Un ejemplo que, a mi juicio, demuestra que también la crítica de la economía política debe pasar por el rodillo de la crítica revolucionaria bajo la forma de Balance. Marx sobre el plustrabajo en el comunismo (El Capital, libro III, sección 7.ª, capítulo XLIX). 
En el mismo cap. ("Para el análisis del proceso de producción"), Marx afirma que, "tras la supresión del modo capitalista de producción", persistirá la determinación del valor en tanto en cuanto habrá tiempo de trabajo que regular y distribuir entre los productores conscientes.
En el capítulo siguiente, titulado "La apariencia de la competencia", asevera igualmente que las bases del plustrabajo representado en el plusproducto (en la organización capitalista, mediada a su vez por la plusvalía) son comunes a *todos* los modos sociales de producción.
En "La fórmula trinitaria", donde expone la fórmula del capital bajo la tríada capital-interés, tierra-renta del suelo y trabajo-salario, afirma que "[p]lustrabajo en general, como trabajo que rebasa la masa de las necesidades dadas, tiene que quedar siempre".
Plustrabajo que en los sistemas esclavista, feudal y burgués adopta una forma antagónica. Marx sentencia que un aspecto civilizador [sic] del capital reside en sentar las bases para una vinculación superior, en el comunismo, del plustrabajo y la menor cantidad posible de trabajo:
Acto seguido dirá que "el reino de la libertad empieza allí donde se acaba el trabajo determinado por la necesidad y la finalidad externa". Libertad que solo puede sustanciarse en un sujeto colectivo consciente que, por primera vez, deje de estar dominado por un poder externo.
No obstante, frente a tentaciones unilaterales, el alemán recuerda que seguirá existiendo el "reino de la necesidad", si bien esta será ahora la base, por vez primera, para el desarrollo no ya de las fuerzas productivas como ente ciego, sino de las FUERZAS HUMANAS. Marx de nuevo:
La "reducción de la jornada laboral", es decir, del tiempo destinado a la producción y reproducción de las necesidades de la nueva humanidad emancipada, organizada de modo consciente y universal, es para Marx nada más y nada menos que la "condición fundamental".
Reino de la libertad en tanto que subjetivación consciente de la humanidad, superación de los "hechizos" del capital, de "la objetivación de las relaciones sociales", de "la mixtificación del modo capitalista de producción", que entrelaza directamente
Subjetivación en oposición a una objetivación emancipada de los propios agentes de producción, añadirá Marx, cuyas "leyes naturales omnipotentes (...) los [nos] dominan sin voluntad y (...) se imponen frente a ellos [nosotros] como necesidad ciega".
Una guerra a muerte contra el viejo mundo hasta disipar y superar "esta falsa apariencia y este engaño, esta emancipación y consolidación de los distintos elementos de la riqueza entre sí, esta personificación de las cosas y esta cosificación de las relaciones de producción."
¡"[E]sta religión de la vida diaria"! La genuina y más potente religiosidad de la sociedad moderna, que es "Monsieur le Capital" como relación social históricamente constituida que no solo nos exprime y masacra, sino que nos desubjetiva. ¡Cuánto comunismo late en "El Capital"!
Y cuánta intencionalidad subjetivo-revolucionaria entre el análisis científico-positivo presente en la crítica de la economía política de Marx. Toda una apuesta de revolución total, antropológica y ontológica en eso que algunos siguen vendiendo como "libro de economía" (!).
