Thread by @Pedro_Torrijos

Las trincheras de la WWI eran un lugar terrible, pero no se construyeron para morir. Allí vivieron miles de soldados durante meses. En zanjas y túneles con dormitorios, comedores, enfermerías y hasta capillas.

En #LaBrasaTorrijos de hoy, la ciudades-trinchera de la WWI

HILO 👇

Pese a la intención de movimiento perpetuo que tiene 1917, la peli de Sam Mendes, la realidad de la WWI era justamente la contraria: el tiempo se paró.

Durante casi cuatro años, el tiempo era una masa espesa y coagulada entre dos lineas quebradas y casi infinitas de trincheras.

La cosa es que ya desde finales de 1914, los alemanes y los franco-británicos se encontraron con que no eran capaces de avanzar ni un metro.

Por mucho gas que empleasen.

Por mucha artillería y muchos lanzallamas que sacasen al campo de batalla.

Incluso los primero tanques tampoco sirvieron de mucho. Sobre todo porque eran trastos bastante pedestres que a menudo quedaban atrapados en fango y, con demasiada frecuencia, se convertían en carísimos ataúdes de acero para sus propios tripulantes.

Al final nadie podía avanzar porque, en ambos lados del frente se construyó una ciudad. Una ciudad extraña e invisible. Semienterrada en un zig-zag de 700 kilómetros, desde los Alpes al Atlántico como un río que fue mutando de forma y, a la vez, era completamente inamovible.

Esas lineas azules y rojas, quebradas y multiplicadas son los mapas, los planos de las trincheras de la Primera Guerra Mundial.

Y cómo eran, en detalle, esas trincheras?
Pues eran, sobre todo, un lugar para vivir.

Pensad que la batalla de Verdún duró diez meses, DIEZ PUTOS MESES, y murieron más de 260.000 soldados. PERO ES QUE SOBREVIVIERON NUEVE DE CADA DIEZ.

Y sobrevivieron en las trincheras.

Diez meses. Veinticinco millones de segundos sobreviviendo. Veinticinco millones de segundos.

VIVIENDO en la ciudad-trinchera

Porque la ciudad-trinchera era, sobre todo, ciudad. Era una fortaleza preparada para asedios prolongados, donde, por mucho que nos haya contado el cine, los hombres no eran enviados arbitrariamente a la muerte segura que suponía la tierra de nadie.

Para poder resistir tanto tiempo, la trinchera tenía que comportarse, efectivamente, como un lugar donde pasar ese tiempo.

Así que sí, había una primera trinchera del frente, a pocos metros del alambre de espino, pero ese canal no era una pocilga embarrada o, al menos, no era solo eso. Estaba excavada a tres, cuatro y hasta cinco metros de profundidad.

Había asientos, había decenas de espacios cubiertos, ensanchamientos donde refugiarse de la artillería, había rincones donde dormir a la espera de tu rotación y había trincheras de conexión con una segunda y hasta una tercera trinchera de apoyo.

Desde alli nacían otras conexiones con búnkeres acorazados. Y desde allí se llegaban a las enfermerías y a los hospitales de campaña subterráneos y a los despachos del mando y a las salas de descanso y recreo y a los camarotes.

Por que sí, había camarotes y salas de recreo.

Y dormitorios, aunque las literas tuviesen que llevar esta protección contra las ratas.

Algunas trincheras se construyeron desde cero.

En las más complejas se aprovecharon minas abandonadas que conectaron con las trincheras avanzadas mediante túneles subterráneos. Disponían de comedores, cocinas, luz eléctrica alimentada por generadores y hasta panadería, pastelería, carnicería e incluso capilla.

Y cuando no había capillas, los propios soldados improvisaban en la pared un lugar para rezar antes de salir a cielo abierto.

La ciudad-trinchera no era el lugar más acogedor del mundo pero era un lugar donde decenas de miles de personas vivieron durante meses.

Había decenas de espacios cubiertos, ensanchamientos donde refugiarse de la artillería, había rincones donde dormir a la espera de tu rotación

E incluso les ponían nombre a las "calles" de la ciudad-trinchera. Al fin y al cabo, era la única manera de saber dónde vivía cada pelotón y cada soldado. Así se podían repartir las cartas. Y así recordaban la tierra de donde venían.

Porque el soldado de la Gran Guerra apenas pasaba un pequeño porcentaje de su tiempo en la trinchera del frente. Unos días en el mejor de los casos, tres o cuatro semanas en el peor, y siempre repartidos en rotaciones lo suficientemente cortas como para no agotarlos.

El resto transcurría entre un tanto de angustia y un mucho de aburrimiento; limpiando las armas, limpiando los uniformes, trabajando en ampliar la ciudad o en reconstruirla cuando los morteros hubiesen hecho mella.

Las más de las veces simplemente esperando en trincheras de reserva o directamente en la retaguardia. Habían edificado su casa alrededor de la guerra y, por eso, lograron sobrevivieron todos esos meses.

Por eso sobrevivieron tantos.

¿La ciudad-trinchera era arquitectura? ¿Era urbanismo?

Pues no hay planos precisos porque fue cambiando a lo largo de las batallas. Porque se comportaba como un laberinto de espacios y subespacios impenetrable e impredecible, sencillo de defender en el caso muy infrecuente de que las tropas enemigas lograsen asaltarlo.

No hay planos porque no se considera urbanismo y mucho menos arquitectura. Y sin embargo, fue la ciudad más eficaz que ha existido en la civilización occidental.

El único artefacto capaz de resistir a la guerra que acabaría con todas las guerras.

Y con esta imagen de unos soldados felices y brindando porque seguían vivos, terminamos #LaBrasaTorrijos de hoy.

Ya sabéis, si os ha gustado, se agradecen mucho los RTs, los follows y que me invitéis a un pincho de tortilla.

Nos vemos en un nuevo capítulo el próximo jueves a la misma hora.

Si queréis conocer más territorios improbables, recordad que todos los episodios de #LaBrasaTorrijos están archivados en mi tuit fijado, que es este:

https://twitter.com/Pedro_Torrijos/status/1181954511893610496

Las fotos del episodio de hoy son de:

Imperial War Museum, Jeff Gusky, Mary Evans, Miramad y unas cuantas de dominio público.

(Fin del HILO ☝️)

(Y en el próximo capítulo vamos a viajar hasta Rusia para conocer a un mafioso y a la casa de madera más alta (y más rara) de la historia)

Por cierto, estoy comenzando a hacer episodios más pequeños de #LaBrasaTorrijos todos los martes en Instagram.

Por si queréis echarle un vistazo a mi cuenta:
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También estoy haciendo episodios en Facebook, por si no tenéis Instagram: facebook.com/pedrotorrijos.…