“El otoño es una segunda primavera, donde cada hoja es una flor”, dijo Albert Camus. Pero, cómo explica la ciencia el espectacular cambio de colores que sufren los bosques que tanto asombran y fascinan a todo el mundo. 
Empecemos por el color verde que caracteriza a la mayoría del mundo vegetal. Los vívidos tonos verdes de las plantas se debe a la necesidad de realizar la fotosíntesis con la que nutrirse.
La clorofila es la biomolécula clave para que la planta pueda convertir la luz solar en glucosa y obtener así energía para realizar sus otras funciones. De manera que las hojas contienen millones de estas moléculas.
La clorofila tiene dos tipos de absorción en el espectro visible. Una entorno a la luz azul (400-500 nm longitud de onda) y otro en la roja (600-700 nm), lo que más refleja es la zona intermedia (500-600 nm) que corresponde al color verde.
Por esta razón las plantas son principalmente verdes, porque contienen millones y millones de moléculas de clorofila para poder transformar en energía la luz solar.
Pero la clorofila no es el único componente que da color a las hojas, existen otros componentes como carotenoides y antocianinas en ellas.
A medida que avanza el otoño y los días se van haciendo más cortos, la producción de clorofila en las hojas se ralentiza, haciendo que poco a poco vayan saliendo a la luz los “otros” colores de las hojas.
La clorofila es muy inestable, muy frágil y tiene que estar continuamente sintetizándose, con la reducción de luz en otoño, el árbol reduce la savia que llega a las hojas y ralentiza con ello su producción para ahorrar energía, se prepara para el invierno.
Durante la fotosíntesis, las hojas liberan agua que cubre parte de su superficie, en invierno esta húmeda aumenta el riesgo de congelación, una razón más para desprenderse de la clorofila por una temporada.
Al deteriorarse la clorofila y no renovarse su producción, el verde va desapareciendo y se van manifestando otros colores que llevaban meses ocultos bajo el verde de la clorofila.
En algunas especies predomina el betacaroteno, uno de los carotenoides más comunes que absorbe la luz azul y verde, reflejando la luz amarilla y roja, confiriendo a las hojas un color anaranjado.
Mientras que los niveles de carotenoides suelen ser constantes a lo largo del año, la producción de antocianinas se dispara en otoño. Esta molécula protege a la hoja, prolongando su vida durante el otoño y proporcionándole un espectacular color rojo.
A las antocianinas se les atribuye una función de protección a la luz de las hojas en ausencia de la clorofila, pero también el ser un repelente de insectos, ser un antioxidante e incluso tener capacidad anticongelante ante el avance del frío.
Absorben el azul y el verde, reflejando principalmente el rojo, aunque en algunas especies pueden extender el espectro reflejado hacia los tonos púrpuras. A más luz en otoño, más rojas serán las hojas.
La luz estimula la producción de azúcares y antocianinas, su combinación con otros pigmentos da lugar a toda la gradación de colores que pintan los bosques de otoño.
Los flavonoles, parte de las proteínas flavonoides, también siempre están presentes en las hojas y contribuyen al color amarillo. Son los que proporcionan este color a la yema del huevo.
Siempre presente en la hoja, no se manifiesta su color hasta que cae la producción de clorofila. Es en ese momento en que los colores que salen a la luz fascina e inspira a artistas como Vicent Van Gogh y sus maravillosas visiones del otoño.
Uno de los otoños más bonitos que he visto nunca ha sido el de la Laponía, en el parque de Kilpisjärvi en Finlandia, en frontera con Suecia y Noruega. Ahí el otoño llega pronto, a finales de agosto el paisaje se tiñe de rojos y amarillos.
En otro momento hablaré de las ranas que íbamos a buscar a ese lugar, pero de momento me detengo aquí con un par de fotos de esos momentos en los que la Laponia se prepara para recibir el invierno...
...mientras nosotros buscamos renacuajos recién metamorfoseados a lo largo de sus múltiples lagos...
...y recibíamos, la siempre agradable visita de los renos que pastaban por la zona. En otro momento también hablaremos de ellos, porque son fascinantes. De momento lo dejo aquí. Muchas gracias por haber llegado hasta aquí.
