Ha venido de visita al laboratorio John Martinis (el más alto de los 3). Hemos podido conocer de primera mano los detalles de Sycamore, el procesador cuántico de Google, y hemos debatido bastante sobre hardware cuántico. Aquí os dejo algunas impresiones 
Para quienes no lo conozcáis, Martinis es el líder del laboratorio donde se ha demostrado por primera vez que un ordenador cuántico puede llevar a cabo una tarea que está fuera del alcance del mayor superordenador que existe hoy en día (supremacía cuántica)
Hay que dedicar mucho tiempo y recursos a la ingeniería de microondas para tener un procesador en dónde los componentes solo interactúen cuando tú quieres.
Gente encargada de diseñar los cursos de ingeniería de telecomunicaciones/electrónica, hay que ir empezando a pensar en meter en los planes de estudio diseño de circuitos cuánticos.
Es posible fabricar un procesador como Sycamore en una sala blanca de universidad, pero hay que automatizar la mayor cantidad de procesos posibles. Hay que industrializar la sala blanca.
La coherencia cuántica por encima de todo. Hay que hacer cualquier cosa que esté a nuestro alcance para alargar al “vida cuántica” de los qubits. Si hay que poner más lineas de control, se ponen y punto.
Calidad vs cantidad. En Google están listos para poner más qubits a sus procesador, sin embargo, es preferible mejorar primero la calidad de éstos para reducir los errores.
Lo que limita los qubits hoy en día es lo que se conoce como fluctuadores de dos niveles. Esto se lleva estudiando 40 años y todavía no se sabe cuál es su origen. Aquí hay bastante trabajo para los físicos.
SORPRESÓN!! No hay factores adicionales que introduzcan error en el circuito en los circuitos cuánticos al aumentar su tamaño. Conocer la ratio de errores de puertas lógicas individuales es suficiente para predecir la fidelidad de un circuito entero.
Sin embargo, hay que ver si se puede predecir tan fácilmente la fidelidad de un circuito que no consista solo en puertas lógicas aleatorias
El próximo gran paso será construir un procesador de 57 qubits para probar la corrección de errores. Si ese experimento sale bien, va a ser algo mucho más interesante y relevante que el experimento de la supremacía cuántica.
Ya se está utilizando Sycamore para cálculos de química.
Por último, la pasión y el entusiasmo con que Martinis comenta sus resultados es increíble. Se le nota muy feliz de llegar tan lejos como ha llegado.
Además, trabaja activamente en el laboratorio, aunque supongo que eso se debe a que ya no tiene que dar clase, ni solicitar becas, ni hacer tareas administrativas, ya que tiene a Google como mecenas.
Por cierto, es un gigante cuántico, pero también en sentido literal. Mirad que tamaño, yo mido 1.8 m
