Este hilo ha tenido muchísimas más impresiones positivas que negativas, lo cual es un alivio. Pero a los ofendidos les digo: no me voy a retractar por celebrar que en Venezuela aún quedan unas pocas cosas positivas. Eso no es conformismo ni insensibilidad.
Conformismo e insensibilidad sería que yo me negara a reconocer la situación calamitosa en la que casi toda Venezuela se encuentra y que instara a aceptar el statu quo chavista. Yo no hice nada de eso y el hilo lo deja bastante claro. Que algunos no quieran leer es otra cosa.
Por razones de tiempo, no pude salir de Caracas durante mi estadía breve en Venezuela. No estuve en Maracaibo, ni en San Cristóbal ni en Ciudad Guayana. Pero estamos en el siglo XXI. Uno no tiene que estar físicamente presente en un sitio para tener una idea de cómo es.
Y yo, en efecto, estoy muy al tanto de la precaria situación en todos esos rincones. No solo porque tengo amigos allá, sino porque sigo a periodistas en el sitio que reportan constantemente lo que sucede. Sé de los apagones, de la falta de agua y de gasolina, etc.
Lo que sí tuve tiempo de hacer fue un paseo por el centro de Caracas, un viejo hábito mío cuando vivía en la capital. Estuve en un Metro en estado deplorable (retrasos, falta de aire acondicionado, etc.). Vi calles colmadas de basura y niños indigentes.
Todo eso existe. Es parte de la destrucción de los servicios públicos y de la crisis humanitaria. Hay que ser muy prejuicioso para asumir que uno no está al tanto, o muy perezoso para leer si uno mismo da a entender en un breve hilo de Twitter que sí está al tanto.
Y al margen de lo que unos leyeron y otros no, está el problema de la furia comprensible, pero mal canalizada. Los pocos que viven en las zonas relativamente acomodadas de Caracas o las frecuentan no tienen la culpa de que el resto del país atraviese una situación espantosa.
Por el contrario, en esas zonas vive gente que si en algo ha destacado ha sido en su oposición al chavismo. Años votando contra Chávez y sus secuaces. Marchando. Exponiéndose a la represión. Recibiendo el odio del poder ("sifrinitos del este").
Esas personas no han desaparecido. No todos están muertos, tras las rejas o en el exilio, aunque algunos delirantemente lo crean así. Siguen en su zona habitual, y ahora resulta que si tienen algún gozo material o negocio, son "conformistas insensibles" o, peor, "enchufados".
La crisis ha golpeado a todo el mundo, pero no a todo el mundo por igual. Todos sabemos quién es el culpable, y no se trata de los pocos a quienes la crisis no ha golpeado tan duramente. Así que por favor, por el amor de Dios, no dirijan su ira hacia esas personas.
