mis heridas.
Para amar mis limitaciones.
Para crecer en el amor.
Para bien.
Es decir.
Me cambiaste la vida para quedarte.
¿Cierto?
Te susurré al oído: “Te necesito”.
No he sido tan libre como en aquel instante.
Calma.
Canta.
Camino.
Capacidad.
Carta.
Casa.
Tengo 6 futuros en el horizonte.
Todos contigo.
No te vayas.
Quédate.
Una vida más.