Todos ellos generan desconcierto e incertidumbre.
Quiero hacer un #HiloYTal sobre eso.
Llevamos casi tres meses hablando de él.
Estuvo lejos y ahora está aquí.
Hemos desplazado el foco hacia el virus y la enfermedad que le acompaña.
El flexo me vale que sea el del logo de Pixar.
Puede llegar dando saltos.
Ahora mismo el flexo, toda nuestra luz, está sobre el coronavirus.
Estamos clavados ahí.
Es lógico.
Y tenemos miedo.
También es lógico.
Lo sé.
Es difícil.
E imaginad que ese mismo proceder se hubiera realizado con otra enfermedad. Por ejemplo casos de meningitis o muertes por neumonía.
Caso a caso.
Fallecimiento a fallecimiento.
¿No tendríamos ahí el foco?
Si trabajas con pacientes críticos en tu práctica habitual tienes al año varios casos de enfermedades banales (o no) que provocan procesos severos o el fallecimiento de pacientes con factores de riesgo... o no.
Forma parte de nuestra práctica clínica.
¿No habría también incertidumbre y miedo?
¿Estaríamos tranquilos?
Imaginad que los sanitarios nos dedicáramos a enviar audios de WhatsApp sobre eso.
Es la semilla que de la incertidumbre puede ir al pánico.
Y del pánico a la duda.
Porque de ahí surgen las preguntas y tenemos derecho a preguntar o preguntarnos.
Probablemente no se haga con mala intención, pero si oímos algo así y no estamos habituados a la incertidumbre vamos a compartirlo.
Y el audio viaja.
Y se hace viral.
Y pasa a ser un relato quizá de terror que hace más fuego del fuego.
Hay gente que con los bulos tan solo quiere verlo todo arder.
Otros buscan un bien que no lo consiguen al descubrir que sus palabras se escapan.
Pulsar “grabar” tiene consecuencias.
O puede que dado el contexto actual añada más incertidumbre y dudas y necesites compartirlo para sentir que no estás tan solo.
Para alimentar esa sospecha que tienes.
Y pulsas “enviar”.
Situación inaudita en el que nos vemos como reflejo de otros países.
Pensemos hacia dónde miramos.
No hay peor mensaje enviado que aquel que nos lleva hacia donde nunca debimos ir.